Por: Dr. Rafael Fernández Matos
Barahona es un pueblo lleno de ilusión y de esperanza, fundado con estirpe desde sus orígenes, en el año de 1802. Bañado por las espumosas aguas del mar Caribe, con un sol radiante y sus largas noches iluminadas por una luz de luna espectacular.
Desde los inicios del siglo pasado, Barahona es de las pocas provincias en la República Dominicana que cuenta con aeropuerto, puerto marítimo, sistema de transporte ferroviario que interconecta las zonas rurales, y una infraestructura vial en condiciones para el desarrollo agropecuario sostenible.
A finales de la década de los años sesenta e inicio de la década de los años setenta, el país estaba inmerso en un momento histórico convulso, la situación política y social impedía a la población tener movilidad, y Barahona no estaba ajena a esa agitación política que limitaba las actividades sociales y el esparcimiento de la juventud. Sin embargo, la historia sigue su agitado curso y llega a Barahona el Sacerdote Camilo Boesmans de la Congregación de Misioneros Belgas (CICM). El Padre Camilo fue el constructor de la Parroquia Cristo Rey y de la Escuela del mismo nombre, en el sector de Savica. Además, fue el primer párroco, fundador del movimiento católico organizado en esta comunidad y barrios adyacentes.
La Congregación de Misioneros (CICM) continuó su trabajo pastoral y se sumaron a la comunidad un nuevo grupo de sacerdotes, entre los que citamos a Valentín Narcise, Estanislao, Geraldo, David Currán, Bernardo y Lucas, entre otros. El padre Valentín Narcise fue Párroco de Cristo Rey y los demás, ejercían sus misiones sacerdotales en Cabral, Vicente Noble, Duvergé, Neiba y Tamayo. La Parroquia de Cristo Rey y la Escuela contaban con el apoyo de religiosas, ya establecidas allí y eran el alma espiritual de la juventud que nos congregábamos en los diferentes grupos de la iglesia. Sor Jesusa, Sor Maura, Sor Valentina, Sor Ángeles y Sor Trinidad, de las Hijas de la Caridad, nos acompañaban en todas las actividades que realizábamos, Legión de María, Horas Santas, Pascua Juvenil, Grupo Coral, convivencias, paseos, visitas a enfermos, visitas a la cárcel, en la preparación de las misas y los encuentros familiares.
Cada sábado, a partir de las cinco de la tarde, estábamos reunidos los diferentes grupos de legionarios tratando el protocolo y los temas de agenda, nuestro grupo estaba conformado por la maestra Elaine Pérez, como presidente del Presidium e integrado por Máximo Gómez, Thelma Batista, Thomás Olivero, Luis Bello, Moisés Peña, Esperanza, Gladys Mesa, Rudy San Pablo, Germina, Luisa, Sor Ángeles y quien suscribe. Al concluir los trabajos, nos congregábamos en asamblea con los demás grupos de legionarios y tratábamos temas comunes. En estas asambleas, siempre nos acompañaba el Padre Valentín, luego salíamos a realizar las horas santas en los diferentes sectores de la zona.
En una de las asambleas, surgió la inquietud de la falta o no existencia de comunicación con las demás iglesias católicas de Barahona. Esa inquietud, a solicitud de la asamblea, fue tramitada por el padre Valentín al Obispo de San Juan de la Maguana, Monseñor Thomás O ́Reilly, y la reacción no se hizo esperar, a pocos días fuimos invitados visitar a Monseñor O ́Reilly para conversar sobre el tema. Acompañamos al Padre Valentín en el viaje, Thomás olivero, Moisés Peña y quien suscribe. Fuimos recibidos con una gran amabilidad y entusiasmo. De inmediato, Monseñor O ́Reilly nos solicitó la redacción de una carta dirigida al arzobispo de Santo Domingo, Monseñor Octavio Beras Rojas, con el compromiso de que el obispado comunicaría al arzobispo nuestra inquietud y nos tramitaría una cita para tratar el caso, inclusive, nos planteó la necesidad de solicitar la creación de un Obispado en Barahona, debido a la gran cantidad de trabajo y necesidades existentes en la región.
De manera sorpresiva, el Padre Valentín nos comunica que había que preparar viaje a Santo Domingo debido a que fuimos convocados por el arzobispo Monseñor Beras Rojas quien estaba interesado en escuchar nuestras inquietudes. Redactamos la comunicación con las explicaciones correspondientes y la solicitud de creación de un obispado en Barahona; el padre Valentín nos sacó el permiso en los hogares y viajamos sólo tres personas, debido a la lejanía y que el medio de transporte a utilizar era un clásico cepillito (VW) blanco. En una madrugada del mes de agosto, salimos llenos de esperanza de Barahona hacia Santo Domingo, llegando aproximadamente a las diez de la mañana a la Catedral Primada de América. Allí nos recibió un asistente de Monseñor Beras Rojas y nos pidió esperar, porque el arzobispo estaba en meditación en una de las capillas de la Catedral. Aproximadamente, en unos treinta minutos se apersonó con un rostro sonrojado y una paz espiritual impresionante, nos saludó e impartió la bendición. De inmediato, procedimos a explicar la razón de nuestra visita, nos escuchó con mucha atención, comentando la referencia muy positiva de Monseñor O ́Reilly y nos pidió entregar la carta a la secretaría, con la seguridad de que sería enviada al Vaticano, Roma, para los fines correspondientes. Nos despidió con una sonrisa amorosa y nos deseó un feliz regreso a la parroquia de Cristo Rey.
El tiempo pasa y no se detiene, en aquellos días continuamos trabajando en la iglesia con mucho entusiasmo y dedicación, pero la mayoría de los jóvenes activos en los movimientos cristianos estábamos en proceso de terminar el bachillerato y era imperante la necesidad de continuar estudios universitarios, razón por la cual un grupo significativo tuvo que dejar la parroquia y viajar a Santo Domingo a continuar los estudios, otro grupo menor viajamos a Santiago y, Domingo Carvajal, Luis Enrique Geraldo y Thomás Olivero fueron al seminario. Un tiempo difícil para la parroquia, pues se sometía a un cambio generacional, lo que afectaba la continuidad de las actividades cotidianas de la parroquia Cristo Rey. No obstante,
producto de esos cambios hoy tenemos al joven sacerdote Víctor Fabio Pérez Gómez, nacido en el sector del Arco, quien fue recientemente designado como Párroco en la Parroquia Santa María Madre de Dios, Distrito Nacional, en labor pastoral.
El 24 de mayo del 1976, Monseñor Octavio Antonio Beras Rojas, arzobispo de Santo Domingo, fue elevado al Colegio cardenalicio, el más alto título honorífico que puede conceder la iglesia. El 24 de abril del 1976, mediante la Bula “Ad Animarum”, el Papa Pablo VI, crea la Diócesis de Barahona y es consagrado como Obispo Monseñor Fabio Mamerto Rivas Santos. Su Ordenación Episcopal fue el 28 de agosto del 1976 de manos del Cardenal Octavio Antonio Beras Rojas, convirtiéndose en el primer Pastor de la Diócesis de Barahona, tomando posesión canónica el mismo día.
Monseñor Favio Mamerto Rivas tuvo su primera residencia en la carretera Enriquillo No. 21 (hoy Casandra Damirón), frente al Hospital Dr. Jaime Mota y como es lógico, un nuevo grupo de jóvenes barahoneros lo acompañaron en su labor episcopal, Nelson Núñez, Pedro Cornielle, Nelson Agustín Fernández Matos y Salvador Samboy, entre otros. Siempre estuvieron con él y se reunían con frecuencia en Jarabacoa, hasta la hora de su muerte. Monseñor Mamerto Rivas fue un pastor extraordinario quien trabajó de manera incondicional por el crecimiento espiritual y material del pueblo de Barahona.
Como es normal, en estos movimientos de cambios, los salesianos llegaron a Barahona en el año de 1976, al ser fundada la Nueva Diócesis y creada la Catedral Nuestra Señora del Rosario con nuevas autoridades; al año siguiente 1977, la congregación de Misioneros (CICM), entregó al obispado la Parroquia Cristo Rey, la cual pasó a ser administrada por sacerdotes salesianos (SDB), quienes continuaron con la obra pastoral.
Los aportes de la Parroquia Cristo Rey y posteriormente del Obispado de Barahona, han sido significativos, en tiempo y espacio, contribuyendo de manera efectiva con el desarrollo social y cultural de toda la población. La creación de la Catedral Nuestra Señora del Rosario, UCATEBA, Instituto Politécnico Salesiano de Cristo Rey, FUNDASUR, Radio Enriquillo, Construcción del Seminario Menor Juan Pablo II, la Diócesis de Barahona cuenta con unas 24 parroquias distribuidas en 4 zonas pastorales, hasta la fecha el Obispado de Barahona ha tenido tres obispos, Favio Mamerto Rivas Santos, fallecido, Rafael Leónidas Felipe Núñez, emérito, y Andrés Napoleón Romero Cárdenas, presente. Además, han contribuido con otras acciones que han favorecido a los moradores de las regiones circundantes en el fortalecimiento de los valores sociales, culturales, económicos y espirituales.
Este trabajo se escribe para que conste en la Memoria Histórica de Barahona, porque a pesar de las adversidades, éste es un pueblo que ha sido siempre bendecido por Dios.
,