Cameron
Diaz regresa a la comedia gamberra con ‘Sex Tape’, una historia alocada
en la que un matrimonio intenta recuperar un vídeo porno perdido “en la
nube”
Javier Estrada/Tomado de http://www.metropoli.com
Desde
que debutara a lo grande, con La máscara, en 1994, Cameron Diaz (San
Diego, California, EEUU, 1972) ha sido siempre esa actriz de comedias a
la que muchos identificaban por su sonrisa seductora y sus intensos ojos
azules. Hoy, el tiempo ha pasado, ha probado suerte en producciones más
dramáticas (Un domingo cualquiera, Gangs de Nueva York, En sus zapatos)
y alguna que otra cinta de acción (Los ángeles de Charlie), pero sigue
siendo la comedia su género favorito, tras taquillazos como La boda de
mi mejor amigo, Algo pasa con Mary o la reciente No hay dos sin tres.
Ahora, en Sex Tape. Algo pasa en
la nube, la actriz da vida a Annie, una mujer con dos hijos felizmente
casada con Jay (Jason Segel). Hace diez años, cuando ambos eran jóvenes,
el sexo lo ocupaba todo. Pero hoy, sus quehaceres cotidianos y su
responsabilidad como padres les ha hecho dejar de lado su vida sexual.
Decididos a poner punto y final a esta situación, Annie y Jay pasan una
noche solos en casa y grabando un vídeo porno con todas las posturas
sexuales imaginables. Pero, sorpresa, el contenido que ambos guardaron
en su iPad está a la vista de todos aquellos a los que Jay regaló sus
iPads antiguos y con los que comparten archivos «en la nube», incluido
Hank (un histriónico Rob Lowe), el nuevo e imprevisible jefe de Annie.
Será éste el punto de partida para que vivan una noche de infarto
intentando recuperar cada uno de esos aparatos y evitar que nadie más
les vea haciendo el amor. Dirige Jake Kasdan, con quien Segel y Diaz
coincidieron en Bad Teacher.
Para hablar de sexo sin tapujos, ¿es lo más importante hacerlo en clave de comedia?
¡Desde luego que sí! De lo que
esta película habla por encima de todo es cómo dos personas sienten una
tremenda vergüenza al descubrir que algo que han realizado de forma
libre ya no es seguro, no les pertenece. Lo han hecho porque les
apetecía, pero tienen claro que nadie más debe verlo. Así que, cuando
eso pasa a mayores, aparecen situaciones esperpénticas. De esa locura
hablamos mucho Jake, el director, Jason y yo, antes de ponernos a rodar.
¿Qué te parece la visión que ofrece Hollywood sobre la vida sexual de las mujeres de nuestra época?
Bueno. Creo que nos estamos
acercando poco a poco a lo que de verdad ocurre en la realidad. Es una
de las grandes preocupaciones que muchas tenemos cuando vemos qué papel
se le otorga a la mujer en muchas películas. En ésta, por ejemplo, se
comprueba que es el hombre, en este caso Jason Segel, el que sufre menos
que la mujer, a la que interpreto yo, en una situación tan violenta
como la que se plantea. Es en este tipo de situaciones cuando queda bien
claro que la mujer pasa a convertirse en un objeto. A mí me gusta
pensar que mujeres como Annie plantean a sus parejas rodar una cinta
picante porque se sienten conectadas con quien comparten su vida. Y eso
es algo que siempre hay que hacer, primero, para una misma; y, después,
para dejar de ser sólo un objeto.
Por cierto, ¿cómo definirías tu relación con la tecnología?
Creo que me odia. Si no, no
comprendería por qué nada me funciona, nada se conecta, ni puedo leer
mis correos… ¡Soy un desastre total!
“Jason y yo somos buenos amigos y
conscientes de que en esta película lo fundamental era sentirnos
cómodos. ¡Y que no hacíamos el amor, sino sólo pasárnoslo bien!”
En esas conversaciones previas al rodaje, ¿tenías claro que la acción debía suceder en una noche?
Sí, pero no caímos en que,
cuando ruedas algo que sucede prácticamente en una sola noche, ¡debes
llevar la misma ropa todo el tiempo! En ese sentido, Jason tuvo menos
suerte que yo. Y te lo digo porque yo llevaba zapatos supercómodos y
pantalones vaqueros. Él, en cambio, iba sudado, salpicado de sangre y
con la camiseta rota.
Con Jason Segel coincidiste en Bad Teacher. ¿Cómo ha sido este reencuentro ante las cámaras?
Muy bien, además de ser buenos
amigos, hemos sido muy conscientes de que en una película como ésta lo
fundamental era sentirnos cómodos el uno con el otro. ¡Y que no hacíamos
el amor, sino sólo pasárnoslo bien!
Muchos actores, cuando ruedan escenas de desnudo, solicitan un equipo mínimo de rodaje. ¿Cómo rodaste las tuyas en esta cinta?
Como en el caso de la ropa que
debía llevar durante gran parte del rodaje, con esa parte también tuve
mucha suerte. Mis desnudos son mínimos y por mi parte, ¡dejé muy poco al
descubierto! (Risas). Por si fuera poco, el equipo con el que
trabajamos fue de lo más profesional e hizo posible que el ambiente
fuera relajado y cómodo. A veces, a los que no se encargaban
estrictamente de la imagen, les echaba un vistazo y ¿sabes que hacían?
Mirar sus móviles como si no les importara lo más mínimo que Jason y yo
estuviéramos casi desnudos. Eso te da mucha confianza.
¿Has pensado qué harías si una cinta tuya subida de tono saltara a la Red?
Ummm (duda). Si vas a hacerlo y
se hace pública, en algún momento debes hacer frente a ello. En una
situación así, quién sabe lo que haría…
“Desde que hice Bad Teacher
parece que no dejo de rodar comedias gamberras. Lo más importante es
seguir haciendo películas. Si encima, la gente se ríe contigo, ¿qué hay
mejor?”
La historia, pese a lo disparatado de su planteamiento, habla de la pérdida de deseo sexual.
Bueno, Annie tiene mucha suerte
en lo que se refiere a ese asunto. Ha decidido casarse con Jay porque le
quiere. Y todavía sigue enamorada de él, pensando que está con alguien
perfecto. Lo cual no quita para que les falte a ambos mejorar su
comunicación. Ese compromiso de conectar sea como sea es lo que les hace
luchar por su relación. ¿Sabes qué sería lo mejor? Que pudieran leer la
mente del otro. ¡Ya me gustaría a mí poder hacer eso! (Risas)
Después de haber rodado cierta
escena encima del capó de un coche de El consejero, de Ridley Scott, con
esta película parece que quisieras dejar claro que estás en buena forma
física…
¿A qué si? Pues tengo que
contarte varios secretos: ¡en la de Ridley Scott no era yo la que hacía
brincos! De hecho, creo que necesitaría toda una vida para poder tener
esa flexibilidad. Y, es más: las volteretas que ves en Sex Tape tampoco
las ejecuté yo. ¡Qué mas quisiera! Si tuvimos que tirar de una acróbata
que trabaja en el Cirque du Soleil…
No dirás que no estás en forma…
No, que va. Hago deporte. Pero
creo que lo que mejor me sienta es estar feliz conmigo misma. Es mi
manera de sentirme en forma. Yo, en ese sentido, sigo mi propia regla:
«cuídate más de lo que te descuidas». No conviene obsesionarte tanto con
tu cuerpo.
¿En qué momento de tu vida estás?
Puede que en uno de los mejores.
Estoy feliz de lo que he conseguido hasta ahora. Pero mucho más de
contar con mis amigos y mi familia apoyándome en cada paso que doy.
En los últimos años te has
convertido en la reina de la comedia gamberra, un territorio hasta hace
bien poco vedado a las actrices.
Bueno, desde que hice Bad
Teacher sí que parece que me hubiera ido por ese camino. Lo más
importante es seguir ahí, haciendo películas. Si encima, la gente se ríe
contigo, ¿qué hay mejor?
¿Crees que una película así ayuda a explotar tu potencial como cómica?
Desde luego que sí. Además, aquí
se ha dado la circunstancia de que el director y yo compartimos un
sentido del humor muy parecido. A los dos nos gusta llevar la comedia
hasta el extremo. Para ello no debes encontrar algo que no estés
dispuesto a hacer. Y, por supuesto, no sentir miedo. La comedia tiene
mucho que ver con ser honesto; cuanto más honesto eres, más comicidad
encuentras en situaciones cotidianas.