Orlando Gil/Tomado de Listin Diario
¿CON
CHAMPAGNE QUÉ?.- Los candidatos y los responsables del PRM y del PRSC
brindaron hasta con champagne el acuerdo político del pasado fin de
semana, y la prensa reseñó jubilosa la ocurrencia. La visita de Luis
Abinader al local del Partido Reformista Social Cristiano y las
consiguientes reuniones de los organismos competentes para aprobar el
entendimiento.
Sin embargo, habrá que preguntarse, y por igual
responder, cuál es el pacto. Lo único que se conoce es una carta enviada
a Quique Antún por Andrés Bautista, Jesús Vásquez, Luis Abinader e
Hipólito Mejía, y cada cual en su condición de presidente del partido,
secretario general, candidato y expresidente. A partir de esos
lineamientos generales se hacen inferencias que podrían afirmarse como
ejes finales del pacto, pero que todavía no pueden considerarse
definitivos. Las intenciones son buenas y generosas, pero conociendo las
interioridades y los temperamentos de cada organización, más que
cálculo apresurado, se impone la prudencia. Los reformistas de Antún
lucen glotones y lo que pusieron ante sí los perremeístas de Abinader y
Mejía fue un buffet con muchos platos y del que pueden servirse varias
veces. Sin considerar, en ningún caso, una posible indigestión…
DURMIENDO
EN HAMACA.- Nadie conoce los tratos previos, pero se hace más que
evidente que esa carta no se hizo sin antes consultarse, sin llegar a
acuerdos mínimos, y sobre todo sin la firme decisión de lograr un
entendimiento. Sin dudas que el ratón engañó al gato. Este pensaba que
estaba en su escondite y andaba por la calle buscándose el queso fuera
de la casa. Se sabrá pronto o algún día que mientras los reformistas le
sacaban la lengua a los peledeístas, paseaban de la mano con los
perremeístas. Y fueron discretos en demasía, pues cuando una de las
partes se pasaba de contenta, y filtraba detalles de la diligencia, la
otra se ocupaba de negar hasta la posibilidad de un acercamiento.
Abinader desmintió los aprestos y Antún se mantuvo jugando con el barco
que no daba para alante ni para atrás. La embarcación sí que se movía,
solo que para un puerto distinto del que se suponía. Los peledeístas
sospecharon, pero nunca tuvieron a mano la información verdadera. No
advirtieron que los inconvenientes que surgían en cada ocasión, eran
aposta. Una forma de ganar tiempo para amarrar con los perremeístas…
TODO
EN FUTURO.- La mejor demostración de que por el momento entre
perremeístas y reformistas no hay más que buenas intenciones, de las
mismas que está empedrado el camino hacia el infierno, es que todo se
pone a futuro, y va de un extremo al otro, y nada es definitivo. Por
ejemplo: “Se definirá entre las partes…”. Esto es, que no está definido
lo que será un programa mínimo de gobierno, cuyos elementos principales
sí se mencionan. Falta ahora que se analice cada propuesta, y en ese
aspecto de seguro que no habrá problema. Aunque sí en la implementación
de la campaña, pues los reformistas tienen maneras muy particulares de
buscar el voto y cuidar la mesa, y los perremeístas no tienen
experiencia, y cuando eran perredeístas, fueron burlados por los propios
reformistas, y últimamente por los peledeístas. Votar por Luis Abinader
es una cosa y otra muy diferente la casilla a que se asigna ese voto.
Ambos por igual querrán acreditarse y posicionarse…
ENTRE
40 o 50.- ¿Han vuelto los reformistas y los perremeístas a reunirse
para precisar los aspectos del acuerdo que no están claros y que pueden
dar lugar a dificultades, o entre ellos o al interior de sus partidos?
Se conoce de la presencia de Quique Antún en el acto de la disidencia
social demócrata, pero no de un encuentro de trabajo, que sin dudas será
muy laborioso. Por ejemplo, las diputaciones. La oferta es de 40 a 50, y
se sabe que 40 no es igual a 50, o que entre 40 y 50 hay 10 de
diferencia. ¿Cuál de las partes decide que sean 40 o que sean 50? Pero
además se habla de que algunas de estas diputaciones estarán sujetas a
encuestas. ¿Las hace el PRM o el PRSC? Las de uno y las del otro no
inspiran la misma confianza. E inquieta la reacción de los candidatos.
¿Qué hará o qué dirá un aspirante reformista que sea descontado por una
medición perremeísta, y viceversa? Si el PRM no ha podido resolver
inconvenientes internos mediante sondeos ¿cómo podrá lograr el milagro
con el PRSC? La verdad son más preguntas que respuestas, por ahora…