El documental ofrece un recorrido por el detrás de escena de este teatro, considerado como el templo mundial de la sensualidad, por el refinamiento estético de sus coreografías.
El Crazy Horse, fundado en 1951 por Alain Bernardin, es la tercera institución francesa de espectáculos después de la Comédie Française y de la Opéra de París.
Para filmarlo, el célebre documentalista norteamericano Frederik Wiseman se instaló durante 11 semanas en el ambiente de ese cabaret. El resultado es una mirada que abarca desde el espectáculo hasta el negocio, desde el público hasta las preocupaciones financieras de los directores, sin olvidar el estatus ambiguo de sus bailarinas, artistas por un lado, objetos de contemplación por el otro.
Philippe Decouflé y Ali Mahdavi, director y director artístico del Crazy Horse respectivamente, son los protagonistas centrales de este documental.
El teatro de la avenida George V se caracterizó siempre por sus espectáculos de vanguardia, sus mujeres de belleza natural, más estilizadas que voluptuosas, una puesta en escena en apariencia despojada pero de resultado impactante, en la cual las luces y las sombras visten y desvisten a las bailarinas (ver fotos relacionadas).
En el programa del Crazy, los cuadros eróticos están siempre cortados por números tradicionales de cabaret, variedades como magos, ventrílocuos y clowns. En los años 1960, la cantante argentina María Elena Walsh se produjo en estos intervalos del cabaret.
Algunas de las bailarinas del Crazy adquirieron notoriedad, con los nombres artísticos que les puso Bernardin: Lova Moor, Rita Cadillac, Sophia Palladium, Rosa Fumetto, Polly Underground, Diva Terminus.
Entre las artistas invitadas que pasaron por este célebre teatro se cuentan Dita von Teese y Pamela Anderson.