orlandogil@claro.net.do/Tomado de Listin Diario
PUESTA
DE MESA.- El presidente Frank Underwood, de House of Cards, acostumbra
decir que “si no te gusta como está puesta la mesa, voltéala”. Y voltear
la mesa del procurador Jean Alain Rodríguez quisieron todos los
interesados e involucrados en el caso Odebrecht. El funcionario habló
con suficiencia, pero a pesar de hacerlo, y como era propio de la
situación, no logró adhesión a su causa. Ni de los observadores ni de
los afectados.
En un ambiente -como el dominicano- en que cada ciudadano
se la da de experto y de bien enterado, más que difícil salvarse del
escrutinio público. Sin embargo, era su tarea, no podía delegarla y
ahora deberá correr su suerte. La cual no tiene que ser necesariamente
la del sometimiento. La suya será política, pues actuó como político, y
en política no aprovecha caminar sobre el filo de la navaja, y mucho
menos cuando la navaja puede ser tanto propia como ajena. Basta ver las
reacciones...
ENTRE
FILIACIONES.- ¿Qué se pretende cuando se dice que fulano es de Leonel
Fernández y mengano de Hipólito Mejía? ¿Acaso que la filiación confirme
su condena? La costumbre es muy dominicana, y aquí define todo orden en
política. Fuera bueno saber si los brasileños se manejan con igual
parámetro, o si la empresa y los fiscales hicieron la distinción: tantos
de Fernández, tantos de Mejía. La hipótesis, sin embargo, se cae sola.
No es verdad que Danilo Medina se queda al margen o que ninguno de los
suyos será afectado. Incluso, la presencia de dos senadores y de un
funcionario activo, es un factor de equilibrio, y demuestra que no quiso
alterarse el designio brasileño. No se conocen detalles, pero no hay
dudas de que los últimos días y horas fueron angustiantes, y no solo
para los seguidores, sino también para el jefe político...
CÓDIGO
DE SILENCIO.- Aunque el estilo es el hombre, nunca me gustó el estilo
de Jean Alain Rodríguez. Mucho suspenso, demasiada zozobra y, sobre
todo, confianza en el trabajo ajeno. De entrada ese parece ser su punto
más fuerte. Como tiene a manos las delaciones de los brasileños, gana
tiempo. Ahora, ¿podrán esas confesiones premiadas en Brasil ser pruebas
suficientes para juzgar y condenar en República Dominicana? Para
sometimiento parece que sí, y se hizo. Aunque el derecho se supone que
no es el mismo, ni el personal del ministerio público, y no se diga de
la defensa. Brasil no es República Dominicana, ni República Dominicana
es Brasil. Como igual sucede con otros países del continente, con mayor
rigor jurídico y con leyes que dificultan las exclusiones que impone el
código de silencio brasileño: contra los criollos todo, contra los
extranjeros nada...
LLEGADO
EL MOMENTO.- Ahora no se ve, pero llegará el momento en que el careo
entre los involucrados y los delatores de Odebrecht será decisivo. Entre
la negativa a viva voz del acusado y una confesión escrita que no es
concluyente, el juez no tendrá alternativa. Entonces no podrá voltearse
la mesa puesta por la Procuraduría, y a posteriori se sabrá si el
acuerdo homologado sirvió o no a los fines previstos. República
Dominicana logró lo que logró, e igual pudieron otros países. Sin
embargo, prefirieron manejarse con sus criterios y no con los
brasileños, pues advirtieron que esas informaciones resultaban muy
costosas. Se daba demasiado a cambio de poco, y además ese intercambio
era una especie de soborno en segunda fase. Los brasileños no dan nada
de gratis, y salvando los suyos, también salvaban extraños...