César Medina/Tomado de Listin Diario
Si
la tozudez de los políticos es libre, mucho más lo es su miopía para
proyectar el futuro más allá de sus propias narices. No hay mejor
ejemplo que el caso de Luis Abinader que tiró tanto el cántaro al pozo
que le abrió un hoyo, como dice el viejo refrán...
...No
fue capaz de comprender las circunstancias que moldearon su candidatura
para asumirla como proyecto de futuro --“sembrar un voto duro”, le
llamó alguna vez Vincho Castillo--, y en cambio se abrió un frente que
devino cuña del mismo palo que lo descalifica mientras le disputa con
soberbia y arrogancia el espacio opositor.
Ahora
se demuestra que Abinader “no da el ancho” -- como dicen los
españoles--, y corre el riesgo de hacer un papel ridículo el 15 de mayo,
mientras avanza la opción de Guillermo Moreno, que empieza a aglutinar
sectores de la juventud, contestaría que buscan aire fresco procurando
mejor futuro.
Las
encuestas que empiezan a conocerse dejan mal parada la candidatura de
Abinader mientras proyectan el crecimiento de Moreno que al parecer
terminará con una votación cercana a los dos dígitos que lo catapultaría
al liderazgo de un tercer polo electoral con grandes posibilidades en
2020.
Eso podrá sorprender a algunos, no a mí que lo dije hace mucho...
Resulta
infantil, además de injusto, pedirle a Moreno que sacrifique esa
potencialidad por la candidatura de Abinader que definitivamente no
prendió y que él mismo se encargó de aniquilar cuando suscribió una
alianza suicida con el Partido Reformista que terminó de tapiar su fosa
electoral.
... Cuando no pega
Cuando una candidatura presidencial no pega, no pega ni con Coquí...
¿No fue eso lo que le pasó a Danilo Medina en el proceso electoral del
2000? Ese ejemplo fue exactamente el que no acopió Abinader para iniciar
un proceso de crecimiento.
No
entendió que los procesos políticos no maduran con carburo ni con
inmediatismos poco inteligentes; obvió que tenía que construir una
figura presidenciable mirando el futuro más que el presente; no valoró
la coyuntura actual que favorece circunstancialmente a Danilo, y menos
entendió que la recomposición electoral empieza a ser forzada por los
sectores emergentes.
Su
entrega puramente electoralista al Partido Reformista --cediéndole, de
paso, media boleta electoral--, es el argumento perfecto de Moreno y
Minou Tavárez para renegar de un “bloque opositor” que ahora propone
Abinader sin hallar eco en los grupos emergentes ni en las fuerzas
sociales contestatarias.
Esa
negativa se justifica en la coherencia de Moreno denunciando los grupos
gobernantes del último medio siglo empezando por PRSC, el PRD y el
propio PLD. ¿Cómo aliarse ahora con uno de ellos tres?
Chin a chin, pero crece...
Resulta riesgoso para el partidismo tradicional seguir subestimando a
Guillermo Moreno... Los últimos meses he insistido en que su discurso
está encontrando eco en sectores mayoritarios independientemente de que
pueda levantar desconfianza en los grupos gobernantes que están por
igual bajo serios cuestionamientos.
Los
segmentos poblacionales que empiezan a definir su propio futuro son
mayoritarios, y el mensaje de Moreno les está llegando bastante claro:
el partidismo tradicional no tiene respuestas a ninguno de sus reclamos,
y las alternativas de cambio no las ofrece Abinader por mucho que las
reclame.
¿Cuál cambio...? ¿Aliado al Partido Reformista? ¡Dale ya!, dirían los españoles.