ORLANDO DICE…
Hipólito, el FMI y los cómputos de la Junta
Orlando Gil
orlandogil@codetel.net.do
LOS RIELES.- La comparecencia de Hipólito Mejía y Danilo Medina en el almuerzo aniversario de la Asociación de Industrias fue una buena oportunidad para colocar la campaña electoral sobre rieles de racionalidad.
De que los planteamientos de los candidatos crearan un marco adecuado de discusión entre sus partidarios, y de que esos temas no se perdieran por falta de contradictores. Los seguidores de uno y otro andan cantando victoria, y ninguno la obtuvo, puesto que no hubo confrontación. Cada cual dijo lo suyo, y como estaba escrito, vale el dicho de que el papel lo aguanta todo. Sucedido el hecho, se vuelve a la política menuda, a los dimes y diretes sin provecho ni consecuencia. Por ejemplo, fuera bueno saber porqué el PRD quiere que fracase el acuerdo del gobierno con el Fondo Monetario Internacional, si todos los sectores (políticos, económicos y sociales) estuvieron de acuerdo con que se firmara. Incluso, llegó un momento en que se consideró un imperativo nacional. La única forma de impedir que el gobierno se desbordara…
EL FONDO.- La pregunta es: ¿Si ese acuerdo con el organismo internacional se fuera a pique, perdería Danilo Medina las elecciones? Otra sería: ¿Si el gobierno debe cumplir con el pueblo o con el Fondo Monetario Internacional, pues se sabe que los intereses de uno y otro no van de la mano? Los profanos no asocian a Medina y al FMI, y si Medina no tiene control del Presupuesto para aprobar el cuatro por ciento a la educación, tampoco puede hacer nada al respecto. Esa es una responsabilidad de gobierno, y todavía no es gobierno. Y no tiene porqué entrometerse, ya que si hay dispensas para la presente administración, con más razón para la nueva. Además, las cartas sobre la mesa no significan juego. El trance es para pensarlo. Es subir o no la tarifa eléctrica. Si no se llegara a arreglo, el gobierno dejaría de recibir unos recursos que están pendientes. El panorama de todos los países es que con déficits se puede gobernar, pero que con altos precios en servicios básicos la revuelta se impone. Baste suponer lo que sería el llamado a paro y un alza simultánea de luz…
EL PODER.- El caso del Centro de Cómputos de la Junta Central Electoral es lo mismo. Le pregunté a Eddy Olivares de que cuál era el poder que estaba detrás de Franklyn Frías, de que si era la OTAN o el Pacto de Varsovia, de que si Estados Unidos o la Unión Europea, que no había forma de removerlo. No supo decirme. Tampoco cuáles eran los temores que se tenían, de que si había manera de que Frías alterara los programas e hiciera ganar al candidato Danilo Medina. El candidato Hipólito Mejía dice que hay que sacar a Frías de Cómputo, y que su solicitud debe ser atendida, puesto que él correspondió en el 2003. El PRD anda en el mismo tono de desafío, y la mejor demostración fue el abandono de los debates en el día de ayer. Lo de Frías es el gran misterio, pues se le cuestiona y cuestiona, incluso en tiempos diferentes, sin que se conozcan sus deficiencias o sus propósitos en contra del proceso o de sectores políticos determinados. Que en lo de ahora, como en lo de antes, hubo mucho de necedad y más de capricho…
CAVANDO.- Si los partidos, en particular el PRD, afectan la institucionalidad de la Junta Central Electoral por necedad o capricho, estarán cavando o tumbas o trincheras. Según la circunstancia, vale decir. Todos conocen los avances logrados, de qué se puede y qué no se puede, por lo que sus afanes no serán inocentes, y sí perversos. No hay porqué pensar en crisis, y mucho menos preocuparse, puesto que en todo caso sería pre-electoral, y tiempo hay para resolver todas las querellas. Las de ahora y las que puedan venir. Eddy Olivares, aunque gusta de los escenarios, no es el problema. Se sabe en minoría desde que fue escogido, no tiene cómo cambiar la correlación de fuerzas adentro, de manera que no le queda más que aceptar su fatalismo. El problema es el PRD que no puede vivir sin los fantasmas del pasado. Que envía mensajes equivocados, de que atiende más a la posibilidad de derrota que de triunfo. El partido blanco o su candidato no debieran perder su tiempo en los cómputos de la JCE, sino en los suyos. Dicen los propios perredeístas que ahí está todo por hacer…
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