Orlando Gil
orlandogil@claro.net.do
@orlandogildice/Tomado de Listin Diario
SITUACIONES.-
El 15 de mayo deberá llegar y se sabrá entonces cuáles candidatos
ganaron y cuáles perdieron, y se producirán los consabidos arrebatos,
denuncias y sinsabores. Sin embargo, importa el ánimo de ahora en el
interior de los partidos y sus consecuencias a posteriori.
Se supo por
los preliminares de la Junta Central Electoral, que las alianzas y las
listas de candidatos no respondieron al espíritu de la ley ni de los
estatutos. El organismo, al protestar las anomalías, los obligó a
corregir. Aunque de ninguna manera, con esos arreglos a la carrera,
aplacará el fuego interno que consume a los interesados. La suerte será
echada, y se apuesta que mala, desde todos los ángulos o puntos de
vista. Los afectados no se quedarán callados ni tranquilos y buscarán
amparo en las instancias correspondientes. El Tribunal Superior
Electoral, por ejemplo. Así que, hay que ir pensando que la boleta, en
muchos casos, no será la confeccionada por los partidos, o sus cúpulas,
sino la que acuerde la alta corte. No será fácil corregir pinches sin
ser gomero, y más o menos ese será el trabajo de los jueces: cubrir
vergu¨enza ajena con la propia. Ahora, ¿qué pasará si el elector no
encuentra en la casilla al candidato que pensaba en principio votar?
¿Aceptará la burla, retirándose tranquilamente a la casa, o se vengará,
favoreciendo al contrario?…
EL
CANDIDATO.- El elector tendrá ese derecho cuando llegue el momento de
la votación, pero, ¿qué hará en lo inmediato el candidato que sea dejado
fuera de la boleta? El cierre de plazo lo pondrá de frente al fatalismo
de no poder buscar acomodo en otro partido. El reparto se habrá
terminado y será imposible ese negocio de indios y españoles de cambiar
espejitos por oro. Ahora, si lo que sucede actualmente desborda las
expectativas, habrá que suponer lo que vendrá después, pues el fenómeno
de este tiempo es único. Los políticos o los aspirantes sienten más
encono por propios que por extraños. Estos serían rivales a distancia,
lógicos, naturales, pero la competencia interna es el peor de los
fastidios, y lo es desde el comienzo. La beligerancia podría ser
callada, pero el veneno hace daño aunque no se sienta la mordida. Sin
dudas de que no bastará el desahogo ocasional para redimirse…
LOS
CASOS.- Las páginas de los periódicos no son suficientes para acoger
las quejas o las protestas de los afectados, pero en las redes se da
cuenta de tantos casos que el Tribunal Superior Electoral se verá
obligado a simplificar los procedimientos. La lógica del momento y el
calendario del proceso impondrán celeridad, pues la Junta Central
Electoral como organizadora de las elecciones necesitará tener a tiempo,
o con tiempo, el control de las boletas. De manera que las denuncias
irán en diferentes direcciones: las cúpulas de los partidos, los
partidos unos con otros (por defectos de alianza), la Junta y el
Tribunal. Cada reacción tendrá su circunstancia, pero también su efecto,
y muchos alegatos se perderán en el aire por falta de oportunidad. La
JCE en ocasiones quiere jugar al populismo, y uno que otro de lo
magistrado quisiera meter baza a favor de una persona o sector. El TSE,
por su lado, a veces extiende su jurisdicción más allá de lo propio, o
de lo prudente, buscándose problemas innecesarios. Cuando el examen es
de fin de curso, los chivos no aprovechan al alumno que no estudió a
tiempo. Ese es el caso ahora…
COMPROMISOS.-
Si la autoridad de los partidos dejaba que desear antes del escrutinio
final de las candidaturas, será mucho menor después de las elecciones.
No solo hubo burla de compañeros, sino también de aliados. Como todo se
hizo al margen de los organismos, e incluso fuera de los acuerdos, los
compromisos fueron de orden personal. Entre fulano y zutano, y lo mismo
entre perencejo y zutanejo. No será difícil escuchar en estos días, y
más si la reunión es acalorada: “Usted no es más que un charlatán”. Y
los rangos son diversos, incluyendo superiores. La cuestión es simple:
Nadie que haya perdido una candidatura reconoce su hándicap y atribuye
su fracaso a la malicia del amigo en que se confió. La verdad que fueron
muchas las vigas que se cayeron y que no hay forma de levantar, y no
importa si diputados, que también regidores. Los órganos podrán corregir
injusticias, pero nunca aceptar los amarres que por callados se daban
por seguros. Incluso, podrían salirse del encierro con una declaración
fatal: “Eso es cosa entre ustedes”…