Mientras los morados estaban en su décimo congreso, buscando sobreponerse de la vergüenza en pasados comicios municipales, legislativos y presidenciales, hubo uno que ‘se hizo el sabio, salió alante e inició los amarres con los dirigentes nacionales de la organización política fundada por el extinto maestro, político y escritor’.
Dentro de las filas dirigenciales moradas, los otros presidenciables reaccionaban molestos con esos encuentros fuera de lo institucional, y hasta ‘documentos se pusieron a correr’.
El ‘número uno’, que sabe perfectamente cómo ‘trazar la raya de Pizarro’ y poner freno al desenfreno, lo dejó que siguiera hasta que concluyera el proceso de reestructuración interna.
‘El jefe absoluto’ dejó correr al de ‘alante’, y ahora sale decidido a resumir el control de su ‘propiedad’ recorriendo el país con su ‘secre’ y varios miembros del órgano de dirección política, apéndice de su comité central, para enviar una clara señal a los dirigentes: “quien manda aquí soy yo, y lo que procede son los trabajos institucionales”, emanados de su reciente congreso.
Muchos ahí dentro, envueltos de morados y amarillos, abrazados con una estrella, no entienden ni saben qué se mueve, pero como decía de manera muy frecuente su extinto lider: “lo que no se ve, muchas veces es más importante que lo que realmente se ve”.