Alfredo Meza /Tomado de Elpais.com
Nicolás Maduro, en el centro, el jueves. / J. BARRETO (AFP)
Primero había que cumplir con el
ritual. Los delegados que participaron en el III Congreso del Partido
Socialista Unido de Venezuela se presentaron en el panteón que aloja los
restos de Hugo Chávez, el Cuartel de la Montaña, para comunicar las
conclusiones del evento que culminó la tarde del jueves en Caracas tras
cinco días de sesiones. De ellas, la más importante es el inminente
aumento del precio de la gasolina anunciado por el presidente, Nicolás
Maduro, que pasará primero por el trámite de una consulta pública antes
de concretarse.
No es poca cosa. El gobernante
ha buscado cobijo ante los restos de su mentor político para anunciar
una medida muy impopular. Los venezolanos asumen que les corresponde
pagar mucho menos que el precio internacional porque nacieron en un país
petrolero. Consciente de esa construcción cultural, Maduro presentó el
ajuste como un beneficio para todos. Propuso repartir en cinco áreas los
posibles ingresos del aumento, que —según el precio final al que se
fije el combustible— se calcula que andará entre 40.000 y 100.000
millones de dólares (de 30.000 a 74.000 millones de euros): viviendas,
becas universitarias, asistencia a ancianos, seguridad y vialidad, y
servicios públicos.
El gesto es la culminación de
varias maniobras destinadas a convencer a la militancia de que es
imposible sostener un subsidio al combustible. Según cálculos oficiales,
el Estado pierde anualmente 15.000 millones de dólares (11.160 millones
de euros) y debe lidiar con otros problemas asociados: el contrabando
de combustible hacia la vecina Colombia y las mafias que han enriquecido
vendiendo gasolina venezolana con sobreprecio en ese país. El miércoles
el vicepresidente del área económica y presidente de la estatal
Petróleos de Venezuela (PDVSA), Rafael Ramírez, había presentado a los
delegados al Congreso las razones para ajustar el precio del litro de
combustible —fijado desde hace 18 años en 0,097 bolívares (0,01 euros al
cambio oficial)— aunque esta discusión no se hizo pública y los
delegados rehusaron confirmar si se había votado o no el aumento en el
pleno.
Mucho antes de este evento, los
voceros oficiales habían sugerido esa posibilidad, que permitirá cerrar
parte de la brecha fiscal, de 12 puntos, del PIB. Lo hizo en diciembre
el vicepresidente Jorge Arreaza luego de la victoria chavista en las
elecciones municipales del 8 de ese mes. Pero en el camino se atravesó
la protesta del ala radical de la oposición, que dejó una herida
pronunciada en la popularidad de Maduro, reportada por distintas
encuestadoras, y la crisis interna del partido gobernante, desvelada a
partir de la salida del histórico ministro de Planificación, Jorge
Giordani, un dogmático de izquierdas enfrentado con la posibilidad de un
ajuste económico ortodoxo. Maduro ha superado esas dificultades
mediante una alianza circunstancial con el número dos del chavismo, el
presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, y el respaldo de
su partido, que lo ha nombrado como presidente. Hoy está en la mejor
posición para tomar esa decisión que en los meses precedentes.
La medida es parte de un ajuste
mayor que, según la firma Ecoanalítica, abarcará otros cinco ejes: uno,
la unificación de los distintos tipos de cambio —el Estado se reserva la
compra y venta de moneda extranjera desde hace 11 años y medio y ha
establecido tres valores de precio del dólar— y la legalización del
mercado paralelo de divisas; dos, la flexibilización de la política de
controles de precio; tres, el incremento de la producción de petróleo
mediante acuerdos con los socios de PDVSA; cuatro, el incremento de las
tasas de interés y la reducción del financiamiento monetario desde el
Banco Central de Venezuela a las empresas públicas; y cinco, la
extensión de los plazos de vencimiento de la deuda exterior concentrados
entre 2014 y 2015.
La oposición es consciente de
que en Venezuela la gasolina se regala, pero antes de respaldar en
público esa medida han preferido criticar la política petrolera del
Gobierno. Parte de la producción de crudo venezolano se exporta a Cuba
como contraprestación de los servicios de entrenadores deportivos y
médicos comunitarios y también se destina a los países miembros de
Petrocaribe, que pagan la mitad de la factura a precios internacionales y
el resto con financiamiento de hasta 25 años al 4% de interés. Maduro,
sin embargo, no pareció dirigirse a sus adversarios al momento de
anunciar la consulta para establecer el nuevo precio. Le basta con el
respaldo de la militancia y la notificación simbólica ante la tumba del
gran timonel Chávez.