El fenómeno político explicado fue muy simple, todos los sabíamos, pero muchos no querían entenderlo. Con los votos prestados del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), el PLD se impuso en el balotaje, tras la crisis política de 1994.
Para el 2000, el Partido Reformista llevó su propio candidato, al Dr. Joaquín Balaguer, quien obtuvo un 24.60% de los votos, y la organización partidaria fundada por Juan Bosch sumó 24.94%, casi igual porcentaje. Se dividieron los votos y el PRD se coló con el Ing. Agron. Hipólito Mejía de candidato presidencial, quien obtuvo el 49.87%, decidiéndose por consenso que no haya segunda vuelta.
Para las elecciones del 2020, el partido gobernante de ese entonces asistió al evento comicial con una profunda división de su principal liderazgo. No se puede ver tan simple el bajo porcentaje logrado por Fernández Reyna, pues el impacto del desprendimiento, el desgaste en el gobierno y situaciones adversas acumuladas, hicieron que el voto de muchos peledeístas se decidiera por el Partido Revolucionario Moderno (PRM) y su candidato presidencial, Lic. Luís Abinader Corona.
Abinader, además fue favorecido con el voto indeciso hasta último momento, que siempre se deja arrastrar por “la ola” que tiene todas las posibilidades de triunfo, máxime si las principales encuestas de prestigio avisan en esa dirección.
El PLD venía de ganar en primera vuelta las elecciones de 2004, 2008, 2012 y 2016, apoyado de sus fuerzas aliadas. Todos esos triunfos fueron posibles debido a su unidad interna y a la integración al gobierno de muchos reformistas y perredeístas, entre otros aliados. Con la división, obtuvo un 37.46% en el 2020, sumando los partidos aliados. En tanto que el PRM y sus aliados se impuso en primera vuelta con el 52.52%.
Como se ha podido apreciar de este análisis, a los perremeístas le podría suceder en el 2024, que no entiendan una posible derrota, pues lograron una votación prestada que esta vez se va a reorganizar en la oposición, y que si se une, será decisiva para sacarlos del poder.
Es cierto que es un análisis a destiempo, pues nada es estático, la política es coyuntural. Desde el Gobierno muchas cosas se pueden hacer y estructurar una maquinaria electoral de opción de poder.
La unidad del peledeísmo, aglutinados en el PLD y la Fuerza del Pueblo (FP), que ahora preside Fernández Reyna, “coincidirá en primera o en una posible segunda vuelta”, por acuerdos oficiales o de forma natural. Eso sucederá como proceso dialéctico en el devenir político en la República Dominicana.