La
palabra humillación es una palabra fea, triste, esa palabra a nadie le
gusta oírla, ni le suena bonita. A nadie le gusta que lo humillen. El
Líder que es Líder, usa esa palabra porque hoy, gracias a la
humillación, hay países que han encontrado su libertad, grandes
conflictos han sido resueltos gracias a la humillación.
El acto de Mahatma Gandhi y de Nelson Mandela fueron actos de humillación. Nelson Mandela, que siendo preso, después
de varios años de prisión injustamente, lo sacan de la cárcel y él
tiene que gobernar un país que lo había ultrajado y perdona a las
personas que lo habían encarcelado, esto es un acto humillación, pero
con este acto salvó la vida de cientos de personas.
La
humillación le da sentido a la vida del Líder, si usted no aprende ese
proceso, que es sencillo, pero muy salvador, entonces como Líder le dará
mucho trabajo seguir creciendo, porque el Líder es el primero que se
humilla. Jesucristo lo dijo más o menos así, “yo voy a lavar los pies” y
se humilló, y con eso mandó un mensaje muy interesante y dijo:
“Mientras más grande, como Líder debe ser el más pequeño”. El más grande
es el que más sirve, el que más obedece, el que más da, el que más
trabaja y el que más ayuda. El Líder es el que se atreve a decir las
cosas.
La
humillación es tener la capacidad de que nosotros, aunque estemos
haciendo las cosas, ir en pos del más pequeño y a veces lavarle los pies
y decirle: tú tienes que echar para adelante. Porque si yo como grande
no soy capaz de doblegarme, el que es más pequeño nunca se va a
doblegar. Mientras las personas están más jóvenes en organizaciones e
instituciones, son más rígidas, por eso vemos que los jóvenes andan
derecho, erguidos, en cambio los ancianos son más flexibles, se van
flexibilizando con los años. El Líder aprende a dirigir los procesos de
flexibilidad.
Sólo
los grandes, los nobles se humillan, sólo las personas con una mente
superior tienen la capacidad de humillarse. No deje que el orgullo dañe
el futuro de tu organización, de tu institución, de tu vida y el futuro
de muchas gentes.
No
lleves peso en tus espaldas. Un profesor le dijo a sus alumnos:
tráiganme una bolsa o mochila con papas dentro y les instruyó llevársela
a su casa, déjenla allí por unos días, los alumnos cumplieron con el
mandato y un tiempo después, vieron que las papas se pudrieron y
empezaron a oler mal. Así son las heridas no curadas, los recuerdos no
olvidados, los problemas no perdonados, en tu vida, aunque no lo notes,
tienen mal olor, y eso afecta tu crecimiento personal, tu organización,
tu institución.
El Líder se humilla, repara corazones. El que no es Líder es arrogante y echa las cosas en el olvido.