Orlando Gil
orlandogil@claro.net.do/Tomado de Listin Diario
NIHIL
NOVUM.- No entiendo lo que se celebra del informe de la OEA presentado
en Washington, pues no encuentro nada nuevo. Dice ahora allá lo mismo
que aquí, sin que en ninguna de las ocasiones hablara de consecuencias.
El grupo incluso se queja de la misma OEA por no proveer fondos
suficientes para la tarea, y agradece a países determinados las
“contribuciones financieras...que posibilitaron el despliegue de la
Misión”. Es decir, que la OEA pudo hacer más de lo que hizo, y con un
trabajo incompleto, su propio crédito queda a medias. Hablaría por boca
de gansos, acogiendo denuncias interesadas, y sin conocer la verdadera
naturaleza del político dominicano. Por ejemplo, refiere que a petición
de las partes propició un diálogo entre la Junta Central Electoral y los
partidos políticos, pero que después de esa oportunidad el organismo no
volvió a verse la cara con los actores del proceso. A los fines de la
OEA fue así, pero lo que no sabe la OEA es que de manera oficiosa los
candidatos o dirigentes de esos partidos se citaron con la JCE, o por lo
menos con su presidente..
CITAS
OCULTAS.- Entre las muchas situaciones que nunca serán esclarecidas,
están las citas secretas entre miembros de la Junta Central Electoral y
candidatos o dirigentes de los partidos del gobierno y de la oposición.
¿Qué cosas pedían unos y otros que el organismo no podía conceder de
cara a la opinión pública? Esa falta de transparencia era dolosa, mucho
más que sospechosa. Roberto Rosario se confió mucho en esos “amigos”,
dicen sus compañeros, pues fueron esos “amigos” los que lo
descalificaron a la hora crucial. Como no pudieron con las encuestas ni
con el candidato oficial, se cargaron al principal responsable de las
elecciones, sabiendo como sabían que en la Junta Central Electoral no
era que estaba el problema. La OEA no habla ahora en Washington ni habló
en Santo Domingo de “fraude colosal”, como tampoco suscribe la
ilegitimidad del proceso ni considera adúltero el resultado. Entonces
¿qué importancia o utilidad tiene su informe, si no mantuvo en sus manos
ninguna papa caliente y se deshizo prontamente de las denuncias que se
suponían graves?...
UNA
OJEADA, EL VEAMOS.- “...Llamó la atención la actividad proselitista
desplegada tanto en las inmediaciones, como en el interior de los
centros de votación, contrario a lo previsto en el artículo 108 de la
Ley Electoral. Se observaron también aglomeraciones de personas
alrededor de los recintos y, en ese contexto, se recibieron 13 denuncias
sobre diversas irregularidades incluidas compra de votos y cédulas, que
fueron remitidas a la autoridad correspondiente”. Fíjense bien. La OEA
hizo en el siglo veintiuno lo que Pilatos en el año uno de la Era
Cristiana: lavarse las manos. ¿Qué sector desplegaba actividades
proselitistas en las inmediaciones o dentro de los centros de votación?
No lo dice, aun cuando sí que el hecho llamó la atención. ¿A qué partido
pertenecían las personas que se aglomeraban alrededor de los recintos ?
No lo sabe nadie, puesto que no identifica ni especifica. A menos que
el pecado fuera cometido por todos los grupos a la vez. Mal de muchos,
consuelo de tontos, y la OEA se comportó, además de irresponsable, como
tonta...
LIGERA
DE EQUIPAJE.- La OEA, cuando el peso era grande, se lo quitaba de
encima, y siempre anduvo ligera de equipaje. Recibió 13 denuncias de
irregularidades, y entre estas compra de votos y de cédulas ¿ Y qué hizo
? Según el propio informe remitió esas situaciones a la autoridad
correspondiente. La cual tampoco se identifica, pero que se supone era
la Junta Central Electoral. Los partidos o los candidatos tomados con
las manos en la masa, y la masa, como si fuera líquido, se escurrió de
las manos. Entonces que no venga con que se necesitan leyes que aseguren
equidad y transparencia, pues en esa están los dominicanos desde hace
años. La OEA debió saber, pero al parecer no lo supo, que existe un
proyecto de ley de Partidos y otro Electoral, y que ambos son de la
Junta Central Electoral, y que dichas piezas fueron elaboradas con la
ayuda técnica de ese organismo. La OEA no está diciendo nada nuevo, o
nada que no se sepa, o nada en lo que ya no se esté trabajando. Ese por
lo menos es el propósito del Diálogo de Agripino...