Por Orlando Gil/Tomado de Listin Diario
LEONEL
Y EL FUTURO.- Esta columna narró en más de una ocasión como los
miembros del Comité Político del PLD dejaban sobre la mesa, sin tocarlo,
sin abrirlo, un folder morado conteniendo las resoluciones del Octavo
Congreso Norge Botello.
Llamé la atención una primera vez, y debieron
haber corregido la situación, y sin embargo, sucedió lo mismo en
reuniones posteriores. Era evidente, por tanto, la incuria, la
displicencia, el desinterés. Leonel Fernández escribió en este periódico
sobre El Futuro del PLD, y entre muchas cosas habla de los 15 temas que
fueron aprobados en la plenaria y que no fueron aplicados. Esas
lluvias, como es evidente, trajeron los lodos de las primarias del
domingo 13. Es decir, que el partido morado fue degenerando a sabiendas
de sus altos cargos, y sin que éstos hicieran nada por evitar lo que se
veía venir. Ahora no hallan dónde poner la cara, en público, y los
“lúcidos” de las bases cubren dicha vergu¨enza recordando culpas ajenas.
Dicen haber aprendido de los reformistas las mañas y de los
perredeístas la violencia, aun cuando –en verdad– superaron a unos y
otros. Como recordaba en una entrega anterior, el muerto del Concorde
nunca apareció, aunque el trastrueque de votantes se parece al 1978…
DEBAJO
DEL LIMONCILLO.- El PLD de Juan Bosch no ganaba elecciones, pero sus
dirigentes y miembros discutían y discutían hasta enfrentarse y
dividirse por simples contradicciones pequeñoburguesas. En ese tiempo se
hizo famosa la sombra de la mata de limoncillo, que sigue ahí, en el
patio de la Casa Nacional, como testimonio de la antigua inocencia del
partido morado. La sombra de ahora es más cómoda, una especie de alero o
techo bajo, pero no se debate, pues las cuestiones ideológicas no
interesan. ¿Dónde está el periódico o la revista teórica? Fernández
habla en un tono de tercera persona, como si estuviera explicando a
extranjeros las ocurrencias del domingo 13, o esos hechos fueran
distantes a su persona o a su liderazgo. La consabida charla magistral.
Todo cuanto escribió se corresponde con la verdad, pero una verdad que
consiguió usando sus propios medios, pues todavía la Comisión Nacional
Electoral no rinde su informe…
¿EMPAÑADO
O EMPAÑETADO?.- Fernández escribió que “el Congreso Norge Botello se
vio empañado por el hecho de que lo que parecía primar en el ánimo de la
mayoría de los participantes era su elección como miembro del Comité
Central de la organización”. Lo que decía: viendo la situación desde un
observatorio, sin vinculación e implicación. Incluso, hay resentimiento
en sus palabras. No debe olvidarse que en ese proceso, él y su gente
fueron víctimas del poder, pues se luchó como grupo por alcanzar el
predominio en ese organismo. Como también en el Comité Político. En el
PLD nadie quiere ser pequeño, todos quieren grandes, y ahora que se
recuerda a Bosch, usándolo de mampara, conviene recordar que entre las
fallas que lo llevó a dejar el antiguo PRD y formar tienda aparte, era
el empeño trepador de la pequeña burguesía perredista. Bosch abominó del
PRD porque era un partido de aspirantes. Lo mismo del PLD de ahora.
Nadie acepta haber perdido y todos los candidatos se sienten líderes
mundiales…
SUELTECITO,
SUELTECITO.- Fernández de algún modo critica que sus compañeros se
volvieran locos en su afán de ascender dentro del partido y ocupar un
puesto en el Comité Central. Sin embargo, no eran esos compañeros los
responsables de crear los reglamentos y aplicar las resoluciones del
Congreso Norge Botello. Pero en su caso sí. Él, como líder nominal del
partido, debió asumir esa tarea y llevarla a cabo independiente del
ardor de los trepadores. Sin embargo, le dio por aspirar. Dispuso su
ánimo para hacerse con la nominación y procurar otro mandato, a pesar de
haber sido presidente en tres ocasiones. Si su pretensión no fue mala,
siendo como era el presidente del partido, tampoco la de sus compañeros.
Pero igual puede decirse del Comité Político en su conjunto. La desidia
no tiene explicación racional, y el PLD tiene muchos inconvenientes, y
uno es la falta de autoridad, y la autoridad no se fortalece huyendo a
los problemas, sino muy al contrario, enfrentándolos. Fernández dijo lo
suyo, pero que sepa que el chisme entre sus oponentes internos “ crece
sueltecito, sueltecito”…