Por Hidalgo Rocha Reyes
Cuando
la sociedad en su conjunto pedía a grito el 4% para la educación nunca
definieron para que’ y por que’ y hacia donde dirigirían esos recursos.
Nunca plantearon, que yo recordara, programa de ejecución
presupuestarias para lo que solicitaban.
El
gobierno del presidente Danilo, en ese entonces acabadito de llegar,
acogiendo tal petición, enfoco su programa a dos elementos fundamentales
que gravitaban a corto plazo en ese pedido del 4%: falta de aulas y
aumento salarial para el personal docente. Escuelas a por pipa en todo
el territorio nacional, algunas construidas en sectores donde la
capacidad estudiantil era menor a que las aulas construidas y la
necesidad requerida. Aumento de salarial en más de un 100% a profesores y
personal docentes como ningún otro gobierno. Claro ninguno tenían
tantos recursos disponibles para aumentar.
Cumplidos
y desarrollados estos dos ejes del populismo gubernamental hacia el
sector magisterial, el gobierno se enfoco entonces, quizás después de
ver que los recursos de ese 4% era imposible ejecutarlo cada años, hacia
el anexo de las tantas extendidas, el desayuno y almuerzo escolar y las
eficientes estancias infantiles.
Todos
estos planes ejecutados y desarrollados por el gobierno en el sector
magisterial han dejado a la sociedad, planificadora de marchas y
protestas por el 4% satisfecha por su logro alcanzado. Pero no así al
mismo sector magisterial. Y hoy la educación esta como la guardia. El
que no da para otra cosa se mete a guardia. Y no sabemos quién educa a
quien.
Ese
mismo 4% le ha hecho daño a la educación gubernamental. El populismo
magisterial no quiere ver que ya cumplidos los ejes antes mencionados lo
que queda ahora es luchar por la calidad educativa. Eje fundamental y
necesario para un educador de lo nuevo tiempo. Esto porque no es posible
ver a profesores salir con pancartas exigiendo más aumentos de sueldos
con falta ortográficas garrafales, donde cualquier niño de primaria
pudiera escribir mejor, dando vergüenza y su gremio no dice nada. No es
posible ver informes de evaluación como el de PISA 2015 donde la
Republica Dominicana quedo en quinto lugar con el más bajo puntaje entre
72 países evaluados en pruebas de matemáticas, ciencia y lecturas y la
ADP no diga nada.
La
Asociación Dominicana de Profesores (ADP) no le interesa una de las
iniciativas más sana para dar y ofrecer al país una educación de calidad
como lo es la evaluación de desempeño basado en la competencia, donde
al docente se le pague por su capacidad, no por los títulos alcanzados,
fáciles estos de conseguir por el negocio que hoy existe de las
maestrías y licenciaturas patrocinadas por universidades de todos el
país. A la ADP no le importa ver como docente sin capacidad, nombrados
sin ser evaluados impartan materias sin capacidad ni preparación y tenga
sueldos igual o mejor que profesores apto para las mismas.
El
populismo magisterial de los dirigentes de la ADP, a los cuales nunca
se le ha visto impartiendo docencia en aulas algunas, no le hacen
planteamientos al ministerio de educación, como por ejemplo captar a
aquellos estudiantes universitarios con alto índices académicos en
carreras afines a las impartidas en su sector para que estos puedan ser
contratados o nombrados como profesores o monitores antes de que vayan a
parar a empresas privadas donde su intelecto puedan ser desechados.
Tampoco le interesa hacer planteamiento como contratar, a modo de medio
tiempo, como hacen en algunos países, aquellos maestros jubilados, pero
reconocidos por la propia sociedad educativa como excelentes educadores
que aun puedan dar un poco más.
Nada
de eso. Aquí la ADP solo ahora disfrazas sus pedidos involucrando
cocinas, calidad de almuerzo y desayuno escolar para solicitar más
aumentos de sueldos y nada para exigir mejor calidad educativa.
Ese
éxitos que presenta la educación dominicana, aunque se nos pueda tildar
de los que sea, pareciera que ha sido solo gubernamental. La Asociación
Dominicana de Profesores (ADP) nada ha aportado para que el sector
público educativo este recibiendo avalancha de alumnos desde los
colegios y centros privados por las ventajas económicas que esta
presentada. El populismo lo está arropando y por eso nadie le está
haciendo caso, aunque sigan lesionando como siempre a los de bajos.
El autor es abogado y Comunicador