Virgilio Gautreaux P. /Tomado de Armario Libre
Sin
duda alguna, los proyectos más difíciles de ejecutar de la “bolita del
mundo”, son los del suroeste dominicano. La construcción de la presas de
Sabaneta y Sabana Yegua en San Juan, fueron un verdadero dolor de
cabeza. A la última hubo que realizar hace poco, importantes
adecuaciones para eficientizar su uso.
El
Proyecto de las Aguas Termales de Canoa luego de complicadas
negociaciones fue torpedeado en el Congreso Nacional por un senador sin
vinculación con el Sur. El contrató fue engavetado, hasta que la crisis
financiera internacional, lo mandó al carajo. Se anunció su inicio en
breve. Sin el sabotaje el Proyecto ya estuviera operando generando
empleos.
Hace
más de tres décadas la Agencia de Cooperación alemana, la GTZ, formuló
el vasto Proyecto Sucroquímico de Barahona, el programa de mayor alcance
desarrollista en el valle de Neyba, que utilizaría la melaza, el
bagazo, la sal de “nuestra” mina en Las Salinas, como base para un
amplio complejo agrominero-industrial, que produciría bienes y materias
primas industriales, que generarían ingresos mayores que la propia
producción azucarera. Este Proyecto fue “matado en la funda” y es poco
conocido. En aquella ocasión fue saboteado por intereses privados de la
industria azucarera.
En
los años ochenta y noventa se dictaron varios Decretos de apoyo al
turismo sureño, pero obedeciendo a intereses hoteleros de otras
regiones, todas las iniciativas contempladas, también duermen la paz del
sepulcro. Incluso empresarios turísticos extranjeros que se atrevieron a
invertir sus capitales, han sido saboteados por los organismos
gubernamentales que debieron darle facilidades.
En
adición al torpedeo de nuestros proyectos, también fueron abandonados
los programas de siembra de sorgo y otros rubros agropecuarios en la
zona de Juancho Enriquillo, a la vez que se desperdició la oportunidad
de apoyar programas agropecuarios para repagar parte de la deuda de
Petrocaribe. Un novedoso y costoso programa de riego para el área, fue
abandonado perdiéndose mucho dinero. En un limbo similar están las obras
de riego de Boca de Cahón en Jimaní.
Del
largo rosario de obras de desarrollo que le regatean a nuestro Sur,
está la presa de Monte Grande. Se nos durmió por meses y se retrasó su
inicio. Ahora estamos atrapados en la telaraña de la crisis que
atraviesa en Brasil la firma constructora y la entidad financiera.
Mientras tanto, ya todo el mundo ordeño bien estas fuentes en la
República Dominicana!!
La
obra más importante del siglo XXI para la región Enriquillo se
encuentra en un limbo, mientras en el horizonte se desdibuja la gran
crisis estructural de la falta de agua que ya se percibe en el país. Sin
seguridad hídrica en el suroeste, no hay desarrollo.
Ante
la pasividad de nuestros funcionarios competentes en todo el Sur y el
silencio de la mayoría de nuestros legisladores, tenemos que reclamar en
las calles a viva voz, que el gobierno acuda a otras fuentes
financieras para continuar la construcción de la presa de Monte Grande.