Tomado de El Caribe
Las alianzas les han dado agua a beber a los partidos. Agregan adherentes pero provocan desafecciones.
Lo
peor es el momento en que ocurren estas últimas. Si es temprano, y los
partidos la administran bien, no pasan de simples escarceos.
Cuando
persisten más allá del tiempo razonable, cuando todo se ha consumado, y
surgen desacuerdos al grado de rechazar lo pactado en determinadas
regiones, la cuestión se torna grave.
Es
lo que pasa con la alianza entre el PRSC y el PRM. La proclama de los
reformistas en las provincias Santo Domingo y Peravia tiene cocorícamo.
Lo extraño es la respuesta de “la dirección”, sin que ningún titular, el
presiente o el secretario, den la cara.