El año pasado la economía dominicana, cuantificada por el producto interno bruto, retrocedió en un 6.7%. Esa recesión, que pudo ser peor, llevó a las autoridades a ejecutar una política fiscal expansiva con el objetivo de apoyar la demanda agregada, sea a través de la inversión pública o del gasto corriente. Esa política desembocó en un déficit público que cerró en un 7.7% del PIB, aun cuando se tomaron préstamos para poder ejecutar gastos que llevaran el déficit a un 9.3% del PIB.
El presidente Abinader declaró el 6
de enero de este año que su gobierno logró reducir el déficit fiscal mediante
una disminución del gasto público con relación a lo presupuestado. En ese
entonces se quiso vender la idea de que eso significaba que estaba mejorando la
calidad del gasto, eliminando las partidas que podían ser consideradas como
superfluas y que no impactan favorablemente sobre el crecimiento.
Lamentablemente, lo sucedido a
principios de este año con el gasto de capital es preocupante. Según la
Dirección General de Presupuesto, el gasto de capital en enero, que incluye la
construcción en proceso, la formación bruta de capital fijo y las
transferencias de capital a entidades públicas, fue de apenas 838.6 millones de
pesos. Para que se perciba con claridad lo grave que es ese desempeño en la
ejecución del gasto público hay que comparar ese monto con el gasto en años
anteriores. El promedio del gasto de capital realizado en el mes de enero en el
período 2013-2020 fue de 3,277 millones de pesos, es decir, 3.9 veces mayor que
el alcanzado en enero de 2021. No creo que esa reducción se deba a la mejora de
la calidad del gasto, sino a restricciones en la ejecución de proyectos nuevos.
El verdadero reto en la ejecución
del gasto de capital se verá en febrero. En el período 2013-2020, el gasto de
capital en el segundo mes del año promedió 9,993 millones de pesos. Pienso que
la presente administración tendrá severas dificultades para alcanzar esa cifra
promedio.
El 25 de noviembre señalé que el
gasto de capital se encuentra estancado. Indiqué que el gobierno del presidente
Abinader no había arrancado más allá de los anuncios, pues los grandes
proyectos no habían iniciado. Vale citar las obras correspondientes a la
autopista del Ámbar, los puertos de Manzanillo y San Pedro de Macorís, el
desarrollo de la zona de Pedernales, la ampliación del Metro de Santo Domingo,
entre otras. Quiero enfatizar que, si es con la Ley 340-06 de Compras Públicas
o con la Ley 47-20 de Alianza Público-Privadas, que se pretende poner en marcha
esas grandes obras, será hacia finales de año que comenzarán esos trabajos.
Las autoridades pronostican que la
economía dominicana crecerá en un 6% este año. Para alcanzar ese objetivo es
indispensable que la inversión pública se reactive, en particular el componente
que es complementario de la inversión privada. Sólo así se podrá llegar a la
meta de creación de valor agregado, empleo y bienestar.
Tomado de
jaimearistyescuderblogspot.com
