No me cabe la menor duda que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) saldrá airoso de los procesos internos a que se estará sometiendo a partir de este 14 de febrero, como parte de los trabajos del Noveno Congreso José Joaquín Bidó Medina.
Tendremos un Comité Central multi-numeroso, dado el “apetito dirigencial”
de los peledeístas. También estaremos renovando el Comité Político de ese
partido, así como las direcciones provinciales, municipales de
circunscripciones, de intermedios y de organismos del exterior.
Además el PLD escogerá un nuevo secretario general nacional y el presidente
de esa organización política opositora. Todo un trabajo intenso que ha
conllevado horas interminables de esfuerzos en reuniones presenciales y
virtuales, dada la pandemia que nos afecta.
Pero el dilema del Partido de la Liberación Dominicana no son esas
renovaciones a las que hemos hecho referencias. Las expectativas reales estarán
centradas en la escogencia de su candidato presidencial, con miras a las
elecciones del 2024, dado que ya el Partido Revolucionario Moderno (PRM) tiene
garantizada esa plaza al actual presidente Luís Abinader Corona, mientras que
en la Fuerza del Pueblo (FP) Leonel Fernández es de hecho quien encabezará la
boleta.
Soy de los que entiende que el PLD debe escoger cuanto antes a su candidato
presidencial, por lo que sería importante hacerlo en este mismo año 2021, para
que las encuestas que se estarán realizando comiencen a proyectarlo con el
potencial ganador hacia los comicios venideros.
El candidato presidencial deberá de tener un gran respaldo de las bases y
de los dirigentes del partido. Que concite fuerte apoyo dentro y fuera del
peledeísmo, y que caiga bien en los sectores empresariales, comerciales y de la
sociedad civil, con una imagen bien valorada, que reúna además las condiciones
natas de un liderazgo político para enfrentarse con éxito a Abinader y Leonel.
Ese realmente es el dilema ahora del partido de la bandera morada y la
estrella amarilla, fundado por el extinto líder Juan Bosch.
