La hoja de ruta del «nuevo» Reino Unido hacia un futuro más descentralizado y federal
borja bergarecheborjabergareche / enviado especial a edimburgo (escocia)/Tomado de abc.es
La hoja de ruta del «nuevo» Reino Unido hacia un futuro más descentralizado y federal reuters Cartel en la frontera entre Escocia e Inglaterra («Orgullosos de ser escoceceses, encantados de estar unidos»)
Una vez despejada la incógnita
de la independencia, una consecuencia emerge como la más relevante en el
día después del referéndum escocés: el Reino Unido resultante seguirá
unido, pero será diferente [así estamos contando en directo la jornada].
Lo ha confirmado el primer ministro británico, David Cameron, en su
comunicado en Downing Street pasadas las siete de la mañana (hora
local). «Un acomomodo constitucional nuevo y más justo en Escocia debe
acompañarse de un acomodo nuevo y más justo en el resto del Reino
Unido», ha dicho el líder conservador.
1. ¿Cuáles son los siguientes pasos?
Este se ha mostrado aliviado por
la victoria en un proceso en el que había hipotecado todo su capital
político, pero se enfrenta ahora a la dura tarea de cumplir con la
promesa de transferencia de «un paquete radical de nuevos poderes» a
Escocia, en expresión esta mañana de su «número dos», el liberal Nick
Clegg. Los tres partidos británicos se comprometieron solemnemente en la
recta final de la campaña por el referéndum escocés a ampliar el
autogobierno al norte de la frontera.
Cameron ha anunciado que el
empresario Robert Smith (Lord Smith of Kelvin), encargado de la
organización de las recientes Olimpiadas de la Commonwealth en Glasgow,
supervisará la buena marcha del proceso, y que el ministro William Hague
convocará «de forma inmediata» un grupo de trabajo dentro del gobierno.
Su mandato será tener listo un paquete de nuevas competencias en
noviembre, acordado con los laboristas, y remitir al parlamento un
borrador de ley en enero.
La hoja de ruta del «nuevo» Reino Unido hacia un futuro más descentralizado y federal
Cameron ha hecho una declaración a las 7:06am
«Debemos mirar las necesidades
de todas las regiones del Reino Unido, no solo de Escocia», ha defendido
el propio Hague esta mañana. Los partidos británicos se preparan ya
para las elecciones generales convocadas para mayo del año que viene, y
el gobierno quiere que las distintas formaciones puedan presentarse con
esta reforma constitucional en sus programas. El primer debate sobre el
tema será el 16 de octubre en el parlamento.
«Al igual que Escocia votará en
el Parlamento escocés sobre sus asuntos fiscales, su gasto y sus
políticas sociales, también Inglaterra, así como Gales e Irlanda del
Norte, deberían poder votar sobre estas materias», ha insistido el
primer ministro. «Todo esto debe ocurrir en paralelo y al mismo ritmo
que [la aplicación] de lo acordado con Escocia», ha añadido. Las tres
grandes formaciones, los conservadores y liberales en el gobierno, y la
oposición laborista, coinciden en la necesidad de transferir nuevos
poderes a Escocia, aunque no existe una coincidencia total si uno se
adentra en los detalles.
2. ¿Qué ofrecerán a Escocia?
La autonomía escocesa fue
restablecida en 1999, después de un referéndum celebrado en 1997 en el
que el 74,2% de los votantes aprobó la creación de un parlamento
regional en Edimburgo. La cámara controla en la actualidad el 12% del
gasto público en Escocia, cifra que se ampliará al 16% en 2016 cuando
entre en vigor la transferencia de una serie de tributos aprobada en
2012. Pero las ofertas autonómicas que los partidos unionistas han
puesto sobre la mesa durante la campaña del referéndum, a modo de
zanahoria política para restar votos al «sí», van mucho más allá.
Los liberales están dispuestos a
descentralizar hasta el 60% de la base fiscal en Escocia, mientras los
laboristas han prometido que el parlamento regional controlaría al menos
el 40% de los recursos. Sin embargo, existen fuertes discrepancias en
qué tributos deberían ser transferidos. Por ejemplo, liberales y
conservadores quieren descentralizar el IRPF, mientras que los
laboristas quieren ceder al parlamento escocés solo el 15% del tributo.
En la actualidad, la cámara de
Holyrood tiene ya la capacidad de modificar el tipo del impuesto sobre
la renta de las personas físicas en un 10%, lo que le permitiría reducir
el tipo básico del 20% que existe en Reino Unido al 10% en teoría,
aunque aún no han hecho uso de estos poderes. En cuanto al impuesto de
sociedades, los laboristas, a diferencia de los demás, se niegan a
transferirlo para evitar una carrera fiscal en el Reino Unido.
Los partidos nacionales no han
detallado qué competencias concretas serán transferidas. Se han
comprometido solo a transferir «amplios nuevos poderes» al parlamento
escocés y a convertir en «irreversible» su autogobierno. Los laboristas y
conservadores se han comprometido a transferir la gestión y control de
casi todas las prestaciones sociales, incluidas las ayudas a la
vivienda, pero los liberales quieren mantener estas en Westminster.
La demanda de más autonomía
recaba un amplio apoyo en Escocia en torno al 70%, según diversas
encuestas. Las formulaciones van de la demanda de una autonomía máxima o
«devo-max», que dejaría al Reino Unido el control de la política
exterior, la moneda y la Defensa, hasta distintas versiones del llamado
«devo-plus», con niveles algo menos profundos de descentralización del
poder. Las autoridades escocesas tienen desde 1998 las competencias en
materia de Educación, Sanidad, Justicia y Policía, Agricultura y Pesca,
Cultura y Turismo y desarrollo económico, por citar las principales.
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Sentimientos movilizados en Escocia
El sistema legal es
históricamente diferente al que rige en Inglaterra y Gales, y Escocia
cuenta con su propio sistema de tribunales. Ahora se espera que se
produzca una fuerte transferencia de control sobre la recaudación fiscal
y el gasto público. Este es controlado todavía en su mayor parte por el
parlamento de Westminster, y se calcula todavía mediante la llamada
fórmula Barnett, que establece las transferencias de gasto público que
corresponde a los escoceses en proporción a la población, y en función
de las variaciones en el gasto público en Inglaterra.
La fórmula actual tiene a
penalizar a Inglaterra. La demanda de una mayor capacidad presupuestaria
es la gran demanda del nacionalismo, que espera así tener el músculo
fiscal suficiente para aplicar sus propias políticas sociales. En
Escocia, a diferencia de Inglaterra, los estudiantes universitarios no
pagan tasas y las recetas de medicamentos son gratuitas, como se ha
encargado de recordar el Partido Nacional Escocés (SNP) durante toda la
campaña.
3. ¿Lo aceptarán los diputados «tories»?
Cameron no va a tenerlo fácil.
Por un lado, el nacionalismo escocés le exigirá en los meses siguientes
que escuche a ese 1,6 millón de escoceses que ha votado por el sí
[puedes consultar aquí todos los resultados del referéndum en Escocia].
Pero, por otro, el gobierno se enfrentará a las fuertes resistencias de
muchos de los diputados ingleses del Partido Conservador, que ven con
recelos transferir poderes a Escocia sin hacer lo mismo con Inglaterra,
que es la única de las cuatro naciones británicas que no cuenta con su
propio parlamento.
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Un escocés reivindica la pertenencia al Reino Unido
El «Daily Telegraph» informaba
esta semana que al menos 60 diputados de los 307 que tiene el Partido
Conservador en Westminster se oponen a esta promesa autonomista en
Escocia. «Cameron se arriesga a un baño de sangre», decía el rotativo
conservador, que citaba a varios diputados contrarios a transferir el
control del dinero a Escocia. El líder «tory», que se ha enfrentado a
varios focos de rebelión de sus propias filas a lo largo de toda la
legislatura, tendrá que hacer gestos para aplacar las dudas de sus
diputados ingleses, que ven con desconfianza cómo el Reino Unido avanza
hacia un esquema cada vez más federal, con crecientes poderes
transferidos a Irlanda del Norte, a Gales y a Escocia.
Este viernes por la mañana, el
líder soberanista Nigel Farage, del Partido por la Independencia (UKIP),
ha exigido también al gobierno que cualquier consesión a Escocia se
extienda a las demás regiones.
4. ¿Se creará un nuevo parlamento inglés?
Cameron ha insistido en su
discurso que «las voces de Inglaterra deben ser escuchadas también». En
su opinión, la ampliación del autogobierno de Escocia debe acompañarse
de «más poderes para Gales» y de «unas instituciones autonómicas
norirlandesas que funcionen mejor», según ha anunciado en su comunicado
esta mañana. Pero la cuestión más espinosa es la llamada «cuestión de
West Loathian», que alude a la reivindicación de que solo los diputados
ingleses voten los asuntos relativos a Inglaterra en el parlamento de
Westminster.
Al tener sus propios
parlamentos, los diputados del parlamento británico ya no tienen voto
sobre aquellas competencias transferidas a las asampleas de Gales,
Irlanda del Norte y al parlamento de Holyrood en Edimburgo. Sin embargo,
al no existir un parlamento inglés, los diputados nacionales
provenientes de estas tres regiones tienen derecho a votar leyes que, en
realidad, afectan solo a Inglaterra, o a Inglaterra y Gales (ambas
regiones comparten el sistema legal).
William Hague ha rechazado ya
esta mañana que vaya a crearse «un nuevo nivel administrativo», una
declaración interpretada como una negativa a crear un nuevo parlamento
inglés, tal y como demanda un 54% de los ingleses, según un sondeo
reciente. Pero se espera que el gobierno proponga algún tipo de
mecanismo que haga que las leyes que afectan a Inglaterra sean votadas
solo por los diputados elegidos por circunscripciones inglesas.
«Los ingleses deberían ser
capaces de votar sus propias leyes, de la misma manera que los escoceses
pueden votar sus leyes», ha dicho Cameron.