lunes, 27 de julio de 2015

RUTA EXP. ARTISTAS NACIDOS EN BARAHONA! Reproducimos interesante artículo sobre el Arte Contemporáneo en la RD, publicado en el diario Hoy, el 30-12-2009 en el 2009

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RUTA 26 DE SEPTIEMBRE
Exposición Muestra Artística, de artistas hijos de Barahona, sábado 26 de septiembre de 2015 f

Por AMABLE LÓPEZ MELÉNDEZ/Publicado 30-12-2009
Entre 1939 y 1940, la República Dominicana acoge más de 3,5000 refugiados europeos: hebreos, alemanes y españoles que sobreviven a la Segunda Guerra Mundial y a la Guerra Civil Española (1936-1945). 


Entre estos refugiados se encontraban algunos artistas de importancia como Manolo Pascual (1902-1983), José Gausachs (1889-1959), George Hausdorf (1894-1959), Joseph Fulop, Eugenio Fernández Granell, José Vela Zanetti (1913-1997), Ángel Botello Barros (1913-1986), Mounia L. Andre y Antonio Prats Ventós (1925-1999). La mayoría de ellos se integraron a la vida cultural dominicana como creadores y maestros de generaciones.

El 19 de agosto del 1942, como resultado de la dedicación del Dr. Rafael Díaz Niese (1897-1950) se inaugura la Escuela Nacional de Bellas Artes. Díaz Niese, en ese entonces Director General de Bellas Artes, escoge al escultor Manolo Pascual como primer director, acompañado por un cuerpo docente en el que se integran los dominicanos Celeste Woss y Gil (1891-1985) y Yoryi Morel (1909- 1979). Entre los máximos resultados de la “Academia dominicana” se registran dos generaciones de artistas educadores que llegaran a establecer las bases formales y conceptuales para una “búsqueda especializada” de lo dominicano a través de la imagen.
Me refiero a artistas esenciales como Gilberto Hernández Ortega (1924-1979), Marianela Jiménez (1925), Luichy Martínez Richiez (1928-2005), Antonio Prats Ventós, Eligio Pichardo (1929-1984), Clara Ledesma (1924-1999), Gaspar Mario Cruz (1925-2006), Nidia Serra (1928), Domingo Liz (1931), Paul Giudicelli (1921-1965), Silvano Lora (1931-2003), Fernando Peña Defilló (1928) y Ada Balcácer (1930).

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Un caso aparte es el de Jaime Colson (1901-1975): primer hito de la polisíntesis, quien se marcha a Europa en 1919, estableciéndose entre Barcelona y París. Luego pasa a México, Cuba y Haití. Retorna al país definitivamente en 1952, integrándose de inmediato a la docencia en la ENBA, donde influye en la formación y obra de una serie de artistas claves de las generaciones de los 60 y 70. Actualmente, una buena parte de la obra de este gran maestro de la plástica dominicana del siglo XX se puede ver en el Museo Bellapart, único museo privado de arte moderno dominicano, fundado en 1997 por el empresario y coleccionista Juan José Bellapart.

Postimpresionismo, cubismo, surrealismo, neoexpresionismo y abstracción, marcan las décadas de los 50 y 60 en Santo Domingo. Nuestros imagineros asimilan y transmutan estas tendencias a través de sus maneras íntimas de ver, percibir y expresar las múltiples dimensiones de lo real y de lo no real. El sentido de la tierra y las búsquedas identitarias se constituyen en los más importantes factores de transformación desde los inicios de la primera mitad del siglo XX. La pintura dominicana de los 60 y 70 también se caracteriza por su extraordinaria fuerza expresiva, el dramatismo del color, la experimentación con las texturas de la materia y los materiales extrapictóricos, así como por el abordaje de una serie de temáticas de profundo contenido humano.

Los creadores plásticos y visuales nacionales de las últimas tres décadas se retroalimentan conscientemente de las expresiones primordiales de su pueblos al mismo tiempo que se reapropian de los aportes vanguardistas internacionales para crear un arte propio, auténtico, capaz de provocar la mirada sobre nosotros mismos y de profetizar la trascendencia de nuestra diferencia, incluso a través de las más minimalistas elaboraciones simbólicas de nuestras contradicciones claves e identitarias.

Las décadas de los 80 y 90 nos permiten registrar una etapa de ruptura y revitalización en la pintura, el dibujo, la escultura, el grabado, las ambientaciones, las instalaciones y las nuevas prácticas artísticas. Los fundamentales de los 80, responsables del primer impulso sostenido hacia una práctica artística de ruptura y reflexión en la República Dominicana traspasan hoy sobre los embelecos mercantiles que nos regalan “los mansos” y sobre la triste desesperación de “los entrampados”.

Entre estos destacan José García Cordero (1951), Dionis Figueroa (1954), Johnny Bonnelly (1955), Tony Capellán (1955), Belkis Ramírez (1957), Polibio Díaz (1958), Marcos Lora Read (1965), Jorge Pineda (1961) y Elia Alba(1962), Jesús Desangles (1961), Pedro Terreiro (1955), Juan Mayi (1963), Inés Tolentino (1962), Miguel Pineda (1962), Luz Severino (1962), Chiqui Mendoza (1964), Elvis Avilés (1965), Aquiles Azar Billini (1965), Raúl Recio (1965), Ernesto Rodríguez (1965), Pascal Meccariello (1968), Gina Rodríguez (1968) y Julio Valdez (1969).

Aquí se impone advertir la trascendental presencia de la mujer en el proceso originario y a través de las etapas más brillantes de las artes plásticas y visuales dominicanas de la modernidad. Esto es definitivo en los casos de personalidades y obras fundamentales como Celeste Woss y Gil (1891-1985), Marianela Jiménez (1925), Nidia Serra (1928), Clara Ledesma (1924-1999), Noemí Mella (1926-1995), Ada Balcacer (1930), Omega Peláez (1939), Elsa Núñez (1943), Sinnamon Tapia (1949), Soucy de Pellerano (1928) y Rosa Tavarez (1939).

El proceso fecundador de las raíces de la ruptura y la reflexión profunda en el arte dominicano de las últimas tres décadas se confirma igualmente en poéticas renovadoras como las de Belkis Ramírez, Inés Tolentino, Maritza Álvarez, Charo Oquet, Luz Severino, Raquel Paiewonsky, Scherezade García, Iliana Emilia García, Gina Rodríguez, Mayra Johnson, Yolanda Naranjo, Miguelina Rivera, Rosalba Hernández, Iris V. Pérez, Thelma Leonor Espinal, Patricia Castillo y Luisa Dueñas.