Por Mayobanex De Jesús Laurens
BARAHONA.-De
nuevo volvemos con los ataques al transitar de animales realengos
deambulando por las calles de esta ciudad, amenazando de muerte a los
transeúntes, a pesar de las cientos de denuncias que se hacen por medios
radiales, televisivos, diarios, blogs y redes sociales, sin que se
detenga de manera definitiva esta situación.
En
sectores residenciales, en barrios, en las calles, en las carreteras,
están por doquiera las vacas, chivos, burros, caballos y perros realengos, que deambulan
atravesándose en las vías, provocando accidentes, muertes y heridos,
además de dañar propiedades privadas.
Es
increíble como hay personas que han decidido se ganaderos en la zona
urbana, tirando a diario a las calles a decenas de vacas, con el
pastoreo de unos niños y jóvenes de nacionalidad haitiana y dominicana,
llevando las mismas de un lado a otro, provocando los accidentes, muchas
veces fatales.
Pero
también hemos visto decenas de chivos, pues al parecer el criadero
también lo han extrapolado a estos animales, que son más violentos al
cruzar las vías y lo hacen de forma sorpresiva, sin dar tiempo al
conductor del vehículo o motor a defenderse.
Ni
decir de los cientos de perros realengos que circulan por todas las
calles de barrios y sectores de Barahona, constituyendo un peligro de
que puedan provocar mordeduras a personas y degenerar en rabia, que
puede ser mortal, además de afear el entorno.
Ya no solo provocan accidentes, también ensucian las calles con el estiércol que depositan en las vías, dejando el mal olor.
Una
vez más clamamos ante las autoridades responsables. Esto no es asunto
politiquero, ni de querer tirarle una vaina a las autoridades
responsables. Lo que realmente queremos es que se actúe con energía, que
se frene de una vez y por toda esa práctica de que personeros quieran
constituirse en ganaderos en la zona urbana.
Que
lleven sus crianzas a la zona rural, en fincas que adquieran para esos
fines, sin la necesidad de que tengan que deambular por las calles.
Ayer,
los periodistas Arcadio Heredia y su hijo Edgar Heredia, además de
otras personas, estuvieron a punto de perder la vida cuando el vehículo
en que se desplazaban se estrelló con una vaca en las inmediaciones de
la carretera camino al Aeropuerto María Montez de esta ciudad,
destruyéndose por com