EL UNIVERSO SUROESTANO
EN LA NOVELÍSTICA DE JOSÉ DE ROSAMANTES
(Palabras pronunciadas a propósito de la publicación de la novela
"Biografía Sentimental de Arcadio Fernández", de José de Rosamantes, en
el CURSO-UASD de Barahona, el 15-10-2016).
Damas y Caballeros:
Me resulta imposible hablar de José de Rosamantes sin primero destacar
los aspectos de índole personal y fraternal que me unen a este memorable
escritor. Siendo un niño, muy niño, y mientras crecía, estudiaba y
aprendía a nadar en el mar de La Ciénaga, siempre escuchaba hablar de un
compueblano mío que era reconocido como una de las figuras
intelectuales más sobresalientes de toda la Región Enriquillo. “Sí, ese
hombre es un genio”, decía la gente. “Ha escrito unos libros en los que
habla muy bien de nuestro pueblo”.
Conocer a José de Rosamantes entonces se convirtió en un sueño que no
me dejaba quieta la cabeza. Pues llegó el día en el que en nuestro
pueblo se celebraba una graduación de Bachilleres. Los organizadores
decidieron que entre las personas que iban a hacer uso de la palabra,
estuvieran un estudiante que había sido reconocido como sobresaliente y
el primer escritor nacido en la comunidad. Ambos discursos se
compenetraron y se constituyeron en la carta de presentación de una
intensa amistad de la que Rosamantes y yo seguimos dando testimonio
hasta la mañana de hoy.
En el año 2002 me correspondió por primera vez en mi vida presentar un
libro, y este libro que presenté fue, nada más y nada menos, que el
titulado “Currículum Poético Vitae”, de José de Rosamantes, quien, tan
confiado, no reparó en el riesgo que suponía para mi juventud una tarea
intelectualmente tan exigente. En aquella ceremonia de presentación
conocí a quien se convertiría después en otro entrañable amigo: el poeta
e intelectual Víctor Cuello Ramírez.
José de Rosamantes es el amigo bueno que siempre está motivando con su
artillería de buenos consejo. Para este servidor ha significado un
motivo para seguir siempre adelante y por esa razón le guardo un gran
cariño y agradecimiento. Bueno, parémoslo aquí, puesto que no hemos
venido a hacer una apología, sino el análisis crítico de una obra.
LA NOVELA, SU ARGUMENTO Y SUS PERSONAJES
La mañana de este sábado nos hemos encontrado aquí en este Centro
Universitario Regional del Suroeste (CURSO) para ser testigos de un
verdadero acontecimiento literario: la publicación de la novela
“BIOGRAFÍA SENTIMENTAL DE ARCADIO FERNÁNDEZ”, de la autoría de una
personalidad singular dentro del ámbito educativo, intelectual y social
de este mundo suroestano y de nuestro país: José Roberto Fernández
Ramírez, quien calza el pseudónimo poético de José de Rosamantes.
Entremos de inmediato al argumento de esta obra. La novela se
desarrolla en el tenso ambiente que le propone un gobierno militarista
que impone unas duras reglas que la élite dictatorial viola a su
conveniencia. El dictador Sardanápalo Molinar llega al poblado de María
del Pulgar y allí pronuncia un grandilocuente discurso en el que hace
ostentación de todo su poder. Cuando llega la noche, un joven de nombre
Arcadio Fernández, en compañía de otro amigo, le pega candela a la
tarima que el general había usado de plataforma para dirigirse a los
presentes. Es aquí donde entra en escena el capitán Jesús Amado Pagán,
alias Manosuave, jefe del cantón policial de María del Pulgar, quien
durante mucho tiempo persigue al joven Arcadio. Este último se escapa
gracias a un pacto que había realizado con Satanás, mediante el cual el
Príncipe del Mal le permitiría transmutarse en cualquier tipo de animal,
a cambio de que Arcadio nunca en su vida amara de verdad a una mujer.
La persecución del joven causa molestia en su familia, y ésta decide
comunicarse con el dictador, el que de inmediato le pidió de forma
insultante al capitán Manosuave que dejara en paz al joven Arcadio. La
razón residía en que aquel era nieto del general Lesme Pérez, quien
fuera en otros tiempos un importante héroe republicano. Manosuave es
obligado a pedirle perdón a la familia Fernández, lo que constituyó para
él un acto de humillación. Arcadio tiene que huir del lugar y busca el
cobijo donde su tío Blanco Fernández, que vivía en la comunidad costera
de Bahoruco, muy cerca de El Cenegal. Allí consigue trabajo en la
hacienda Nueva Rosa, propiedad del señor Lombardo Bosqueverde. En su sed
de venganza, el capitán Manosuave, en compañía de un amigo no menos
bellaco, secuestra a Tomás, un hermano de Arcadio, y lo lleva a una casa
de terror y muerte. En un descuido de Manosuave (quien resultó ser
homosexual y pretendía practicar intimidades sexuales con el
secuestrado), Tomás agarra el arma del capitán y le asesina. Tomás se
escapa y llega traumatizado a su hogar, más por las propuestas
homosexuales que por el secuestro. Para protegerle, la familia lo pone
en manos de un profesional de la psicología, transforma luego su nombre
en Jonás, al que lo anuncian como muerto y a la vez le ofrecen una “misa
de cuerpo ausente”. A Arcadio lo regresa a su pueblo el secuestro del
hermano, pero se vuelve otra vez a El Cenegal, donde se enamora de una
lugareña hermosa llamada Lojina Torres Ramírez. Con esta noble mujer, y
en una relación muy accidentada y tortuosa, Arcadia procrea una niña
(Ylidia María) y dos niños (José Regla y Francisco), de los cuales el
tercero muere en la infancia. Cuando se separan papá y mamá, el padre
escapa con los dos hijos sobrevivientes, regala el varón a una amiga
suya y entrega la hembra a sus familiares. La madre rescata al varón y
lo une a su nuevo matrimonio, mientras que unos años después se dirige
al reencuentro con su hija en María del Pulgar. Al final de su vida,
Arcadio, un hombre que fue enfermo con el ron durante su juventud,
pierde todas sus facultades físicas y mentales, y un buen día del último
mes del año, su hijo José Regla, hoy autor de la novela bioemocional
que ahora publicamos, recibe, mientras se prepara para irse de fiesta,
la infausta noticia del fallecimiento de su padre.
Una cincuentena de personajes puebla el universo total de la novela.
Dentro de todos ellos, unos se comportan como protagonistas de primer
orden, mientras que a otros el autor los toma para enlazar con notable
talento los hilos de su trama novelística.
Arcadio, el protagonista sentimental, irrumpe en la novela desafiando
al dictador. El libro es permeado por un aparato militar represivo,
sostenido por unos “sujetos acondicionados para actuar por instinto”.
Junto con el joven, la familia también se enfrenta a la dictadura.
Arcadio es buen amigo y consistente con sus sentimientos, pero hay un
enemigo silencioso que no le deja desarrollar a plenitud su vida: el
ron. Una familia racista le persigue como un fantasma en la noche, pero
sus sentimientos se impusieron y se enamoró locamente de la negra Lojina
Torres.
El capitán Jesús Amado Pagán, alias Manosuave, está llamado a cumplir
un ciclo importante de la trama de la obra. Es la personificación local
del dictador y su obsesión por Arcadio lo lleva a empujar al joven hacia
su destino: El Cenegal, donde se enamora de Lojina. Es el militar
deformado moralmente, buscador de ascensos fuera de la regla, capaz de
pisotear su misión de ley y capaz de transigir con las peores cosas.
Manosuave tenía, entre tantas, una debilidad muy especial. Y esta
debilidad no era su homosexualidad. ¡Jamás! Su debilidad consistía en no
asumir con valor su identidad sexual.
Lojina es la contraparte sentimental de Arcadio. En su adolescencia
llegó a conservarse más que sus otras hermanas y su amor intacto es
arrastrado a compartir destino con el protagonista principal de la obra.
Lojina es la personificación de la belleza. Dice la novela que “su
tamaño médium armoniza artísticamente con una anatomía repartida con
racionalidad y esmero” en su cuerpo. “De su carita corta se destacaban
sus pómulos redondos…” Lojina es una protagonista sentimental que se
sobrepone a su propia timidez, al destino, al machismo, al racismo.
Lojina no es una mujer, es todas las mujeres que sufren su situación.
Otros personajes adornan la narración. Los padres de Lojina, Santo y
Mina, dos personas que representan la familia tradicional donde un
hombre y una mujer sabían durar más de medio siglo juntos. El General
Sardanápalo Molinar es el eterno dictador, el que aún sobrevive en medio
de la “democracia” contemporánea. El brujo Minguilán es el hechicero,
espécimen viviente del caudal mítico-legendario que adorna nuestra
región diversa, fronteriza. El señor Lusbelio Belcebú es la maldad y el
poder maligno encarnado en una persona, aunque en la novela Lusbelio es
engañado por Arcadio. Carlitos Báez es el espía que no repara en nada
con tal de lograr su objetivo. Vale mencionar al Coronel Félix Rosales,
que es el militar honesto y transigente. El señor Lombardo Bosqueverde
es el empresario emprendedor, trabajador y altruista. Se destacan,
además, los hermanos Diógenes y Piquinino, Tomás Fernández, Cristerbo,
Isidoro Primero, Blanco Fernández, Danielito Vólquez y el propio José de
Rosamantes, entre otros. Vale aclarar que en la obra literaria el
personaje no es una persona en particular, sino una construcción
ficticia simbolizada en una persona. Las palabras que expresa un
personaje no lo está pronunciando el autor, sino la realidad novelada
por el autor.
POESÍA, LENGUA, LENGUAJE Y OBRA
Se observa a lo largo del escrito una intensión muy sana de innovar, de
hacer poesía con la prosa, de desentrañar al ser humano, de convertir
el lenguaje en una pieza de arte. Rosamantes construye en su discurso
unas frases cargadas de semántica y ricos contenidos de imaginación.
Frases que hablan por sí solas. Citemos:
-“La luna los bañaba con una luz incitante y plena”. -“Preñar el seco vientre de la guitarra con finas ocurrencias melódicas”. -“Había una finca de muertos que paría plátanos”. -“Le dejó el saludo flotando en el vacío de la boca”. -“Perder a un miembro familiar es como arrancarle a uno un pedazo de su propia vida.” -“Estaba empujando las horas para que amaneciera rápido”. -“Si Lojina fue víctima de Arcadio, Arcadio fue víctima del ron”. -“El pasado solo se reproduce en los recuerdos”. El autor lanza una mirada crítica a la situación del arte poético contemporáneo con la siguiente frase:
-“Ser poeta equivalía a ser loco. Con una mujer cincelada con el
estilete de la rudicidad, la expresión abusiva de la metaforización, no
era recomendable. Que más efecto podría surtir una frase cursi, fácil de
ella entender. De todas maneras, un verso bien cuajado no caía del todo
mal en nadie”. Es imposible nacer frente al mar y
no ser sensible ante la belleza. Y no sólo ser sensible, sino también
construirla. El hombre y la mujer, por más adustos que sean, tienen la
obligación de suspirar cuando se mira un paisaje paradisíaco como lo es
ese del mar de La Ciénaga cuando le nace el sol en la madrugada.
Rosamantes, de tanto ver ese génesis diario, quedó convertido en el
poeta que se deja entrever en todo lo que escribe.
La novela se cunde de poesías anónimas cuyo autor es el mismo autor. A
través de un poema anónimo se burlan del capitán Manosuave. También
permean la obra canciones de la época, que son poesías cantadas. El
escritor traspasa al ámbito novelístico los más hermosos juegos
fonéticos. Rosamantes construye palabras nuevas, como amigüermanos,
comoquiera y estrellazul, nacidas de la conjunción dialógica del
hablante. Se destaca el uso de la b, nunca la v, así como la lalación,
la rotación, los dialectos, los subdialectos y las variaciones
personales que el hablante le otorga al mismo dialecto. En una ocasión
el señor José Regla Fernández visita al brujo haitiano Minguilán para
pedirle que le diera luz sobre el destino de su hijo perdido, Arcadio.
Minguilán le da la respuesta al señor Regla y es aquí en donde
Rosamantes se las arregla para evidenciar su conocimiento profunda de la
dialógica suroestana. Minguilán responde:
-Yo cleyenda que sabiendo lo que quelé, señola Jelegle. No digue nada.
Ute binienda a sabiendo soble su hija Alcadia Felnandsh. Don Jelegle no
pleocupá. El tando biena. Mejola que nosotla. Yo ahola misma lo viendo
plepalando pa yendo a tlabajal. Uté no podé viendo en mi bolo de clital,
pelo yo sí.
El padre insiste en los detalles de que si su hijo está o no en manos del temible capitán Manosuave, y Minguilán le asegura:
-No amiga mío. A Alcadia Felnandesh no lo podé matá gente humano. Yo
mima lo llevando donde la señola Lusbelio Belcebú. Y ete dando una
glegualda pa que tlague. El ba a molí de vieja. Pelo nadie cojé plesa ni
matá. El tené la podel de volviendo lo que quelé. Un chiba, un tocona,
un piedle, un bugle, un sille. Lo que quelé. Pol ejempla, cuando el
capitana Manosuabo il bucando a él a casa suya, el pejlite pinte que
etando debaje del mese, oyende to lo que diciendo Manosuabo, ela su hija
Alcadia.
En la obra ocurre otro dialogo también hermoso que reafirma el amplio
conocimiento que tiene nuestro amigo de la lengua suroestana. Tras
enterarse de que Arcadio Fernández merodeaba por su casa enamorado de
Lojina y que su esposa Mina peleaba por este hecho, al viejo Santo, que
es media lengua en la novela, ya que en su dialógica emite sonidos
imprecisos, le pregunta a su hija Lojina:
-¿Po qué pelea Migna? -Porque un hombre está enamorado de mí. -¿Y ej begdá, mija? -Sí, papa. Pero el vino porque quiso. Yo no le dije que viniera. Que mama de to quiere darle gorpe a uno. -¿Y cónmo se llagma ese hombegue, mija? -Alcadio Felnande. -¿Acagadio Feguenande? -Sí, papá. -¿Y te gugta, mija? -Si, papa. -¿Y pogueso ta pegueando Migna? Ampué. Como ve que el padre está siendo comprensivo y racional con el enamoramiento de hija, doña Mina revienta contra todo el mundo. Es cuando Santos entonces la invita a reflexionar con estas palabras:
-Cágmate, Mina. Que te va a da una cosa. Lag muchagcha no van a bigbí
pa siempegue con su pagdegue. Tiegnen que gasé su degtino. Eg la guey de
la vigda. Y nuegtraga higja cagsi eg mayog de egda.
La novela tiene muchos aciertos, de forma y de fondo. Es una obra que
se recrea. El autor juega en medio de técnicas novedosas: retroalimenta,
resume, recrea, innova, caracolea. Además, José no narra como habla la
gente, para que lo entienda la gente.
JOSÉ DE ROSAMANTES Y SU VISIÓN UNIVERSALISTA
En la obra que se presenta, José de Rosamantes pone de manifiesto una
amplia cosmovisión. La “BIOGRAFÍA SENTIMENTAL DE ARCADIO FERNÁNDEZ” nos
deja muchas lecciones. Y no nos vayamos tan lejos y digámoslo de una
vez: la obra resume el pensamiento universalista de José de Rosamantes.
En primer lugar, la novela comienza con un hecho aparentemente
sencillo, pero sugerente: un joven le pega fuego a la tarima desde la
cual había hablado el dictador. ¿Qué significa esa imagen de quemar la
tarima, el instrumento que sirve de soporte al caudillo? Sencillamente,
significa derribar la dictadura. Si en el día de hoy les quemáramos las
tarimas a los mentirosos, a los corruptos, sin dudas que tendríamos un
mundo mejor. Los Arcadios de la realidad fueron muertos por los
dictadores de la realidad. Pero este Arcadio de la ficción es salvado
por Rosamantes para decirnos, como Neruda, “que se pueden cortar las
flores, pero jamás detener la primavera”. Claro está: el poder ejercido
sin tacto y con arrogancia es una bomba de tiempo. El alma humana es tan
profunda y bueno que aparezcan escultores literarios como José para que
nos ayuden a pensar en ello. Hay tantas cosas dentro del alma y las
obras de ficción nos pueden ayudar a desentrañarlas quizás que como lo
haría un tomo de psicología.
El empresario Lombardo Bosqueverde es un compendio viviente. Siempre
aspira a vivir de sus manos y a crear. ¡Qué lindo sería este mundo si
todos aspiráramos a vivir de nuestros propios esfuerzos! Su filosofía de
vida es la del hombre del éxito, con actitudes productivas y siempre
dispuesto a colaborar con la sociedad. Lombardo le recomienda a Arcadio
que sí, que sea religioso, pero que no sea fanático de la religión.
Lombardo reconoce que tiene que haber fe, pero una fe consciente que
contribuya grandemente con el desarrollo social.
Arcadio hace un pacto con Satanás que marca toda su vida para mal. Y
hoy nos preguntamos, ¿qué más pacto con Satanás que hacerle daño al
prójimo? Y lo irónico, Arcadio pacta con el Diablo, pero sigue creyendo
en Dios. En el día de hoy cuántos males hacemos a espaldas de nuestras
concepciones religiosas. El peor Satanás es el psicológico, el que
llevamos dentro, el que simboliza la maldad que sólo sale de un pecho
humano. El Satanás que Arcadio llevaba dentro era la maldita adicción a
resolverlo todo con el ron. Y con su borrachera lo que hizo fue perder
la oportunidad de construir una hermosa familia y vivir unos años más.
Ojala hoy nos emborrachemos como Arcadio, pero que esta borrachera sea
de valor para enfrentar los males de la sociedad, la corrupción, la
falta de educación y la falta de oportunidades para todos y todas.
Dice la novela que “un hombre sin tener a quien amar, no es un hombre
completo”. La mujer es cultora de la belleza, y la belleza está
destinada a salvar a la humanidad. Rosamantes abre la tesis de que en
materia de enamoramiento de sus hijas, las madres nunca se equivocan.
Tienen un décimo sentido para saber cuál hombre le será bueno a su hija y
cuál no. Las suegras no dejan de decir que los enamorados de sus hijas
son la perdición del mundo, mientras que los enamorados de las hijas
dicen que la verdadera perdición del mundo son las suegras. Pero la
verdad está escrita desde hace miles de años: el verdadero amor es el
que se vive a plenitud con una mujer. Por eso el hombre siempre la
busca, por eso la mujer siempre está dispuesto a recibirle, y como
estamos en la época de los viceversas, voy a agregar: Y viceversa. El
amor surge de diferentes maneras, y Rosamantes dice que el mejor
indicativo para saber si una mujer está a punto de decir que sí, es
cuando ésta guarda silencio ante las palabras de amor del hombre. ¿Es
verdad eso, mujeres?
En la novela, además del ron, hay un fantasma que atormenta la vida del
protagonista: el racismo. Arcadio fue procreado en una familia que veía
con desprecio la negritud y a la larga ésto lo que hizo fue atormentar
para siempre su vida. El racismo fue una contradicción que le martilló
sus sentimientos, ya que la mujer de su vida estaba marcada por los
hermosos rasgos africanos que su familia rechazaba. Y aprovechamos para
decir que el racismo es una fábrica del odio que destruye. El racismo
divide en el amor, en la amistad, en todo. Es la negación de lo que
somos y siempre que exista va a crear contradicciones, venganzas,
desamor, atraso, sub-desarrollo. Que la enfermedad del racismo no corroa
nunca nuestros sanos corazones.
EL UNIVERSO SUROESTANO EN LA NOVELA
¿Qué es el Suroeste? ¿Qué es la Región Enriquillo? Es un conglomerado
de medio millón de personas que viven ocupan unos 7, 000 km2 y cuyas
tierras tiene la mayor cantidad de aguas superficiales del país, las
mayores riquezas bioecológicas, así como los mayores índices de pobreza
de la República Dominicana. En la novela que hoy presentamos, ese
Suroeste recibe el nombre de Monteadentro, donde hay un lenguaje común
hecho de larimar, sal, yeso, bauxita, mármol, el lago más grande de Las
Antillas, la costa más bella del país, las lagunas, las especies únicas
en el Caribe, ciguapas atrayendo a los hombres con su arrullo, brujas,
zánganos, cachúas, bakases, galipotes, víveres en las pailas, jaibas
sancochadas, locrios, bocallates, ariguas, música de amargue, pri pri,
mangulina, coplas, café. La región donde se juega bastante la lotería
porque hay muertos que dan los números en los sueños y que también salen
de sus sepulturas. Somos una región diversa.
La literatura de Rosamantes cae como anillo al dedo en la realidad
suroestana. Es un discurso escrito que se parece a nosotros. Es la
literatura de los desheredados económica, política y socialmente. La
superstición, la magia, el misterio y la realidad cruda son el pan
nuestro de cada hoja de su libro. En esta novela he encontrado la
Infancia suroestana. En ella hay un niño pobre que es limpiabotas.
Rosamantes nos ha dicho que esta región cuenta con grandes insumos para
novelar y le ha dado un empuje total a la novela enriquillesca, la
novela de la Región Enriquillo.
El glosario dialectal que hay al final de la obra enriquece su
contenido. Nos ayuda a explorar con más facilidad el mundo suroestano.
La palabra dialectada reseñada por el autor expresa la vida, nos ubica,
nos hace comprender ese lenguaje propio de la gente que vive por estas
tierras. Los Fernández proclamaron en la novela que “Monteadentro se
merece un destino menos negro”. Yo digo que ésta es una frase que admite
cierto pesimismo o quizás era muy realista con la realidad que estaba
siendo novelada. La verdad es que en lugar de “un destino menos negro”,
necesitamos un destino tan claro como las aguas de un arroyo.
EL LEGADO DE LA OBRA Damas y Caballeros:
José de Rosamantes se ha encontrado a sí mismo en su ficción. Pero a
pesar de todo sigue siendo un autocrítico voraz, una especie de
transformador de sí mismo. Rosamantes no es hoy sábado en la mañana ni
siquiera el hombre de ayer viernes por la noche. Vive en constante
cambio, es un inconformista. Es esta la razón por la que, en términos
cronológicos, siempre su obra más reciente es la superación de su obra
anterior. Y a cada paso nos va dejando un legado. José de Rosamantes es
el hombre formado en la literatura, que vive de la literatura y que nos
aporta todo lo que puede dar a través de la literatura.
La obra literaria es una mentira en cuanto a los hechos que cuenta como
tal, pero es una gran verdad en cuanto a los profundos secretos que
revela. José resucita las grandes verdades de Monteadentro y ha creado
un mundo monteadentrino del que nos hemos ido haciendo cómplices. En la
novela se gesta el propio génesis del escritor. Rosamantes reinventó a
sus padres, a sus antepasados, a su pueblo.
La novela nos pone a pensar, nos pone a cuestionar a la misma novela.
Pensar es enriquecerse, pensar no tiene precio, pero sí mucho valor. Hay
que leer y a medidas que se lee, ir imaginando, cuestionando. La gente
anda buscando historias que redescubran la vida. No estamos conformes
con lo que tenemos y eso es lo que garantiza que nos transformemos
constantemente.
Valoremos a José de Rosamantes, exijámosle, pero no lo destruyamos. Les
juro que él quiere una sociedad mejor. ¿Saben por qué esta obra que hoy
se publica no es perfecta? Ja, porque lo perfecto no existe. Aun así,
Rosamantes exhibe muchas fortalezas narrativas y a la vez mucha
sinceridad cuando trata de desnudar al ser humano, destruir los mitos
sexuales y democratizar la palabra, lo que a la larga significa
civilizarse. Y civilizarse no es otra cosa que asumir y comprender las
realidades humanas.
Todos nacemos frente a la naturaleza, pero hay seres humanos que han
tenido la dicha de nacer en medio de un entorno muy especial, como mi
amigo José de Rosamantes, que nació frente al hermoso e imponente mar de
La Ciénaga. Este amigo hoy enriquece aún más su dicha con la
publicación de su novela “BIOGRAFÍA SENTIMENTAL DE ARCADIO FERNÁNDEZ”,
una obra que viene a llenar un gran espacio en la floreciente literatura
de la Región Enriquillo.
Muchas Gracias!!!
Gerson Terrero Amador 15-10-2015.