Corea del Norte: "Las armas nucleares son la vida del país"
El comité central del gobernante Partido de los Trabajadores afirmó que las ojivas “no serán canjeadas ni siquiera por miles de millones de dólares”. "Son un tesoro", insistió
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La declaración figuró en una nota difundida después de que el líder norcoreano Kim Jong-un presidió la reunión plenaria del comité central del gobernante Partido de los Trabajadores.
El encuentro, que estableció una "nueva línea estratégica" para construir una economía más fuerte y un arsenal nuclear, tuvo lugar tras una oleada diaria de amenazas formuladas en las últimas semanas por Pyongyang. Estas incluyen la promesa de lanzar un ataque atómico contra los Estados Unidos y la advertencia el sábado de que la península coreana está "en estado de guerra".
El régimen de Corea del Norte está molesto por las maniobras anuales entre Washington y Corea del Sur y una nueva ronda de sanciones de la ONU tras su prueba nuclear del 12 de febrero, la tercera del país.
Los analistas creen improbable un ataque norcoreano y consideran las amenazas parte de esfuerzos por obtener una política más tolerante con Pyongyang del nuevo gobierno de Seúl, así como un gesto que le permita negociar con los Estados Unidos y quizá obtener más ayuda, además de consolidar la imagen del joven líder surcoreano y sus credenciales militares en el país.
Las armas nucleares son un "tesoro" que no debe ser canjeado por "miles de millones de dólares", dijo la nota del organismo político. Ni son "una ficha política de regateo ni un medio para tratos económicos, un diálogo o una oferta en la mesa de negociaciones para obligar a desarmarse".
"Las fuerzas nucleares de Corea del Norte representan la vida de la nación, que nunca podrán ser abandonadas mientras los imperialistas y las amenazas nucleares existan en la Tierra", agregó el texto.
Corea del Norte considera una amenaza para su existencia el arsenal nuclear de los Estados Unidos desde la guerra coreana de 1950-53, que concluyó en un armisticio, no un tratado de paz, lo que dejó a la península técnicamente en guerra.
Aunque los analistas consideran las amenazas en gran medida un alarde de bravuconería, hay temores de que pueda escalar un encontronazo armado, y Seúl ha prometido responder con contundencia.