Barahona: Receptora de remesas y exportadora de capital humano.
Por David Ramírez.
Para nadie es un secreto que de
las cuatro provincias de la Región Enriquillo, Barahona es la que más
exporta capital humano, principalmente joven, hacia otras latitudes. Me
atrevería a jurar que prácticamente no existe un país en el mundo donde
no esté residiendo un compueblano.
La diáspora barahonera es muy
visible económicamente en las grandes urbes de países como EEUU, España,
Canadá e Italia. Pese a no existir estadísticas confiables sobre el
número de compueblanos dispersos por todo el mundo, sabemos que muchos
de ellos han llegado a establecerse exitosamente y son dueños de
negocios importantes.
Los aportes económicos de la
diáspora son bastante significativos. Las remesas que envían desde esos
países movilizan cientos de millones de dólares para beneficio de
familias pobres. La situación es tal, que en muchos municipios de la
provincia, la única fuente de ingresos que reciben sus habitantes son de
las remesas que les envían sus familiares.
Los datos del último censo
revelaron que 1,825 hogares de la provincia de Barahona reciben remesas
de residentes en el exterior. Lamentablemente estas remesas no han
logrado impulsar el desarrollo económico de la provincia porque son
utilizadas para, en su mayor parte, cubrir los gastos en el hogar.
Las remesas son importantes,
pero no ayudan acabar con la pobreza. Uno de los graves problemas que
tiene nuestra provincia es el crecimiento continúo de la despoblación
humana.
En muchos municipios, que en el
pasado eran zonas activamente productivas, la cantidad de habitantes es
cada vez menor. El censo del 2012 reveló cifras bastantes preocupantes;
la presencia de jóvenes en edad productiva es cada vez más escasa en
algunos municipios, sólo la población envejecientes es la única que está
dedicada al trabajo productivo, en su mayor parte, en actividades
agropecuarias.
La falta de oportunidades de
trabajo y la necesidad de mejorar las condiciones de vida ha
incrementado la migración entre los jóvenes, que son el capital humano
más importante y el motor de toda economía. No existen cifras oficiales y
privadas que nos revelen la tasa de jóvenes que anualmente migran hacia
las ciudades u otros países, pero sospechamos que es bastante elevada.
Ante la falta de políticas del
Estado para generar empleos es muy probable que la tendencia de los
jóvenes a emigrar se incremente con los años, lo cual ahondaría aún más
la pobreza en nuestra provincia.
Una de las propuestas del
denominado Plan de Desarrollo de Barahona (PlanBa), un plan que no
termina de cuajar, es establecer un plan maestro de desarrollo integrar
para el sector turístico, minería y la agricultura, este sería el primer
paso para retener el capital humano.
Pero un plan de desarrollo no
arranca sólo con capital físico, se necesitará una fuerza de trabajo
joven, bien preparada y educada para poner lo en marcha. En pocas
palabras, nuestra provincia nunca tendrá crecimiento y desarrollo si las
autoridades no toman en cuenta, antes de poner en marcha el plan, el
fundamento humano.
Primero hay que retener el
capital humano e invertir para su desarrollo, esto sólo se logra
fortaleciendo la educación y la salud de nuestros habitantes.
Mientras no se tomen en cuenta
estos factores, Barahona será siempre una provincia pobre receptora de
remesas y exportadora de capital humano.