Orlando Gil/Tomado de Listin Diario
LA
BOLETA, LAS BOLETAS.- La impresión es de que los partidos no han sabido
en esta oportunidad confeccionar su boleta electoral, y posiblemente
esa situación afecte sus resultados en lo congresual y municipal. Los
factores como cartas son difíciles de barajar y la mesa luce demasiado
estrecha.
Los riesgos, más que previsibles, pero a los partidos parece
no importarles. No temen a las fatalidades, y una sería que el votante
se cobre sus ligerezas y no comparta ese ánimo desaprensivo. Que así
como las cúpulas desconocen militancia, olvidan principio y premian
deslealtades ajenas, el votante no se subordine a los listados y
sufrague según su criterio y por su cuenta. La magia de exageración
pierde el sombrero o el conejo cuando se confronta con la realidad. El
PLD, por ejemplo. Habló de que en las primarias tendrían derecho a votar
dos millones doscientos mil peledeístas, y sin embargo, cuando los
responsables del proceso interno pasaron raya, solo seiscientos treinta y
siete mil. Ellos deberán reconocer la falta o aceptar la falla. No
podía votar nunca esa cantidad, y la razón era muy simple. Los niveles
congresual y municipal no despiertan tanto fervor, pero además las
elecciones no fueron en todos los lugares...
DEMASIADO
TRABAJO.- No hay dudas de que en Santo Domingo Norte habrá un ganador
en la competencia por la alcaldía de ese municipio, pero lograr un
resultado está dando más trabajo de la cuenta. Y la reacción de los
aspirantes no es la más cuerda. Hablan de anular esas elecciones y hacer
otras. Sin dudas con el mismo padrón e igual gente y circunstancia. Se
informa como hecho extraordinario que los votos se van contando uno a
uno, y habría que preguntarse de qué otro modo. Pero también se dice que
parte del conteo se lleva a cabo en la Casa Nacional. Esto es, por aquí
y por allá, sin que pueda precisarse cuál es más confiable. Si el de
por aquí o el de por allá. Aunque en todo caso se hace evidente una
irregularidad, y esta afecta el proceso como los demás incidentes de
muertos, heridos y robo de urnas. Da la sensación de que los peledeístas
no saben votar, pero tampoco contar. Esta situación hace recordar que
en las elecciones nacionales de 1990, y al fallar el centro de cómputos,
los peledeístas se dieron a la tarea de contar a manos las actas de
entonces. Querían alegar triunfo, pero los equipos no ayudaron...
ÁNIMO
DE ARREBATO.- Esas dificultades originadas en un ánimo de arrebato, en
que ninguno de los compañeros cede ante el otro, podría repercutir en el
comportamiento futuro del votante peledeísta. Cada aspirante sabe por
sus propios medios si ganó o perdió, y en ese orden no tiene sentido que
sometan al partido, el suyo, a una especie de deshonra pública. Un
escrutinio que pudo haber sido ejemplar, un modelo, no lo fue, y de
mantenerse estos forcejeos, los riesgos y las consecuencias podrían ser
mayores. Llevar más allá de lo prudente los resabios, o dejar que estos
den lugar a rencores, o a resentimientos difíciles de eliminar, sería un
trastorno innecesario. Al PLD le conviene salir de la prueba, si no
airoso, por lo menos rápido. Lo que quedó mal, quedó mal, y no puede
permitirse más animosidades. Si acaso arreglar la carta en el camino,
pues la tarea inmediata es conformar las boletas y salir a hacer
campaña, de manera que cada cual, candidato o grupo, se dediquen a lo
propio y se olviden de las venganzas pendientes...
2016
IGUAL A 2012.- El presidente Danilo Medina se hace el sueco, el que no
se da cuenta de la táctica de sus oponentes internos. Por ejemplo,
cuando un seguidor de Leonel Fernández se queja públicamente de que a
ese sector, como sector, no lo llaman a integrarse a la campaña, está
pensando en la cuota de poder que le correspondería si participara y
fuera un elemento de triunfo. Los leonelistas que ocupan posiciones a
nivel de Congreso Nacional o de Municipio, y que repetirán en virtud del
acuerdo que reservó y congeló candidaturas, no tienen problemas de
empleo. Ahora, los que no se postulan a nada, y se hallan fuera del tren
administrativo del gobierno, si se preocupan de no ser tomados en
cuenta en un próximo mandato. Lo que quieren, y disimulan, es que el
2016 sea lo mismo que el 2012, cuando el actual mandatario no pudo
disponer a sus anchas a favor de su gente, pues se sintió obligado a
dejar en posiciones de poder a representantes del antiguo régimen. Esas
voces que se levantan, incluso de manera necia e inoportuna, no solo lo
hacen por chisme, sino como una forma de propiciar y aprovecharse de una
posible cohabitación...