martes, 6 de mayo de 2014

KILSSY MENDEZ! La Mejor vajilla, artículo de opinión

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La mejor vajilla
Por: Kilssy Méndez/Tomado de Cuatriboliao.net
República Dominicana es uno de los pocos países en el mundo donde el turista12 se siente mejor que en su propio hogar. Con el ir y venir de los años y los cambios forzados que todas las sociedades van experimentando, este país sabe mantener la misma calidez que da un buen café en las mañanas.


Es cierto que algunas veces nos vemos abrumados por los altos costos de la vida, con las pocas oportunidades que nos brinda la desigualdad social existente y el grito enmudecido que produce la creciente delincuencia que poco a poco nos arropa, pero con todo esto los dominicanos sabemos tener una gran reserva de amabilidad natural y espontánea con la que logramos que el turistas que nos visita disfrute de lo mejor que tenemos.

Sí, natural. Antes de que el dominicano supiera lo que significaba la palabra turismo, ya sabía lo que era brindar a su visita lo mejor dentro de lo poco que tenía, una costumbre que a diferencia de otros países se mantiene de generación en generación, ya que desde el momento en que pensamos en tener un hogar, de forma inmediata pensamos en el rinconcito de las visitas, los muebles, las vajillas, las sabanas, las toallas y hasta los cepillos de dientes para las visitas.

Y como muchos dominicanos crecí en un hogar en donde teníamos que sentarnos en las sillas viejas porque las nuevas eran para esas distinguidas visitas y comer con los platos casqueados porque esa hermosa vajilla volvía intacta a su caja una vez que las visitas se marchaban, sin olvidarme de los vivos colores que mantenían algunas cortinas y cobertores porque solo vestían las habitaciones con ellas en esos días de visita para hacerlos sentir como reyes y yo en mis adentros anhelaba ser una visita eterna para disfrutar de esas comodidades siempre.

No es extraño que esta conducta aprendida en nuestra primera escuela, que es nuestro hogar, sea la que apliquemos en nuestra sociedad en general y tengamos como costumbre reservar lo mejor para el que viene y no para el que vive los 365 días del año trabajando para tener un país destacado.

No es honesto exhibir nuestro patriotismo solo en fechas patrias con banderas nuevas, tapar los hoyos solo cuando viene el presidente, tener una mayor seguridad policial solo en fechas o eventos especiales, limpiar nuestras playas solo en semana santa y acondicionar nuestra entrada solo cuando vienen visitas.

Dejar de hacer las cosas para llenar las expectativas de los demás y hacerlas para llenar nuestras propias expectativas, será el primer paso para tener una sociedad diferente, porque si bien es cierto que nuestras visitas son importantes no es menos cierto que nosotros somos igualmente importantes como esas visitas, porque vivimos, trabajamos y velamos para tener un hogar digno de recibir visitas y por ende tenemos derecho de disfrutar de aquellas cosas que con esfuerzo adquirimos para brindarles a los demás.