El
caso de Mary Kay Letourneau y Vili Fualaau conmovió al país. La mujer
pasó siete años tras las rejas por violación de un menor. Al salir, se
casaron
Vili
Fualaau y Mary Kay Letourneau en 1997. Por entonces, él tenía 13 años y
ella, 35. Habían comenzado su “romance” un año antes, cuando ella era
la maestra del menor
Mary
Kay Letourneau tenía 34 años. Era 1996, y en pocos meses la historia se
haría pública y escandalizaría a los Estados Unidos. La mujer estaba
casada y tenía cuatro hijos. Era maestra en una escuela de Seattle. En
su clase de sexto grado, un estudiante era su favorito. Su alumno Vili
Fualaau tenía apenas 12 años, pero le despertaba un fuego en su interior
que no podía contener. Y no lo contuvo.
Un
año después, su "amor" secreto sería descubierto. Fue luego de que un
amigo de Steve Letourneau -el marido de Mary Kay- los viera juntos y la
denunciara ante la policía. Ellos no negaron su relación y desafiaron al
mundo. La historia prohibida salió a la luz y causó uno de los mayores
escándalos mediáticos de la historia norteamericana.
Mary
Kay Letourneau era maestra de sexto grado en una escuela de Seattle. Al
conocerse su affaire con un menor, le retiraron la licencia (AP)
Mary
Kay Letourneau ante la corte de Seattle. Fue condenada primero a seis
meses de prisión; incumplió las condiciones de su liberación, volvió a
violar a Fualaau y fue sentenciada a siete años de prisión (AP)
Mary Kay Letourneau estaba embarazada cuando fue detenida en ambas ocasiones (AP)
Algunos
trataban de justificar el supuesto enamoramiento de la maestra, quien
terminó en prisión en marzo de 1997. Al poco tiempo, daría a luz a la
primera hija que ambos tuvieron. La llamaron Audrey. Se declaró culpable
de dos cargos de violación de menores y fue sentenciada a seis meses de
cárcel. La corte dispuso, además, que iniciara un tratamiento.
Vili Fualaau durante una audiencia en 2006, cuando fue sentenciado por conducir ebrio (AP)
Lo
comenzó, pero la atracción que sentía por el menor era mayor. A los
tres meses, fue puesta en libertad. Y quince días después, sería
sorprendida nuevamente con Fualaau teniendo sexo en un automóvil. Esta
vez la sentencia fue mayor: debería pasar siete años tras las rejas.
Allí, en una penitenciaría, tendría a su segunda hija, Georgia.
Un año después de que fuera liberada, ambos decidieron casarse. Él ya era mayor de edad y ambos tenían dos hijas juntos (AP)
La boda tuvo una gran fiesta. Además de testigos, amigos y familiares,
las cadenas de noticias se peleaban para obtener la exclusiva. Ambos
sacaron rédito económico de su historia (AP)
Luego
de casarse, Fualaau y Letourneau recuperaron la custodia de sus hijas
Audrey y Georgia, quienes habían sido criadas por la madre del joven
Los
años en el Centro Correccional para Mujeres de Washington no cambiaron
en absoluto lo que Letourneau sentía por su alumno. Por el contrario, un
año después de ser liberada, en 2005, ambos contrajeron matrimonio.
Ella tenía 44, él, 22. En primera fila estaban Audrey y Georgia. Y
centenares de invitados. La prensa norteamericana no se perdería la boda
más polémica del año.
Se
escribieron libros, participaron de entrevistas en las cadenas de
televisión más importante del país. Capitalizaron lo máximo posible su
"amor prohibido". Un abuso de menores para el sentido común. Muchos
intentaron justificar el comportamiento de la maestra diciendo que fue
como consecuencia de un aborto que había tenido el año en que conoció al
por entonces niño.
Durante una fiesta en la que Fualaau hizo de DJ
Ambos vivieron en Seattle, en Puget Sound (AP)
Las
niñas fueron criadas y educadas por la madre de Fualaau, quien años
después, con su ya esposa, pedirían a la Justicia que les permitieran la
custodia definitiva de las menores, lo cual lograrían tiempo después.
Sin
embargo, la historia que marcó una conmoción en el sistema educativo
norteamericano, llegó a su fin. Hace pocas horas, Fualaau llenó los
papeles de divorcio, los que Mary Kay no reprochará. Según sus
allegados, la reconciliación no está en los planes de ninguno de los
dos. "Cuando una persona es infeliz en una relación, la otra persona no
puede ser feliz tampoco", explicó el abogado de Letourneau, David
Gehrke.