miércoles, 5 de julio de 2017

ORLANDO DICE... La conveniencia

Orlando Gil/Tomado de Listin Diario
orlandogil@claro.net.do/@orlandogildice
LA MISMA VARA.- Transparencia piensa que debe medir a todo el mundo con el mismo centímetro, y no ser --como dice el refrán-- luz en la calle y sombra en la casa. Transparencia está de acuerdo en que se averigüe todo lo referente a Odebrecht, incluyendo las sobrevaluaciones. Transparencia, sin embargo, tiene problemas, pues con la mano que recoge, desparrama. 


Transparencia da a conocer situaciones, tratos, detalles, y hasta montos de las operaciones de la constructora, pero nada del financiamiento de la protesta. No necesita prestar espejuelos para que se vea lo obvio, pero la gente quisiera que revele intimidades. Los imputados deben demostrar su inocencia, pues esta ya no se presume, y quien vea a la Constitución que la salude de mi parte. Los Verde, en cambio, se molestan y ofenden cuando les piden cuenta. Se proclaman incontaminados, y con su palabra basta. El principio bíblico de que cada cual será medido con la vara que a su vez use con los demás, no tiene cabida en su caso. La procedencia del dinero, por ejemplo. El que llega a sus manos no quema, ni corroe, y tampoco corrompe. Limpio hasta que duela de inocencia, aunque resulte lo más parecido a una conclusión que se atribuye por igual a Maquiavelo y a Napoleón: El fin justifica los Medios...

POR NADA DEL MUNDO.- Los Verde no quieren que se mencione en los medios de prensa el financiamiento de los industriales, pero sus oponentes no van a dejar en la mesa un filete tan jugoso. Además de que han manejado mal el tema. No puede desmentirse con propiedad a un tercero, y mucho menos si ese tercero hizo la revelación por decisión propia. El Movimiento debió empezar por aclarar o ratificar el pedido de renuncia del presidente Danilo Medina. Si esa consigna era cosecha ajena, debió identificar el predio y levantar más alta la empalizada. Pues no podían decir que después de tantas marchas, el Movimiento no tenía objetivo. Lo que tenían que hacer, y mucho más en una circunstancia ideal, era poner las cosas en su lugar. Pero no. Se les hizo muy cuesta arriba sacrificar, o marginar, o descalificar a los radicales. Además el incidente no alteraba ni afectaba la dinámica del fenómeno. Nunca hubo un solo discurso, como tampoco un solo cartelón. Cada cual llevó su propósito, manifestó su interés, y hay que decirlo, fue lo hermoso. Lo plural y diverso. Hubo gente que con solo caminar era dichosa, otra con vocear lo primero que viniera a la boca. Pero de los intelectuales --se supone- debía esperarse algo más. Y ese algo más fue el documento. Un documento que todavía no se explica, y cuya intención --de seguro-- no era echar al sancocho lo que se le echa al sancocho cuando se quiere que nadie lo coma. Si el Movimiento en su conjunto (pero no era conjunto) sabe que el Manifiesto iba a estropear el financiamiento, hubiera dicho como en una publicidad olvidada: “Un poquito para atrás por favor”...

EL MARIDAJE, LA CONVENIENCIA.- Transparencia no debe discriminar, debe explicar las relaciones entre los Verde y los industriales, pues de no hacerlo, faltarían piezas en el mosaico. ¿Quiénes buscaron a quienes, cuáles necesitaron de los otros, en qué coincidieron los intereses de ambos? Las preguntas dan para llenar muchas páginas, y esas preguntas se hizo el gobierno en su momento, y ahora intrigan a la opinión pública. Los industriales dicen que dejaron de dar, y eso se sabe, pero por qué dieron al principio. ¿Por qué quisieron poner presión en la calle, si saben que la corrupción y la impunidad no se resuelven con movilizaciones, con protestas, por muy ordenadas y decentes que fueran? Dicen que quisieron replicar los del 4 % para Educación, y no es verdad que la administración de Danilo Medina cedió al impulso del movimiento amarillo. Se montó en esa ola, a gusto y con gusto, porque era en mar de su conveniencia... Sigue...