miércoles, 23 de agosto de 2017

ORLANDO DICE... De la boca hacia afuera

Orlando Gil/Tomado de Listin Diario
orlandogil@claro.net.do/ @orlandogildice
RUMBA EN PIE.- Los partidos tomaron a verbena la advertencia de la Junta Central Electoral. Fuera bueno que los pinchara por atrás a ver si sangran, pues sin dolor no hay queja. La reacción fue curiosa, pues aceptaron el pecado sin mostrar arrepentimiento. Lo mismo que sucede con cada pronunciamiento de la Iglesia. 


Dicen que si, celebran el llamado y siguen como si nada hubiera pasado. Mateo --El Evangelista- consigna ese ánimo de paso: “Este pueblo me honra con los labios, mas su corazón está lejos de mí”. El organismo de elecciones se reconforta, pues cree lo que dicen los políticos de la boca hacia afuera, e incluso -algunos-- entre los dientes. Piensa que en fondo agradecen la amonestación, como los muchachos que pelean y quisieran que apareciera un adulto y los separara. Sin embargo, ya el martes se publicaba una encuesta de opinión en la que un potencial candidato le daba una pela de calzón quitado a su oponente interno, y ese oponente interno, como si ya fuera candidato, expresaba su deseo de medirse con uno de los posibles del partido contrario. Una especie de desquite...

DE UNA Y DE LA OTRA.- Para los que no creen en encuestas que favorezcan al gobierno, de la medición que da 75,9% a Luis Abinader y 21,4% a Hipólito Mejía, fue que salió el 63% de Danilo Medina. Si se niega la posibilidad del 63%, también del 75,9%, todos números altos, pero no imposibles. Los seguidores de Abinader no saben cómo disimular la satisfacción, en tanto que los de Mejía rechinan los dientes. El hecho es importante, sin embargo. Y los de Mejía podrían haberles cogido la punta a los de Abinader. La misma suerte de la otra vez, como si la lotería no cambiara de dirección y fuera el mismo azar. La gente tal vez no recuerda, pero en la competencia anterior Abinader fue debilitando el toro de Mejía clavando banderillas en cada pase. El efecto no se dejaba esperar, y desde fuera se consideraba el triunfo de Abinader como seguro, y adentro, si no cundía el pánico, la frustración se notaba a leguas. Los partidarios más piadosos de Mejía inventaron el sacrilegio de que no quería ganar y que por eso permitía a Abinader hacer y deshacer en contra suya. Y la verdad sea dicha, y aceptada. El ánimo de Mejía decayó, y el análisis a profundidad de su actitud daba un resultado evidente. Un designio superior actuaba, sin que se conocieran los hilos ni se entendiera razón. Hipólito dejó de ser Hipólito, que es lo peor que le puede pasar a un boxeador en mitad de una pelea...

COBRANDO CUENTAS.- Hipólito Mejía no habla de encuestas por ahora, y si no da cuenta de porcentajes, la razón es muy simple: Estos no le favorecen. Sin embargo, tiene que sentirse afectado por ese 75,9% de Luis Abinader. No puede descalificar la partera, pues la conoce y sabe que no se dedica a embellecer muchachos feos. Lo que resta es la lucha abierta, como la está llevando en la ocasión, y la posibilidad de que la suerte cambie. Aunque nada de confiarse y dejar al contrario mover fichas a lo loco. El caso del vocero de la Cámara de Diputados. Cuentan que Abinader quería en ese puesto a Faride Raful, y que Alfredo Pacheco se dio cuenta y maniobró de manera efectiva. El factor decisivo fue el movimiento Verde. No se consideró a la joven Raful como una prestante dirigente del PRM, sino como enlace verde. Nunca la intriga fue más eficiente. Los verdes querían a Raful como vocera del PRM en la Cámara de Diputados, pero no para que defendiera los intereses del partido, sino para que sirviera a los fines de la sociedad civil. La especie tuvo su efecto en Andrés Bautista, Jesús --Chu- Vásquez e Hipólito Mejía, quienes vieron la oportunidad de cobrarse afrentas, y Pacheco, un imputado por Odebrecht, superó la prueba entre sus iguales...

TODAVÍA NO.- Odebrecht estuvo ensayando baile entre perremeístas en los días de la detención, medidas de coerción y apelación, pero todavía no toma para sí la pista del PRM. Eso viene, comentan los enterados, o los involucrados. De entrada se preguntan, y lo hacen a viva voz: ¿Quiénes fueron y quiénes no fueron a la cárcel a ver a los compañeros detenidos y sometidos a proceso? Faltó gente, y gente de principalía. Hubo que se dieron su vuelta por el Palacio de Justicia de Ciudad Nueva, pero a Najayo nunca. Y en Najayo era donde podía expresarse la real solidaridad. Esa está guardada. Pero además están los que fueron a sondear la posibilidad de que Andrés Bautista pidiera una licencia como presidente del PRM. Una forma aviesa de abandonarlo a la intemperie, aunque fuera políticamente correcto. Los peledeístas mandaron su carta, aunque nunca se conoció el caso y se tiene previsto reintegrarlos como si nunca hubieran cometido falta. Hubo trances difíciles, confrontaciones ríspidas. “¿Tu viniste a verme a mí? ¡Dímelo! ¿Tu viniste a verme a mí o a los demás? ¡Dímelo! Dímelo, porque si tu viniste solo a verme a mí, yo llamo ahora al guardia para que te saque”. Hablan del perro con el rabo entre las piernas, pero nadie se imagina una situación peor. La del perro sin rabo y las patas temblando. Así que entre los perremeístas y Odebrecht hay capítulos pendientes...