César Medina/Tomado de Listin Diario
Si
grande fue el error del PLD cuando salió a reclamarle a la Gallup por
los resultados de su última encuesta, peor aún lo hizo el sociólogo y
militante cristiano Rafael Acevedo al reivindicar un trabajo profesional
que todos creíamos coyuntural y cíclico como cualquier estudio de su
género.
Los
dos --PLD y “encuestólogo”--, metieron la pata hasta lo más profundo y
ya no existe forma de que la saquen y queden bien. Los peledeístas
porque debieron de guardar las formas y no dar principalía a una
encuesta más entre muchas que han salido y seguirán saliendo
Acevedo,
porque al querer limpiar el resultado de su trabajo no hizo más que
embarrar su propio prestigio al confirmar que dos encuestas de Gallup,
con apenas 10 días entre una y otra, arrojaron resultados tan disímiles
habiéndose levantado la información en el mismo campo, mismo tiempo,
mismo espacio, misma ficha técnica
Estadísticamente
eso no es posible y la “explicación” del señor Acevedo no hace más que
agregar confusión y poner en riesgo la credibilidad de la firma Gallup
al no poder sustanciar científicamente sus resultados.
¿En
ese escenario podría decirse que los peledeístas acertaron en su
denuncia? No, también perdieron al colocarse por primera vez a la
defensiva en una guerra de encuestas que todos sabemos apenas comienza
... Acevedo “explica”
Todo el mundo sabe que Acevedo ostenta la representación legal de Gallup en el país, pero que al mismo tiempo tiene bajo registro otras razones sociales que se ocupan de lo mismo “para no involucrar” a la firma norteamericana. Sus trabajos --con carácter indistinto, para cualquier uso que sea--, los lleva a cabo con el mismo equipo de empadronadores, similar ficha técnica y estratificación social, igual procesamiento de datosÖ Todo lo mismo, sólo cambia el nombre.
Todo el mundo sabe que Acevedo ostenta la representación legal de Gallup en el país, pero que al mismo tiempo tiene bajo registro otras razones sociales que se ocupan de lo mismo “para no involucrar” a la firma norteamericana. Sus trabajos --con carácter indistinto, para cualquier uso que sea--, los lleva a cabo con el mismo equipo de empadronadores, similar ficha técnica y estratificación social, igual procesamiento de datosÖ Todo lo mismo, sólo cambia el nombre.
Admite
que entre el 08 y el 12 de enero realizó una encuesta de intención de
voto por encargo de una firma privada cuyo resultado fue: Danilo, 57.0;
Abinader, 27.8 por ciento.
“Dos
semanas más tarde --sigue contando Acevedo--, entre el 24 y el 27 del
mismo mes de enero, realizamos la encuesta que ha sido publicada por el
diario Hoy, donde consigna lo siguiente: Danilo Medina, 51.8 por ciento;
Luis Abinader, 35.7 por ciento”.
Lo
primero es que del 12, cuando termina Acevedo de hacer la encuesta que
encargó “la firma privada”, y el 24, cuando dice comenzó la encuesta de
Hoy, no median dos semanas, como dice él sino sólo 10 días hábiles, por
lo que puede decirse que el trabajo fue casi simultáneo.
¿Cabe en alguna lógica que en esos 10 días Danilo pudo descender 5.2 por ciento y Abinader subir 7.9 por ciento?
Lo embarró mucho más...
La explicación que da Acevedo es tan infantil como contradictoria: Dice que “el efecto retardación”, que tuvo mayor impacto en el período navideño --se supone que habla de la Convención del 13 de diciembre--, no se dejó sentir hasta entrado el nuevo año y pasada la euforia estacional”.
La explicación que da Acevedo es tan infantil como contradictoria: Dice que “el efecto retardación”, que tuvo mayor impacto en el período navideño --se supone que habla de la Convención del 13 de diciembre--, no se dejó sentir hasta entrado el nuevo año y pasada la euforia estacional”.
A partir de esa lógica, Danilo debió subir y no bajar, por los repartos navideños. Pero Acevedo lo dice al revés:
Se
produjo, a cambio --teoriza el sociólogo--, un proceso de interacción y
de contagio emocional (Ö) que provocó “cambios actitudinales y
conductuales no predeciblesÖ” ¡Eso está claritoÖ!
ÖVolveré sobre un tema tan interesante y veremos entonces el error de los peledeístas.