Ante
las constantes lluvias que estuvieron cayendo en Barahona, con mucha
fuerza en la zona costera, el río San Rafael ha salido de su cauce,
dañando las casetas de negocios de ventas de bebidas y comidas que los
comerciantes de ese lugar tenían alrededor del mismo.
Ante
el hecho, muchas voces se han estado pronunciando para que acudan al
rescate de los comerciantes de San Rafael, se puedan reconstruir sus
casetas y se haga algo distinto a lo que allí funcionaba hasta entonces.
El
Ministerio de Turismo ha respondido al llamado enviándole al alcalde
del municipio de Paraíso unas cien fundas de cemento para que el
ayuntamiento de esa comunidad contribuya con las reconstrucciones de las
casetas y se vuelva al sentido de la “arrabalización”.
A
Rafael Leger, alcalde de Paraíso, que no caiga en ese gancho. Ese
cabildo manejo un presupuesto muy pobre para ahora desviar parte del
mismo a un problema que es prioridad del Gobierno, por la parte de
Turismo, las dependencias que tiene para las zonas turísticas, y Obras Públicas.
La
destrucción de las pozas, las casetas y el entorno del balneario San
Rafael, obligan a un proyecto urgente, viable, que permita instalar allí
casetas modelos con estilo turístico, trabajar en la planicie del área y
reconstruir las tomas para que sean más duraderas y lo más atractivas
posibles para los bañistas.
Turismo,
Obras Públicas y otras dependencias del Gobierno deben establecer plan
conjunto de reconstrucción del balneario San Rafael. Esa iniciativa debe
ser impulsada por el Clúster Turístico, la Gobernación, la alcaldía de
Paraíso, los comerciantes del lugar y todos los que hemos disfrutado de
ese hermoso balneario.