Santo Domingo - oct. 22, 2025 |
El reciente nombramiento del mayor general (r) Jaime Marte Martínez como cónsul general en Caracas tiene un aire de fábula administrativa: un cónsul sin consulado.
El decreto 573-25 lo designa en una sede que permanece cerrada desde julio de 2024, cuando el gobierno de Nicolás Maduro expulsó a los representantes diplomáticos de varios países, entre ellos la República Dominicana. Desde entonces, el Ministerio de Relaciones Exteriores confirmó que no existe oficina ni personal en funciones, y que los trámites de los dominicanos en Venezuela se atienden de forma virtual.
En la lógica del clientelismo, sin embargo, la realidad física importa menos que la política. Marte Martínez, exjefe de la Policía y expresidente del Consejo Nacional de Drogas, parece haber pasado de la seguridad interna a la diplomacia suspendida. La pregunta es inevitable: ¿cómo notificará al Mirex su toma de posesión (indispensable para cobrar) si no hay sede donde sentarse ni bandera que izar?
El episodio recuerda que el servicio consular dominicano sigue siendo una red de compensaciones políticas, donde los cargos se otorgan más por lealtad que por función. En la diplomacia moderna, el mérito es representación; en la nuestra, remuneración. Y así seguimos acumulando nóminas en lugares cerrados, donde la única ventana abierta es la del depósito bancario.
