martes, 29 de julio de 2014

VIEJEVA DE INFARTO! Cameron Diaz al desnudo. Regresa a la comedia gamberra con ‘Sex Tape’

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Cameron Diaz regresa a la comedia gamberra con ‘Sex Tape’, una historia alocada en la que un matrimonio intenta recuperar un vídeo porno perdido “en la nube”

Javier Estrada/Tomado de http://www.metropoli.com
 
Desde que debutara a lo grande, con La máscara, en 1994, Cameron Diaz (San Diego, California, EEUU, 1972) ha sido siempre esa actriz de comedias a la que muchos identificaban por su sonrisa seductora y sus intensos ojos azules. Hoy, el tiempo ha pasado, ha probado suerte en producciones más dramáticas (Un domingo cualquiera, Gangs de Nueva York, En sus zapatos) y alguna que otra cinta de acción (Los ángeles de Charlie), pero sigue siendo la comedia su género favorito, tras taquillazos como La boda de mi mejor amigo, Algo pasa con Mary o la reciente No hay dos sin tres.

Ahora, en Sex Tape. Algo pasa en la nube, la actriz da vida a Annie, una mujer con dos hijos felizmente casada con Jay (Jason Segel). Hace diez años, cuando ambos eran jóvenes, el sexo lo ocupaba todo. Pero hoy, sus quehaceres cotidianos y su responsabilidad como padres les ha hecho dejar de lado su vida sexual. Decididos a poner punto y final a esta situación, Annie y Jay pasan una noche solos en casa y grabando un vídeo porno con todas las posturas sexuales imaginables. Pero, sorpresa, el contenido que ambos guardaron en su iPad está a la vista de todos aquellos a los que Jay regaló sus iPads antiguos y con los que comparten archivos «en la nube», incluido Hank (un histriónico Rob Lowe), el nuevo e imprevisible jefe de Annie. Será éste el punto de partida para que vivan una noche de infarto intentando recuperar cada uno de esos aparatos y evitar que nadie más les vea haciendo el amor. Dirige Jake Kasdan, con quien Segel y Diaz coincidieron en Bad Teacher.

Para hablar de sexo sin tapujos, ¿es lo más importante hacerlo en clave de comedia?

¡Desde luego que sí! De lo que esta película habla por encima de todo es cómo dos personas sienten una tremenda vergüenza al descubrir que algo que han realizado de forma libre ya no es seguro, no les pertenece. Lo han hecho porque les apetecía, pero tienen claro que nadie más debe verlo. Así que, cuando eso pasa a mayores, aparecen situaciones esperpénticas. De esa locura hablamos mucho Jake, el director, Jason y yo, antes de ponernos a rodar.

¿Qué te parece la visión que ofrece Hollywood sobre la vida sexual de las mujeres de nuestra época?

Bueno. Creo que nos estamos acercando poco a poco a lo que de verdad ocurre en la realidad. Es una de las grandes preocupaciones que muchas tenemos cuando vemos qué papel se le otorga a la mujer en muchas películas. En ésta, por ejemplo, se comprueba que es el hombre, en este caso Jason Segel, el que sufre menos que la mujer, a la que interpreto yo, en una situación tan violenta como la que se plantea. Es en este tipo de situaciones cuando queda bien claro que la mujer pasa a convertirse en un objeto. A mí me gusta pensar que mujeres como Annie plantean a sus parejas rodar una cinta picante porque se sienten conectadas con quien comparten su vida. Y eso es algo que siempre hay que hacer, primero, para una misma; y, después, para dejar de ser sólo un objeto.

Por cierto, ¿cómo definirías tu relación con la tecnología?
Creo que me odia. Si no, no comprendería por qué nada me funciona, nada se conecta, ni puedo leer mis correos… ¡Soy un desastre total!

“Jason y yo somos buenos amigos y conscientes de que en esta película lo fundamental era sentirnos cómodos. ¡Y que no hacíamos el amor, sino sólo pasárnoslo bien!”

En esas conversaciones previas al rodaje, ¿tenías claro que la acción debía suceder en una noche?

Sí, pero no caímos en que, cuando ruedas algo que sucede prácticamente en una sola noche, ¡debes llevar la misma ropa todo el tiempo! En ese sentido, Jason tuvo menos suerte que yo. Y te lo digo porque yo llevaba zapatos supercómodos y pantalones vaqueros. Él, en cambio, iba sudado, salpicado de sangre y con la camiseta rota.

Con Jason Segel coincidiste en Bad Teacher. ¿Cómo ha sido este reencuentro ante las cámaras?

Muy bien, además de ser buenos amigos, hemos sido muy conscientes de que en una película como ésta lo fundamental era sentirnos cómodos el uno con el otro. ¡Y que no hacíamos el amor, sino sólo pasárnoslo bien!

Muchos actores, cuando ruedan escenas de desnudo, solicitan un equipo mínimo de rodaje. ¿Cómo rodaste las tuyas en esta cinta?

Como en el caso de la ropa que debía llevar durante gran parte del rodaje, con esa parte también tuve mucha suerte. Mis desnudos son mínimos y por mi parte, ¡dejé muy poco al descubierto! (Risas). Por si fuera poco, el equipo con el que trabajamos fue de lo más profesional e hizo posible que el ambiente fuera relajado y cómodo. A veces, a los que no se encargaban estrictamente de la imagen, les echaba un vistazo y ¿sabes que hacían? Mirar sus móviles como si no les importara lo más mínimo que Jason y yo estuviéramos casi desnudos. Eso te da mucha confianza.

¿Has pensado qué harías si una cinta tuya subida de tono saltara a la Red?

Ummm (duda). Si vas a hacerlo y se hace pública, en algún momento debes hacer frente a ello. En una situación así, quién sabe lo que haría…

“Desde que hice Bad Teacher parece que no dejo de rodar comedias gamberras. Lo más importante es seguir haciendo películas. Si encima, la gente se ríe contigo, ¿qué hay mejor?”

La historia, pese a lo disparatado de su planteamiento, habla de la pérdida de deseo sexual.

Bueno, Annie tiene mucha suerte en lo que se refiere a ese asunto. Ha decidido casarse con Jay porque le quiere. Y todavía sigue enamorada de él, pensando que está con alguien perfecto. Lo cual no quita para que les falte a ambos mejorar su comunicación. Ese compromiso de conectar sea como sea es lo que les hace luchar por su relación. ¿Sabes qué sería lo mejor? Que pudieran leer la mente del otro. ¡Ya me gustaría a mí poder hacer eso! (Risas)

Después de haber rodado cierta escena encima del capó de un coche de El consejero, de Ridley Scott, con esta película parece que quisieras dejar claro que estás en buena forma física…

¿A qué si? Pues tengo que contarte varios secretos: ¡en la de Ridley Scott no era yo la que hacía brincos! De hecho, creo que necesitaría toda una vida para poder tener esa flexibilidad. Y, es más: las volteretas que ves en Sex Tape tampoco las ejecuté yo. ¡Qué mas quisiera! Si tuvimos que tirar de una acróbata que trabaja en el Cirque du Soleil…

No dirás que no estás en forma…
No, que va. Hago deporte. Pero creo que lo que mejor me sienta es estar feliz conmigo misma. Es mi manera de sentirme en forma. Yo, en ese sentido, sigo mi propia regla: «cuídate más de lo que te descuidas». No conviene obsesionarte tanto con tu cuerpo.

¿En qué momento de tu vida estás?
Puede que en uno de los mejores. Estoy feliz de lo que he conseguido hasta ahora. Pero mucho más de contar con mis amigos y mi familia apoyándome en cada paso que doy.

En los últimos años te has convertido en la reina de la comedia gamberra, un territorio hasta hace bien poco vedado a las actrices.
Bueno, desde que hice Bad Teacher sí que parece que me hubiera ido por ese camino. Lo más importante es seguir ahí, haciendo películas. Si encima, la gente se ríe contigo, ¿qué hay mejor?

¿Crees que una película así ayuda a explotar tu potencial como cómica?

Desde luego que sí. Además, aquí se ha dado la circunstancia de que el director y yo compartimos un sentido del humor muy parecido. A los dos nos gusta llevar la comedia hasta el extremo. Para ello no debes encontrar algo que no estés dispuesto a hacer. Y, por supuesto, no sentir miedo. La comedia tiene mucho que ver con ser honesto; cuanto más honesto eres, más comicidad encuentras en situaciones cotidianas.

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