Orlando Gil @orlandogildice/Tomado de Listin Diario
LAS
ALTAS CORTES.- ¿Pueden las llamadas altas cortes alterar el orden
electoral establecido por los partidos, e incluso por la Constitución, o
por la ley, o decidido por la Junta Central Electoral? Un poco
desapercibida, pero existe una lucha de poderes, con las elecciones del
próximo mes de mayo de por medio.
Había llamado la atención sobre las
proclamaciones y otorgamientos de candidaturas a propios y extraños sin
llenar los requisitos, y lo hice considerando el hecho de que la
Comisión Electoral del PLD dará por terminada su labor con el informe
final sobre las quejas e impugnaciones de las primarias. Una candidatura
proclamada es un acto político con fervor partidario. Sin embargo, para
los fines de la Junta Central Electoral, o la participación en los
comicios de mayo, como si no existieran. El arreglo entre las partes
tiene efecto y consecuencia entre esas partes, pero no vincula ni obliga
a terceros. El presidente de la Junta Central Electoral lo dijo a El
Caribe, y parece que habló con la Biblia electoral en las manos, pues
todos se rinden ante la palabra de Dios…
DE
BOCA.- Resulta interesante que todos los partidos digan que sí, que con
eso no hay problema, y que no puede ser de otro modo, pues es lo que
siempre se ha hecho. Sin embargo, la situación era otra. Borrachos como
andaban, creyeron en principio que la bombilla de la esquina era la
luna. En ese afán de atraerse o quitarse candidatos, olvidaron de que
debían hacerlo como dice la ley. Por ejemplo ¿Qué convención del PRM
escogió a Víctor Sánchez como senador por Azua, o a Milciades Franjul
por Baní? Que se sepa ninguna. Y por igual el PRSC: ¿En qué asamblea
escogió a David Collado como su alcalde por el Distrito Nacional o a
Manuel Jiménez por Santo Domingo Este? Tampoco se conoce, y esas
determinaciones no podrían tomarse en secreto. Esto es, que PLD, PRM y
PRSC cojean del mismo pie, y lo mismo las organizaciones emergentes o
alternativas. Desprecio absoluto por los procedimientos y la ley. ¿Harán
lo que tienen que hacer, e impone el organismo, viendo que cada vez que
ponen una carta sobre la mesa se les daña la jugada?...
LA
DISTRIBUCIÓN.- La Constitución del 2010, que es más o menos la del
2015, excepto por la reelección, ordenaba ciertos acotejos que el
gobierno olvidó, e igual los partidos en su conjunto, fueran oficiales o
de oposición. La Junta quiso hacer la diferencia y decidió por
resolución del pleno la redistribución de los diputados. Más aquí, y
allí, y menos allá. Era lo lógico, y lo normal, solo que no para el PLD.
Dijo que no desde el principio, y como el órgano de elecciones se
mantuvo en sus trece, acudió al Tribunal Superior Administrativo. Esta
alta corte falló a favor del partido oficial, y los diputados deberán
repartirse según lo establecido en el viejo orden. La JCE había dicho
que no daba marcha atrás, pero que acogería la decisión de un tribunal.
Dicho, y hecho. Sin embargo, habrá que preguntarse cómo el TSA llegó a
su conclusión, o si un órgano creado por una Constitución puede
resistirse a su mandato, como si estuviera por encima y no subordinado a
una autoridad que se supone superior. Pero así andan las cosas: Cada
poder público se siente con más poder que sus pares, y antes había
problema con los textos, ahora con las instituciones que deben
aplicarlos…
MILAGROS,
FELLO.- El Tribunal Superior Electoral, por ejemplo. Puso la mesa y
Fello Suberví le dobló el brazo al PRM que había decidido mediante
encuesta que David Collado fuera candidato alcalde de la capital,
desconociendo la proclamación que hizo la dirección del Distrito
Nacional. El Partido Moderno no sabe qué hacer ahora. No puede resolver
en lo inmediato, ni con los medios de que dispone, un problema que pudo
resolverse dentro de los organismos, después políticamente, pero no
ahora que es personal. Pero que se entienda bien. El pleito no es entre
Suberví y Collado, que no hablan ni para el si, pero tampoco para el no.
La confrontación es entre Suberví, que aspira como si en esa
candidatura se le fuera la vida, y Milagros Ortiz Bosch, quien no acepta
sus razones y se cierra a cal y canto a la posibilidad de que su viejo
compañero de partido asume esa posición electiva. La reacción de Ortiz
Bosch, después que el TSE lo favoreció, fue poco amistosa, toda
desconsiderada, como si fueran enemiguitos, y nadie se ofrece a mediar.
Con razón en la intimidad “se acaban”…