AgenciasÚltima Actualización 1 de junio de 2025
Tomado de Noticias Telemicro
Redacción.– Una investigación reciente ha revelado que los gases producidos en el intestino humano podrían desempeñar un papel clave en la regulación del cerebro, el comportamiento y el estado de ánimo, gracias a su acción como gasotransmisores.
Estos gases, generados por la microbiota intestinal durante la digestión, incluyen compuestos como nitrógeno, oxígeno, hidrógeno, metano, dióxido de carbono, sulfuro de hidrógeno y óxido nítrico. Mientras parte de estos gases es expulsada, otra porción se transfiere al torrente sanguíneo, donde puede actuar como regulador fisiológico.
Los científicos señalan que estos gasotransmisores cumplen una doble función en el cuerpo humano: como fuente de energía para las bacterias del intestino y como moduladores del sistema nervioso, inmunológico y cardiovascular. Por ejemplo, el óxido nítrico producido por estas bacterias actúa como neurotransmisor en el cerebro. En estudios con ratones, se observó que la deficiencia de esta sustancia puede generar alteraciones en la conducta y síntomas similares a la depresión.
Publicaciones relacionadas
Alexander Ogando gana en los 200 metros del Grand Slam Track en Filadelfia
FBI investiga un «ataque terrorista» en Colorado; policía reporta «varias víctimas»
Además, las investigaciones indican que la producción de estos gases varía según la dieta, el estilo de vida y la composición bacteriana de cada individuo. Esto ha llevado a los investigadores a considerar la posibilidad de utilizar esta información para el desarrollo de tratamientos dirigidos a trastornos neuropsiquiátricos, como la depresión. “Parece factible, por ejemplo, intentar normalizar la cantidad de amoníaco con la ayuda de bacterias que se introducirán en el cuerpo de forma dirigida”, explicó el investigador Alexander Oleskin, de la Universidad Estatal Lomonósov de Moscú.
Relación con la ansiedad y el síndrome del intestino irritable
El estudio se suma a un creciente cuerpo de evidencia que respalda el vínculo entre el intestino y el cerebro. Una reciente publicación en Neurogastroenterology & Motility Journal analizó los efectos de la suplementación con fructooligosacáridos de cadena corta (scFOS) en pacientes con síndrome del intestino irritable (SII) y ansiedad.
El ensayo clínico, realizado con 79 participantes durante cuatro semanas, mostró una mejora significativa en la calidad de vida y una reducción en los síntomas de ansiedad en el grupo que recibió scFOS, en comparación con el placebo. Los cambios positivos se atribuyeron a una modificación favorable de la microbiota fecal.
Otros estudios clínicos también han demostrado que cepas probióticas como Bifidobacterium lactis HN019 pueden reducir la flatulencia y aliviar síntomas gastrointestinales como el estreñimiento y la regurgitación ácida. Estos hallazgos posicionan a los suplementos probióticos de calidad como una alternativa viable para personas con exceso de gases y otros trastornos digestivos.
El conjunto de estos hallazgos refuerza la creciente importancia del eje intestino-cerebro en la investigación médica y psicológica actual.