Un residente que camina por una calle inundada observa los daños causados por la tormenta causada por el huracán Eta en Planeta, Honduras, el viernes 6 de noviembre de 2020. (AP)
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos informó que Eta se
encontraba el sábado a 365 kilómetros (230 millas) al oeste-suroeste de
Camagüey, Cuba, y avanzaba hacia el noreste a 28 kilómetros por hora (17 mph)
con vientos de 95 km/h (60 mph). Se prevé que la tormenta se acerque a la Islas
Caimán y que esté cerca de Cuba el sábado por la noche, antes de dirigirse al
sur de Florida la noche del domingo.
Se emitieron alertas de tormenta tropical para el centro de Cuba, el sur
de Florida y los Cayos. El centro de huracanes espera inundaciones súbitas en
Islas Caimán, Jamaica, las Bahamas y el sur de Florida.
En Centroamérica, donde Eta tocó tierra el martes como un huracán categoría
4 antes de debilitarse a depresión tropical, las autoridades desde Panamá hasta
México aún inspeccionaban los daños causados por inundaciones y deslaves tras
días de lluvias torrenciales. La cifra confirmada de fallecimientos era de
docenas y se prevé aumente.
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El viernes, equipos de búsqueda en Guatemala recuperaron los primeros cadáveres
que dejó un deslave en San Cristóbal Verapaz, pero las labores avanzaban con
lentitud y la ayuda llegaba a cuentagotas. Los equipos tuvieron que superar
múltiples deslaves y lodo profundo tan sólo para arribar al lugar donde las
autoridades calculan que unas 150 viviendas fueron devastadas.
Emilio Caal, un agricultor maya poqomchí de 65 años, fue rescatado en
helicóptero el sábado de la aldea guatemalteca de Quejá donde ocurrió el
deslave, con un hombro dislocado. Caal cree que su esposa y siete nietos
fallecieron en el lugar.
“Ya se murió mi esposa, ya se murieron los nietos”, lamentó el hombre a
The Associated Press tras ser atendido en un hospital. Caal afirmó que 40
miembros de su familia están desaparecidos, entre hijos, nietos y otros
parientes.
El jueves, el agricultor se disponía a almorzar con su familia cuando
ocurrió el deslave; la fuerza del alud lo empujó unos cuatro metros.
“Salí volando y caí cuatro metros, mi esposa se fue para el otro lado y
toda la tierra le cayó encima”, detalló el hombre.
El sábado, rescatistas con perros adiestrados buscaban sobrevivientes o
cadáveres. Hasta el sábado, los restos de cinco personas había sido
recuperados.
En la vecina Honduras, María Elena Mejía Guadron, de 68 años, murió
cuando las aguas lodosas del río Chamelecón inundaron el vecindario Planeta en
San Pedro Sula el jueves antes del amanecer.
Mirian Esperanza Nájera Mejía había evacuado su vivienda durante la
noche con sus dos hijos y Mejía, su madre. Pero, mientras ella se sujetó con
fuerza de sus hijos, la corriente arrastró a Mejía.
Nájera siguió buscando desesperadamente a su madre el viernes en la
mañana. Pero el cuerpo de Mejía fue recuperado más tarde y trasladado a la
morgue, donde sus parientes la identificaron.
“Cuando comenzó la inundación toda la familia iba saliendo de su casa”,
dijo Nery Solís, una amiga de la familia. “Mirian iba con sus dos hijos y de
repente los agarró fuerte la corriente y no pudo sacar a su mamá”.
La familia trasladó el cuerpo de Mejía el viernes a la ciudad de Copán,
en el oeste del país. El entierro fue programado para el sábado.
En el sur de México, al otro lado de la frontera con Guatemala, 20
personas murieron luego que intensas lluvias cuyo origen se atribuye a Eta
provocaron deslaves y crecidas en arroyos y ríos, según Elías Morales
Rodríguez, funcionario de protección civil del estado de Chiapas.
El peor incidente en México ocurrió en el municipio montañoso de
Chenalhó, donde 10 personas fueron arrastradas por un arroyo crecido debido a
la lluvia; sus cadáveres fueron encontrados posteriormente río abajo. El
Servicio Meteorológico Nacional indicó que la amplia circulación de Eta está
provocando lluvias de intensas a torrenciales en la península de Yucatán y el
sureste del país.
Las inundaciones en el vecino estado de Tabasco eran tan extensas que el
presidente Andrés Manuel López Obrador acortó un viaje al oeste de México para
volar a Tabasco, su estado natal, y supervisar las labores de ayuda.
Pero el deslave masivo en las montañas centrales de Guatemala amenazaba
con duplicar la cifra de muertes en Centroamérica en una comunidad remota.
El viernes por la noche, el portavoz del Ejército Rubén Téllez dijo que
soldados y miembros de la comunidad habían recuperado los primeros tres
cadáveres. Cientos de toneladas de lodo, piedras y escombros sepultaron a
otros.
Los rescatistas lucharon durante horas el viernes para llegar al sitio
desde dos aproximaciones distintas. Deslaves más pequeños bloquearon carreteras
y diezmaron el camino de tierra que conduce a la localidad de Queja en la base
del deslave. La comunidad indígena de unos 1.200 habitantes consistía de
viviendas sencillas de madera y techos de estaño en la ladera de la montaña.
El huracán Eta llegó al noreste de Nicaragua y arrojó lluvias
torrenciales durante días conforme se acercaba lentamente hacia la costa. Su
avance lento y sinuoso hacia el norte a través de Honduras provocó que los ríos
se desbordaran e inundaran vecindarios en los que las familias tuvieron que
refugiarse en los techos para aguardar a que las rescataran.
El gobierno hondureño calcula que más de 1,6 millones de personas han
resultado afectadas. Indicó que el viernes se efectuaban rescates en San Pedro
Sula y La Lima, pero había muchas necesidades y los recursos eran limitados.
El Departamento de Estado de Estados Unidos informó en un comunicado el
viernes que cuatro helicópteros estadounidenses de la Base Aérea Soto Cano
cerca de Tegucigalpa habían volado a San Pedro Sula para participar en las
operaciones de rescate. Helicópteros norteamericanos también daban apoyo en
Panamá, donde las autoridades confirmaron cinco fallecimientos en la provincia
occidental de Chiriquí, fronteriza con Costa Rica.