Tomado de Diario Libre
Las primarias abiertas andan que no se cambian por nadie después que las dejaron entrar a la fiesta sin pagar derecho de admisión. Ellas no entienden por qué el portero Constitución las veía con malos ojos e impedía su entrada, sabiendo como sabía que era incapaz de quitarse la ropa o romper un vaso. Además, con suficiencia teórica, se proclaman obra de democracia y se consideran lo políticamente correcto: del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Un partido no puede ser un cuarto cerrado, mejor una enramada en la que puedan bailar con el mismo derecho mujeres en zapatillas y patas por el suelo. Si al PLD le faltaba liberación, ahora le va a sobrar, y en el mejor momento, pues el anterior escrutinio, por cerrado, dejó mucho que desear.
Al que no fue muerto, lo declararon desaparecido. Ahora, en presencia de extraños y árbitros de fuera, tendrán que aguantarse las ganas, porque los intereses y las lealtades de casa no serán decisivos. Los abonados no podrán quejarse, pues nada afectará su suerte. Lo bueno, lo nuevo, es que la lotería podrá librarse al pregón, y un número que gusta y un billetero que insiste harán hermosas las primarias.