Bienvenido Heredia
Siempre hemos escuchado la
expresión “el tiempo pasa”. Incluso hay una canción que dice “el tiempo
pasa y nos vamos poniendo viejos”. Una frase que he leído llega un poco
más lejos al expresar que “el tiempo pasa mientras tú permaneces”. Todo
eso es falso. Falso de toda falsedad. El Tiempo no pasa, quien pasa es
uno, los seres vivos, nosotros.
Pasa el género humano, el animal,
el vegetal. Pasa la biodiversidad, mas el Tiempo se mantiene incólume,
no se mueve, no camina, no pasa. Además está en todas partes al mismo
tiempo. Como muestra leánse la historia sobre la desaparición de los
dinosaurios. Estos gigantescos animales dominaron la tierra por más de
160 millones de años y se supone que desaparecieron hace unos 65
millones de años, pero el Tiempo no ha pasado, sigue presente. El Tiempo
es repetitivo. Cada año comienza el primer mes (enero) y termina a los
doce meses. Comienza el primer día y termina a los 365 ó 366 (si es
bisiesto).
A cuántos de los amigos lectores no les han dicho que
no se pone viejo?, que al parecer el tiempo le pasa por encima? “Oye!,
tú estás igualito, los años te pasan por arriba!”. Es cierto esto?
Afirmo que no, porque los años que le pasan a alguien por arriba, se le
quedan encima, se quedan en su cuerpo. Es decir, lo que uno tiene es una
sumatoria de días, semanas, meses y años. La persona que tiene 50 años
tiene encima 600 meses, 2,600 semanas y 18,200 días de existencia.
Millones
de personas logran llegar a la ancianidad y fíjense como terminan,
dobladas. Como me dijo un anciano hace unos 25 años, “los años no pesan
mi’jo, pero doblan”. De manera que no es verdad que los años le pasan a
nadie por arriba.
Visto eso, observemos la evolución de las
diferenrtes especies. Por ejemplo los árboles nacen, crecen y algunos se
reproducen, pero la mayoría muere. En las personas se dan siempre esos
cuatro procesos, con la diferencia de que no siempre nos reproducimos,
pero todos morimos. Mentras el tiempo no muere, sigue a pesar de nuestra
vida y muerte.
Los adultos tenemos la sensación de que el tiempo
cada vez va más rápido, mientras los niños y los jóvenes lo ven más
lento. Esas sensaciones cruzadas se deben a que los adultos normalmente
hacemos una rutina de nuestras vidas y repetimos decena y centenas de
veces muchos acontecimientos vividos: ir al trabajo (quienes pueden),
regresar a la casa, ir a una reunión, ir a una chercha, jugar algún
deporte o entretenimiento, ver televisión, etc. Es como un guión de obra
de teatro que presentamos día tras día durante muchos años. En cambio
los niños y jóvenes van adquiriendo una experiencia cada día,
aprendiendo cosas nuevas y algunas desconocidas para ellos.
Por
esas verdades tengo la firme convicción de que, así como desaparecieron
los dinosaurios, mientras el Tiempo sigue vivo y sin cumplir años, el
hombre desaparecerá como fuerza animal dominante de la tierra. Si no me
creen, busquen los estudios, investigaciones e informes que se han
estado publicando sobre el deterioro progresivo de los elementos vitales
de la tierra: agua, árboles, oxígeno, capa vegetal del suelo, capa de
ozono, clima. Búsquenlo y luego me cuentan.
La expresión “no tengo
tiempo” es una irresponsable y cobarde excusa improductiva, porque el
Tiempo nunca termina y jamás debemos dejar de actuar por “falta de
tiempo”.
Porque, definitivamente, el tiempo no pasa, seguirá siendo el más vivo y mudo testigo de nuestro deterioro y autodestrucción.
La Presa de Monte Grande y el Tiempo
El
tiempo sigue presente, mientras la Presa de Monte Grande no da señales
de existencia. El espacio está ahí esperando que el tiempo permita
establecer en él esa gran obra que irrigará cientos de miles de tareas
de tierra de nuestra Región, evitará las periódicas inundaciones de los
pueblos río abajo, nos proveerá de más agua para el acueducto del
Suroeste y contribuirá con un poco de energía eléctrica al deteriorado
servicio de electricidad nacional.
Aunque no es un ser vivo la
Presa dará vida. Si no muere antes de nacer, si no es abortada por un
mal parto o por un golpe bajo de bastardos intereses enemigos del
Suroreste, ella podría cumplir dos de los ciclos de la vida: nacer y
crecer.
Aprovecho para proponer a los defensores y escribidores
cotidianos de la Presa de Monte Grande, que establezcan el número real
de predios que serán irrigados por ese embalse, porque algunos hablan de
que serán incorporadas 150 mil nuevas tareas, otros se refieren a 250
mil, otros agregan 300 mil ó 350 mil, por lo que la sumatoria final no
está clara. Luego, no se sabe si al final serán 450 mil tareas que
recibirán agua de Monte Grande, si serán 600 mil o si serán 700 mil.
Ese
dato es esencial para que todos los que hemos asumido a Monte Grande
como el Gran Metro del Suroeste, unamos nuestras voces con metas claras y
objetivos definidos en torno a una obra que (junto con la odisea de
quienes viven alrededor del Lago Enriquillo), ha venido a ser el
detonante de la indiferencia sempiterna a que nos han sometido los
políticos que han gobernado por décadas la República Dominicana.