Por Mayobanex De Jesús Laurens.
Mayobanexlaurens@hotmail.com
Las estaciones en República Dominicana reflejan vientos suaves,
subidos y muy fuertes en distintas épocas del año. Algunos se tornan
huracanados y pueden ser verdaderamente desastrosos si las estructuras
de sostenimiento no presentan fortalezas.
Los vientos siguen soplando con
trayectorias a dos fortificadas torres que parecen soportar todas las
embestidas, inclusive las provocadas por huracanes.
Un fuerte ventarrón, convertido
en magno tornado, se ha mantenido durante dos años soplando con fuerza
en las estructuras de las edificaciones moradas, aplacando sus vientos
toda la ira de acusaciones, intentonas justicieras, con el firme
objetivo de destruir su obra y su liderazgo forjado en años de
militancia y fruto de tres períodos que la historia tiene en su haber
para contar a las generaciones presentes y futuras.
Otro fuerte tornado sopla en las
huestes palaciegas, chocando en sus fortificadas vigas de concreto,
llevando con el viento los gritos de la continuidad de una gestión
brillante, que en un bienio ha cambiado el estilo, el fondo y la forma
de llevar la misión, ganándose el aprecio de toda una nación que se lo
expresa y le admira.
Ante las direcciones de los
ventarrones, de los tornados, de los vientos huracanados a lo interno
del horizonte morado, los muros del retorno y de la continuidad están
prestos para dejar que sus torres sean protegidas por un organismo
superior en el cual están incluidas ambas fortificaciones.
Es en ese organismo en donde se
decidirá qué viento seguir: si el que va al ala del retorno, o el que va
al ala de la continuidad.
A pesar de la fuerte brisa, que
genera inmenso ruido, los morados soportan las tempestades, a sabiendas
que después viene la calma y se disfruta en tranquilidad lo que han
podido soportar para recibir.