1 septiembre, 2025/El Caribe
El 23 de febrero de 2023, en su discurso de rendición de cuentas, el presidente Abinader, refiriéndose a la Central Termoeléctrica Punta Catalina, afirmó que esta “hoy es la planta más eficiente del sistema en términos de costo de energía gracias a las oportunas compras de carbón.” Sin importarle un carajo el cúmulo de calificativos negativos que políticos y técnicos de su partido habían lanzado en el pasado y seguían lanzando en ese momento a Punta Catalina, el presidente Abinader le habló al país como lo hacen los estadistas que reconocen y valoran las iniciativas visionarias e inversiones productivas del Estado realizadas durante las administraciones de otros partidos políticos.
Esa verdad lanzada a viva voz por el presidente ha sido validada año tras año. Cualquiera que se tome la molestia de revisar las publicaciones del Ministerio de Energía y Minas (MEM) en su portal, podrá comprobar cuán cierta fue y sigue siendo aquella valiente afirmación del presidente Abinader. En el Boletín de Generación y Gestión de Energía de junio de 2025, por ejemplo, el MEM presenta un listado del costo variable de producción de las centrales térmicas de generación del país. Cuando se observa el gráfico, se aprecia que las unidades 1 y 2 de Punta Catalina produjeron energía en el pasado mes de junio a un costo variable promedio de 3.61 y 3.63 centavos de dólar por kilovatio hora (kWh). A estas unidades les siguieron Itabo II y I (4.93 y 5.26) y San Pedro Bio Energy (5.59) que opera con biomasa. Luego siguen las plantas de combustible dual, cuando operan con gas natural, Quisqueya I (5.61), propiedad de Puerto Viejo Dominicana Corporation (Barrick), las tres unidades de CESPM (5.99, 6.26 y 6.34) y Quisqueya II (6.46), propiedad de EGE Haina. El abaratamiento en el costo variable de producción de estas últimas cinco plantas ha sido posible gracias a la construcción, durante 2018-2019, del gasoducto que va desde las instalaciones de AES Andrés en Boca Chica hasta San Pedro de Macorís y la conversión, durante 2019-2020, de las tres unidades de CESPM para que pudiesen operar con gas natural, un combustible muchísimo menos costoso que el Fuel Oil #6 que utilizaban las Quisqueya y el Fuel Oil #2 que anteriormente requerían las de CESPM.
La diferencia de 8 centavos de dólar por kWh entre el costo variable de generación y el precio monómico al que Punta Catalina vendió a las EDE (11.7 centavos de dólar por kWh) se debe en gran parte al costo de la potencia, el cual no es más que el cargo cobrado por las empresas generadoras estatales y privadas para poder recuperar la inversión realizada y obtener la rentabilidad esperada. Este cargo cobrado por Punta Catalina, que incluye el peaje de transmisión que cobra la ETED, es relativamente bajo si se tienen en cuenta los 9.9 centavos de dólar por kWh que cobra el promedio de los parques solares fotovoltaicos.
Estos últimos utilizan la radiación solar gratis como combustible. Actualmente, los parques solares fotovoltaicos tienen un estimado de inversión (sin financiamiento) equivalente a US$1 millón por megavatio (MW), la tercera parte del costo por MW estimado en abril de 2023 por la Energy Information Administration del Gobierno de EE. UU. para las centrales convencionales avanzadas de carbón (US$3.25 millones). Recordemos que la construcción de la central termoeléctrica Punta Catalina de 752 MW, se inició en diciembre de 2013.
Las informaciones sobre el aporte de Punta Catalina a las cuentas fiscales que publica el MEM comienzan a partir de 2022. En la tabla que anexamos, construida a partir de los datos oficiales publicados por el MEM, se tiene que el beneficio registrado por Punta Catalina en 2022 alcanzó US$327.6 millones. En 2023 y 2024 fue de US$400.5 y US$282.5 millones, respectivamente. Según el MEM, los beneficios acumulados por Punta Catalina durante el período 2022-mayo de 2025 alcanzaron la suma de US$1,061.7 millones.
A este beneficio, el cual permitió a la empresa estatal pagar dividendos gigantescos al Gobierno, como reconoció el 27 de febrero de 2023 el presidente Abinader, debe sumarse el ahorro que tuvieron las EDE en sus compras de energía. Entre 2022 y mayo de 2025, las EDE compraron 16,369 gigavatios hora (GWh) de energía a Punta Catalina, a un precio promedio de 13.98 centavos de dólar por kWh, 10.31 centavos más bajo que el de 24.29 centavos que las EDE habrían pagado en el mercado spot en ausencia de Punta Catalina. En consecuencia, al poder comprar 16,369 GWh a Punta Catalina, obtuvieron un ahorro total en compra de energía ascendente a US$1,687.6 millones entre los años 2022-mayo 2025. En consecuencia, la contribución total de Punta Catalina a las cuentas del Estado dominicano durante 2022-mayo 2025 ascendió a US$2,749 millones, para un promedio anual de US$805 millones.
Lo anterior debería bastar para entender por qué un reconocido asesor del Banco Mundial en el área de la distribución y comercialización de electricidad, con vasta experiencia en programas de reducción de pérdidas en países de África y del Asia subdesarrollada, nos reprimió en días pasados cuando mencionamos a Punta Catalina. Para el tocayo, ese nombre es inapropiado. Para él, que conoce mejor que nadie la genética del cáncer que consume a las EDE dominicanas, el nombre de Punta Catalina debe ser cambiado por el de Santa Catalina. Es lo menos que merece después de tantas denostaciones. No debemos esperar, sin embargo, el cambio de nombre para acoger favorablemente la visionaria recomendación de la Comisión Investigadora del Proceso de Licitación de Punta Catalina, integrada por monseñor Agripino Núñez, pastor Jorge Reynoso, Pedro Brache, Pepín Corripio, Gabriel del Río, Servio Tulio Castaños, Persio Maldonado, Celso Marranzini y Jaime Aristy Escuder, cuando en 2017 recomendó que para la operación y mantenimiento (O&M) de Punta Catalina debía seleccionarse una firma no solo con experiencia y credenciales en O&M de plantas a base de carbón, sino también, que estuviese familiarizada “con las características específicas de los principales equipos de la CTPC. Si la empresa operadora tiene experiencia con turbo-generadores General Electric (GE) y calderas sub-críticas Babcock & Wilcox (B&W) como las que se están instalando en la CTPC, debe valorarse y ponderarse adecuadamente esa experiencia”. Eso habría evitado el error en que se incurrió en 2021, cuando los administradores de Punta Catalina se desviaron de la programación para la compra de carbón que se les entregó el 16 de agosto de 2020, llevando a la empresa a pagar un sobrecosto de US$320 millones en la compra de carbón en 2021. A eso era que se refería el presidente cuando señaló que Punta Catalina era la más eficiente en 2022 y 2023 gracias a las “oportunas compras de carbón”. Las del 2021 fueron lamentablemente muy inoportunas y extraordinariamente costosas. Quizás por eso, el MEM comienza a publicar los datos financieros de Punta Catalina a partir de 2022, a pesar de que la empresa estatal vendió 4,599 y 4,363 GWh a las EDE en 2020 y 2021, respectivamente. Si algún día se publican, se comprenderá mejor la recomendación visionaria de la Comisión