Orlando Gil
@orlandogildice/Tomado de Listin Diario
PODER
DE UNO.- La explicación oficiosa de la situación interna del PRM sería
una variante de lo que en otros términos se conocía como centralismo
democrático. Por ejemplo, dicen que las alianzas no terminan, que se
sigue a la espera de que los disgustados del PLD monten cabeza de playa
desde Moderno, que ese asunto lo maneja Luis Abinader de manera
personal, con el auxilio “técnico” de Manola Báez.
Ésta llevaría una
lista en la que quita y pone nombres en los espacios de candidatura
según le ordene su jefe político. A más de un aspirante se la ha oído
decir “déjame hablar con Manola”, aun cuando sabe que ella no tiene en
sus manos decisión al respecto. Simplemente anota, registra, y en caso
posible, sella. Uno que otro, en cambio, advierte, amenaza, y aunque
declara por lo bajo, se teme que ese ánimo contagie y los escarceos se
conviertan en revuelta de padre y señor mío. El trance luce imposible,
pues la generosidad con el extraño y el despojo al propio nunca podrán
avenirse. A uno se le regala lo ajeno y al otro se le niega un derecho.
La imposición, por la vía que sea, resulta odiosa. Además, se dijo desde
el principio, y así figura en el reglamento, que la encuesta era una
prioridad, nunca una obligación…
AGUA
PASADA.- La encuesta es un instrumento, pero para que sea válido debe
ser aprobado por las partes, ya que en derecho se considera ley lo que
se acuerda entre particulares. Aunque no sea una legalidad que pueda
alegarse ante el Tribunal Superior Electoral. Esta discusión quedó
clara, e incluso debe constar por escrito, cuando se suscitó para la
escogencia del candidato presidencial entre Hipólito Mejía y Abinader.
Es decir, que en base a ese antecedente, existen condiciones para que
cualquier aspirante reclame convención. Y convención es lo que no quiere
el candidato, la dirección del partido y la Comisión Electoral. La
situación, como se ve, es grave, y podría decirse que peligrosa, pues el
tiempo apremia y solo la candidatura de Abinader responde al mandato de
la ley electoral. Fello Suberví es el que por el momento hace más
ruido, pero no es el único caso. Los aspirantes a senador por la capital
no dicen nada, pero se mantienen a la expectativa, y se sabe de
ofrecimientos encubiertos para que depongan actitudes y acepten
posiciones de menor rango…
PASOS
A DAR.- El PRM necesita reunir su Comisión Política para aprobar las
alianzas, escoger sus candidatos a nivel nacional y celebrar asambleas
de delegados en todos los municipios. Después que se haga la escogencia
de las candidaturas municipales (alcaldes, regidores, directores y
vocales) se procederá a aprobarla como ordena la ley electoral. Ahí
podría la puerca retorcer el rabo. Los estatutos del PRM establecen de
manera transitoria que los dirigentes municipales, la mayoría de los
cuales está aspirando, y por tanto son partes del conflicto, conformarán
las asambleas de delegados que deberán proclamar a los nominados. Esto
es, juez y parte. Así la cuestión, los problemas no cesarán, sino que se
multiplicarán. Realizar estas acciones y resolver los conflictos que de
seguro se producirán, así como cumplir con los procedimientos internos y
los posibles recursos ante el Tribunal Superior Electoral, no llevará
un día ni dos, y se corre el riesgo, y no es exageración, de que llegue
el 15 de marzo, fecha límite para inscribir candidaturas, y el PRM no
haya superado la prueba…
LAS
TURBULENCIAS.- Pero no se crea que los aliados tienen mejor situación, y
lo que sucede en el PRM replica por lo menos en el PRSC. Armar la
boleta reformista no será un paseo, y ya se sienten las turbulencias,
aunque todavía no la tormenta. Lo mismito. El Partido Reformista Social
Cristiano decidió en asamblea de febrero del año pasado recorrer su
propio camino, dando lugar a que muchos compatriotas decidieran lanzarse
tras una posición electiva. Entonces se supo de 191 candidaturas, un
reflejo de una organización viva y en capacidad de dar la pelea: 14
senadores, 58 diputados, 65 alcaldes y 60 directores. Ahora, y con la
alianza, nada de eso va. Lo último que se cuenta es de un diputado que
se creía seguro, y de un momento a otro lo dejaron sin ropa en la calle.
Le pidieron que bajara de rango, y que aceptara una regiduría. El
hombre se puso como el diablo, mandó al proponente a donde siempre se
manda, y se fue del partido. Lo vieron de lo más sonriente con Johnny
Jones, quien aunque no administra un cementerio, a cada reformista le
tiene su nicho…