El domingo está consagrado para el descanso en familia y asistir a la iglesia para quienes profesan alguna religión, especialmente la católica. Aunque en la biblia el día marcado para el reposo es el sábado, la influencia del Imperio Romano la trasladó al domingo.
Ese descanso no lo inventó nadie, es bíblico y manda al reposo al séptimo día, luego de seis dedicados al trabajo. Luis Abinader no guarda día de reposo, hace cinco años se convirtió en Presidente y se ha ganado la fama de “presidente trabajador”, porque dedica largas horas a sus responsabilidades de jefe de estado, los siete días de la semana, incluyendo el domingo.
Los domingos de Abinader ahora no son solo de trabajo, tienen un ingrediente amargo, agregado por los expresidentes Leonel Fernández y Danilo Medina. Hace alrededor de diez semanas, Danilo arrancó primero en las asambleas del PLD y luego Leonel salió del Congreso de la FP a sus tradicionales juramentaciones, que aprovecha para criticar al gobierno.
Los expresidentes pasaron de sostener varios encuentros para afinar una respuesta unificada sobre el impacto de la crisis de Haití a intercambio de duras críticas.
El presidente Abinader lleva la desventaja, no solo porque es dos contra uno, además es que nadie lo ayuda en el PRM. Lo que más debe preocupar a los estrategas del gobierno, es que ahora la agenda de La Semanal la traza la oposición. Nadie se acuerda de los temas que trata el gobernante en su rueda de prensa y menos de las preguntas jocosas que se volvían virales. Ahora los periodistas tienen material y preguntan de las críticas de la oposición. El gobierno está compelido a cambiar la dinámica de la comunicación porque Leonel y Danilo hacen que arranque la semana a la defensiva. Así es difícil torear un gobierno en su etapa de desgaste.