jueves, 16 de agosto de 2012

ORLANDO DICE! La alocución de Hipólito Mejía, acto fallido que nadie entendió. SOLO A HIPO SE LE OCURRE!

ORLANDO DICE
La alocución de Hipólito Mejía, acto fallido que nadie entendió

Orlando Gil
orlandogil@codetel.net.do/Tomado de Listin Diario
INFLUENCIA.- La política es creativa, y conviene a dirigentes y partidos intentar caminos diferentes, siempre y cuando se tengan claros los propósitos y sobre todo las metas. Lo que no puede es improvisarse ni caer en nuevos desatinos. 


La alocución de Hipólito Mejía del pasado martes tiene mucho de una cosa y de la otra. Incluso, se sienten las influencias de Danilo Medina en cuanto a hacer lo que nunca se hizo. Un supermercado, por ejemplo, anunció a sus clientes conocidos la oferta que nunca antes hizo de regalar la compra. En ese sentido el contagio es evidente. Mejía hizo desde la oposición lo que nunca se había hecho: hablar de primero, cuando la costumbre era responder el discurso de juramentación y aprobar o rechazar las primeras medidas. Mejía, por tanto, decidió seguir siendo atípico, y el gobierno que se inicia hoy tendrá a su favor esa particularidad: la oposición de un partido con dos voces. El bando oficioso se fue alante y el institucional viene después. ¿A cuál atender, tomar en cuenta? ¿Al de Miguel Vargas o al de Hipólito Mejía?...

COSA DE ÉL.- La alocución como alocución estuvo bien. Si quiso despedir al presidente Leonel Fernández con una tunda de palos, y la acción fue de su agrado, satisfecho, pues. Ahora, como esa iniciativa era nueva, nadie entendió la ocasión y mucho menos la utilidad. El escenario de estos días se suponía que era de Danilo Medina, y el presidente Fernández al parecer se lo tomó a préstamo, y para rematar viene Mejía desde la oposición e intenta opacar a los dos. Acto fallido, hay que reconocerlo, y desde todos los puntos de vista. No pudo desplazar a ninguno de los dos, ni sembrar cizaña entre ambos, y lo que es peor, tampoco dijo nada nuevo. ¿Cómo competir con un presidente Fernández cuya jornada se extiende hasta la medianoche, o inaugurando o recibiendo homenajes? ¿Cómo meter cuña entre éste y Medina, si por el momento andan tan de la mano que ni novio que fueran? ¿Cómo provocar expectativas con una comparecencia si el misterio alrededor del discurso de Medina las consume todas? No hay dudas de que Mejía venía por lana y se fue trasquilado…

LA AUDIENCIA.- La alocución de Mejía del pasado martes no tuvo más efecto que trastornar la programación de la noche de Color Visión, pues hubo que mover hacia abajo y arriba los espacios establecidos, a fin de hacerle tiempo. Los televidentes maldicen, y las televidentes mucho más, si de por medio hay una telenovela o serie. Además, su equipo sigue fallando en los detalles. En el PRD hay locutores, buenos locutores. Y hay presentadores, buenos presentadores. ¿Por qué entonces lanzarlo al aire precedido de una voz en off que quienes la conocen identificaron como de Bonaparte Gautreau Piñeyro, cuando eso pudo hacerlo ante cámaras Aníbal Herrera, o la encantadora Faride Raful? Igual no puede decirse que tuviera una audiencia cautiva, ni que llenara ningún cometido, pues sus oponentes en los medios se habían ocupado de quitarle impacto. Adelantaron desde muy temprano en la mañana, y continuaron a lo largo del día, de que no haría más que repetir sus resabios conocidos. Que mantenía a flor de piel su encono contra el presidente Fernández…

COMO SE DIJO.- Hipólito Mejía no hizo quedar mal a sus oponentes de los medios, pues repitió las mismas líneas conocidas como si se tratara de un mantra. Y no le dañó el plante al presidente Leonel Fernández ni al electo Danilo Medina, pues ni siquiera los invitados internacionales habían llegado. Estos talvez hubieran sido un público de abono, pues como no conocían en detalles la situación nacional, o los alegatos postelectorales, podían ser sorprendidos. Ahora, ¿qué quedan de sus palabras? Depende si se las oye con el oído derecho o izquierdo, como hacen los sordos que tienen mañas.

En el derecho se escuchan aprestos de guerra, como si todo fuera irremediable, pero en el izquierdo suena a pausa, como si se abrieran ventanas y otras fueran las posibilidades. Un poco borgiano, pero es una realidad que fluye sobre sí misma. Que da lucha imaginar. Incluso, explica por qué habló alante. Mejía quiere ser parte de la nueva realidad, quiere que lo tomen en cuenta, como referente natural, como si tuviera en sus manos todas las claves. A buen entendedor…