Redacción DDB/IB/OSD…Estilo Bloguero
Nueva vez se pone sobre el tapete las profanaciones de tumbas por
malhechores en los cementerios, con la finalidad de abrir las mismas,
extraer los féretros y revenderlos a quienes se dedican a ese oficio,
amén de robar cualquier pertenencia con que hayan sepultado a la persona
fallecida.
En
el cementerio Américo Melo en esta ciudad de Barahona, los familiares
se ven en la necesidad de tener que destruir la llamada caja de muerto,
para evitar que los delincuentes luego acudan al lugar a profanar la
tumba y extraer el féretro.
Una solución probable…
Dado que el objetivo es la caja de madera y su alto valor en la medida
de las posibilidades familiares, lo ideal sería que las funerarias
incluyeran en sus servicios fúnebres tener cajas de plásticos que se
puedan colocar dentro de las de madera.
El
féretro plástico se incluiría dentro del de madera para los fines de
exponer al fallecido al velatorio. Una vez se lleve al cementerio, se
extraería la caja hecha de plástico y se introduciría a la tumba,
devolviendo a la funeraria la caja de madera.
Muchos
verían en esto algo poco ético y hasta vergonzante, pero es peor
incurrir en un dineral para adquirir un féretro de alto valor y que
luego de enterrado el muerto, los malhechores hagan su agosto,
extrayendo el mismo para revenderlo.