PARA EL CLIMAX DEL DESARROLLO!
El País requiere de tres grandes reformas que son inminentes, pero que nadie quiere asumir
Por Mayobanex De Jesús Laurens
De no abocarnos a su discusión y
procurar llegar a un consenso con todas las fuerzas vivas de la nación,
incluyendo sus entes productivos y laborales, estaríamos navegando en
las aguas de un océano que más adelante podrían volverse muy
turbulentas.
Tres grandes reformas son indispensables
para lograr el verdadero desarrollo de la República Dominicana: Reforma
fiscal integral, un pacto de competitividad industrial y una reforma
laboral acorde con la competencia de inversiones en otras naciones.
Cuando se habla de reforma fiscal
inmediatamente se interpreta como más impuestos lesivos para los
dominicanos. Una reforma fiscal integral podría ser lo contrario. Es
lograr un equilibrio en la base tributaria, que grave a los que más
tienen y que reduzca los tributos a la clase media y baja. Es generar
las condiciones fiscales para poder atraer las inversiones externas
privadas y motivar los inversores internos.
Para lo anterior, se determinaría la
propuesta de reforma fiscal por consenso, tomando como referente otras
naciones que resultan atractivas para los inversionistas, midiendo la
competencia entre ellas.
Exponer sobre el tema de la
competitividad industrial en nuestro país se interpreta como una postura
a favor del empresariado, pues nunca queremos verlos como aliados
generadores de riquezas y de empleos, sino como enemigos de la patria.
La competitividad industrial es
imprescindible para que el Estado dominicano pueda crear las bases
desarrollistas en materia jurídica, tributaria y laboral, así como de
productividad. Es generar un clima favorable a las inversiones, a la
libre competencia industrial, con acceso a créditos, menos trabas
burocráticas, más transparencia pública y privada, y alianza empleados y
patronos en las fábricas.
De la reforma laboral nadie se atreve a
decir nada, pues de inmediato se les vincula con intereses comerciales y
empresariales, y como enemigos de los obreros. Si no se revisa la carga
laboral de las empresas, midiéndolas contra otras naciones, viendo las
distorsiones existentes, las dualidades implícitas y que hacen
insostenibles mantener una estructura de empresa en nuestro país, jamás
vamos a avanzar hacia el desarrollo.
Una reforma fiscal integral de largo
plazo, un pacto de competitividad industrial y una reforma laboral
acorde con las competencias de otras naciones son indispensables para
que nos podamos convertir en una nación exportadora, generadora de
divisas, reproductora de muchos empleos directos e indirectos, que
atraiga a grandes inversionistas externos y locales y que produzca una
verdadera revolución de capitales.