viernes, 26 de agosto de 2016

LLEGAN SIN NADA Y SALEN MILLONARIOS! Los 10 mandamientos chinos para hacerse ricos

Tomado de http://españachina.es
Los 10 mandamientos chinos - El sistema chino sí funcionaLa cultura china está basada en el honor, el trabajo duro y en definir una meta a medio-largo plazo. Cualquier chino, empresario o no, considera una “vergüenza” trabajar toda la vida para otra persona, y es por eso que llevan el emprendimiento en su ADN. 


Con esta actitud y con algún sacrificio inicial, ellos marcan la diferencia y hacen posible que su país esté a punto, si es que no lo ha conseguido ya, de convertirse en la primera potencia económica mundial, mientras que en la mayoría de países, preferimos darnos algunos lujos que en un futuro puede perjudicarnos.

Poco a poco, en Europa, EE.UU, Sudamérica, Australia, Canadá, y el resto del mundo vemos aparecer fructíferos negocios chinos. Y de la noche a la mañana, los vemos triunfar, y a sus dueños manejando lujosos coches, casas, vestuario y administrando múltiples empresas. Sabemos ya que los chinos son trabajadores, pero muchos de nosotros también, y no logramos como ellos hacernos de una empresa o enriquecernos de la manera aparentemente milagrosa en que ellos lo hacen; entonces… ¿Cuál es su secreto?

Ésta es la lista de los 10 mandamientos chinos para hacerse ricos (llegan a un país casi sólo con lo puesto, y a los pocos años, se vuelven ricos):

1.- Conseguir una buena ubicación y a buen precio.

Parte del éxito de los chinos se halla en la ubicación de sus negocios. No se molestan en hacer un plan estratégico, pero usan el sentido común para saber si el local tendrá éxito según el paso de gente que haya por la zona. Los chinos se toman su tiempo para elegir el lugar donde pondrán su negocio.

Son negociadores natos, por lo que buscarán posiblemente un tipo de local cuyo dueño no haya sabido sacarle provecho, aprovechando algún remate, embargo o depresión económica para comprar barato. Negociarán el precio sin piedad. Ellos saben lo que están dispuestos a pagar, y no pagarán ni un euro más de lo que tenían pensado. La ventaja para el arrendatario es que sabe que la comunidad china tiene hasta hoy día un 0% de impagos. No se conoce actualmente ni un emprendedor chino que haya fallado en el alquiler.

2.- Ser muy ahorrador y comenzar a emprender cuanto antes.

A los chinos no les gusta trabajar para otro, lo que se traduce en que quieran empezar con su propio negocio cuanto antes. Es por ello que son muy ahorradores. Se dice que son capaces de ahorrar incluso hasta un 70%, lo cual les hace tener siempre una base económica bastante sólida para empezar con sus propias empresas.

La edad media del emprendedor chino está en los 23 años, aunque algunos lo hacen con 18. No tienen miedo y saben que lo peor que les puede ocurrir es que el negocio fracase, lo cual les dará experiencia para el próximo negocio.

Mientras que en nuestra cultura la postergación es una constante, los chinos se plantean una meta y ahorran todo lo necesario para aunar el dinero necesario. Una vez completan su capital inicial empiezan su negocio sin darle tantas vueltas al asunto.

3.- No tener apego al negocio. Si no funciona, se cambia.

No les gusta luchar contra-corriente. Si un negocio no marcha bien, no esperan a acumular pérdidas. Un chino quiere que su negocio le comience a dar beneficios durante los dos primeros meses, y el negocio debe crecer mínimo un 20% durante los siguientes 6 meses. De no ser así, no dudarán en echar la persiana y cambiar el tipo de negocio.

Su cultura es desapegada, cuando un negocio no marcha bien sencillamente lo cambian aunque eso implique empezar en un nuevo sector desde el principio. Son muy adaptables, lo que les ayuda a encontrar huecos en el mercado donde, quizás, otros no hayan sido capaces de verlos todavía. Se adaptan fácilmente a los cambios, a las nuevas tendencias y a cualquier novedad en el entorno.

Nuestra mentalidad nos lleva al error de querer levantar el negocio “por narices”, y cuando ya no se puede más se termina cerrando con una acumulación de deuda asombrosa. Como ya decía Donald Trump, “un negocio es un negocio, no es un hijo”.

4.- La competencia es buena y sana.

Mientras en occidente asusta que se abran negocios similares cerca, el chino se alegra y no les molesta que cerca de su negocio se instale otro del mismo gremio que el suyo. Sabe que cuantos más negocios de ese tipo se abran, es señal de que acertó con el negocio y va en el buen camino (saben que la concentración de negocios atrae más clientes, que finalmente, terminarán comprando en esa zona. Lo importante es que el cliente no se vaya a otro lado). Los propios chinos se llaman entre sí para habitar calles desérticas y llenarlas con sus negocios. En 4 meses pueden llegar a crear un ChinaTown, haciendo calles comerciales donde antes solo había locales cerrados.

“Si conseguimos llamar a los clientes, cuando vengan, no solo me comprarán a mí, sino que aprovecharán y comprarán también en el negocio de mi amigo.”

5.- Ser ambiciosos, no conformarse con un solo negocio.

Un problema que tiene el emprendedor occidental es que al tener un solo negocio, termina convirtiéndose en esclavo de su negocio. El chino emplea una estrategia distinta, y es que cuando le dedica mucho tiempo a un solo negocio, aún siendo buena señal, ya que sabe que tiene un negocio rentable, comienzan el siguiente, y el siguiente. De esta forma ya no puede estar todo el día dedicado a un solo negocio, y automáticamente pasa a ser un empresario en toda regla; un empresario chino puede tener un bazar, un restaurante, una tienda textil, etc., así, si el negocio del bazar va a la baja, tienen los otros de respaldo.

Son bastante ambiciosos en sus planteamientos empresariales, y una vez que ponen en marcha un negocio, y funciona, se expanden. No importa que prueben en sectores distintos al de su negocio habitual. No suelen conformarse con un solo negocio.

6.- Para trabajar, mejor chinos.

Explicamos este punto, porque puede parecer lo que no es. Donde nosotros vemos explotación, cuando un trabajador chino cobra 20€ al día, ellos ven una colaboración empresarial, y es que cada trabajador que comienza junto a un emprendedor chino, con el tiempo, el mismo emprendedor financiará el proyecto de sus empleados.

Un chino no es explotado, digamos que ayuda al empresario a crecer y a levantar el negocio. Cuando el negocio marcha bien y estos trabajadores ya tienen experiencia, se lanzan al emprendimiento y contratan nuevos trabajadores por un escaso sueldo. Estos trabajadores, en unos 5-6 años iniciarán su propio negocio.

Los chinos son trabajadores, ahorradores y en una comunidad en toda regla. Su cultura basada en el honor, hace que no tengan miedo de ser traicionados por una persona a la que ayudaron y dieron trabajo. De darse un caso de este tipo, el chino sería expulsado de la comunidad y jamás recibiría apoyo por ningún miembro, de hecho, le invitarían a salir del país “licenciado con deshonor”, como en el ejército.

Su cultura es la de trabajar por objetivos, y no por horas o por días, un interesante concepto poco visto en la cultura laboral de nuestros países.

7.- No pedir jamás un préstamo al banco. La familia y amigos no te cobran intereses.

Este punto es impensable en occidente, debido a nuestra cultura. El chino trabaja y ahorra durante años sin tener ningún tipo de gasto en ocio. Si un chino necesita 15.000€ para abrir su negocio, en cuanto tenga 15.100€ se lanzará. De necesitar algo más, pedirá el dinero a sus familiares, amigos o a su propia “competencia” y recibirá la financiación sin problema, dado que por principios culturales, les resulta sumamente vergonzoso no devolver el dinero que se les prestó, puesto que esto los pone en una situación muy delicada frente a su comunidad, pero pedir dinero al banco, jamás.

¿Por qué los ciudadanos chinos consiguen ahorrar y los occidentales ven un grave problema para conseguirlo? La respuesta es sencilla, y es que ellos están dispuestos a asumir sacrificios por los que occidentales no pasarían jamás. Viven en casas de 70 m2 con 20 personas, por lo que el alquiler les sale muy barato. No tienen deudas bancarias, que son nuestro peor enemigo.

Por eso, si un chino cobra 600€, tranquilamente puede ahorrar 550€. No salen, no se dan lujos, y aún teniendo dinero, no viven como ricos. Ahorrado el capital mínimo necesario lo invierten y una vez que alcanzan la meta, ya se permiten todos los lujos por los que un día lucharon.

8.- Cuando un sector está saturado, busca otro. Detectar oportunidades de negocio.

Occidente atraviesa una crisis tremenda, los negocios cierran, no hay financiación. El sistema falla mientras que los chinos abren negocios rentables, dan trabajo, crecen y hoy día son el sector que por habitante, más seguros de autónomos paga. Ellos no ven la crisis, todo lo contrario, ven muchas ideas de negocio.

Cuando un nicho de mercado ya está saturado salen a buscar nuevos mercados sin contemplación alguna. Allá donde cierra un negocio por falta de rentabilidad, ellos lo cogen y lo hacen rentable.

En pocas palabras, encuentran oportunidades de negocio en un país donde los occidentales no han sido capaces de encontrarlas.

9.- Ajustarse a las necesidades del cliente.

Algo que distingue al emprendedor chino, es que con un solo cliente que pregunte por un producto que ellos no tienen, a las pocas horas ya están buscando el proveedor que les sirva este producto. Escuchan al cliente siempre e intentan abastecerle de todo tipo de productos, algunos más demandados y otros menos, pero si hay algo que se pueda vender y un solo comprador, ¿por qué perder una venta?

Los clientes de negocios chinos se sienten a gusto en sus establecimientos porque encuentran en ellos lo que buscan. Eficiencia, compromiso, horarios extendidos, etc. Eso quieren los clientes y eso le dan los chinos.

10.- Aplicar una sana administración.

En muchos países se tiene la “creencia” de que los chinos no pagan sus impuestos y tributos, y que por eso tienen mucha liquidez. Pero la realidad (y desmontando de cero ese “mito urbano”) demuestra que son muy buena paga. No suelen deber nada a ningún organismo o institución pública con la que deban cumplir obligaciones, sentando, aún con más fuerza las bases de sus negocios en la buena línea del éxito.

Les gusta ser tratados con igualdad por las leyes del país donde operan, y no buscan que se les otorgue algún tipo de beneficio o régimen especial. Tratan de hacer las cosas legalmente y con ética porque saben que de esta manera sus negocios serán sostenibles.

La lectura, asimilación y puesta en práctica de estos “10 mandamientos” pueden resultar de mucha utilidad a la hora de emprender. A simple vista pareciera que culturas diferentes no son compatibles. Nada más alejado de la realidad, sobre todo en el mundo globalizado en el que vivimos hoy en día.

Son una comunidad envidiable y de la que tendríamos mucho que aprender, ya que es más que evidente que su sistema funciona.