“Si no entendieron cómo subieron, jamás entenderán porqué han bajado”
Ya
lo habíamos escrito en un artículo publicado hace unas cuantas semanas, donde
analizamos la “estrategia del viento” aplicada por el Partido Revolucionario
Dominicano (PRD) y la teoría-praxis basada en el “trabajo inteligente”, con la cual
el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se ha estado manejando en la
presente campaña electoral.
“La
estrategia del viento” consiste en beneficiarse de la fuerte brisa que deja el
malestar en la población cuando las acciones gubernamentales no satisfacen las
aspiraciones personales y colectivas.
En
los meses de mayo hasta noviembre, el gobierno se vio embestido por los
problemas delincuenciales, sonados casos de drogas, el paquetazo fiscal, los
ataques por los reclamos del 4% para educación, el 5% para la UASD y mayor
asignación al poder judicial, mientras las protestas se alzaban por todo el
país.
El
“fuerte viento” del malestar de la población con la gestión del presidente Leonel
Fernández elevó la candidatura presidencial de Hipólito Mejía, a tal punto de
sacarle una ventaja a Danilo Medina de alrededor de 20 puntos porcentuales.
La
dirección de campaña del PRD, durante todo ese período, no hizo más nada que
esperar encuestas y más encuestas para disfrutar de los altos porcentajes que le
daban a su candidato presidencial y celebrar cada publicación que se hacía.
En
el Partido de la Liberación Dominicana basaron sus estrategias de campaña en el
trabajo político “inteligente”, desarrollando una poderosa plataforma virtual
que obligó a los miembros de ese partido a buscar a los electores casa por
casa, contactarlos y luego digitarlos en su sistema de crecimiento electoral.
Combinaron
el trabajo electoral con las actividades de masas en todo el país, movilizando
su maquinaria y activando un poderoso sector externo, con el cual aglutinaban a
cientos de movimientos de apoyo en toda la geografía nacional.
El
candidato del PLD se preocupó desde el principio en unificar su partido y las
direcciones provinciales, antes de hacer los recorridos de masas, para luego
trabajar en la conformación de una gran fuerza de partidos aliados, que
garantizaran de nuevo la constitución del denominado “Bloque Progresista”.
Pero
Faltaba la integración total del gobierno y la maquinaria presidencial a la
campaña. La escogencia de Margarita Cedeño de Fernández, puntera en todas las
encuestas en que se les midió para seleccionar la candidatura vicepresidencial,
vino a complementar el apoyo de los funcionarios gubernamentales.
Es
en ese entonces donde se comienza a trabajar con varios frentes,
procurando primero mejorar la situación del gobierno y lanzar al
presidente Fernández a los
barrios a escuchar a la población, actuando de inmediato ante sus
reclamos,
tomando las medidas correctivas para cambiar la percepción negativa que
se
había forjado sobre él por el trabajo mediático de los voceros del PRD.
El
PLD llegó al mes de diciembre con su candidata vicepresidencial seleccionada,
un fuerte bloque de partidos aliados, un sector externo cada vez más poderoso,
el gobierno sorteando las dificultades que había atravesado y actuando a favor de
la población, y el partido y su candidato recorriendo el país en actividades
proselitistas.
Hipólito
Mejía y el PRD llegan a diciembre todavía sumergidos en la “estrategia del
viento”, cuya fuerte brisa huracanada negativa de los meses de mayo hasta
noviembre había disminuido hasta convertirse en una “suave brisa” agradable,
que ya no hacía daño al gobierno y al candidato oficialista.
Las
encuestas de enero del presente año comenzaron a marcar la tendencia que
prevalece hasta entrado el mes de abril: Danilo Medina subiendo en todas las
mediciones e Hipólito Mejía disminuyendo en las preferencias electorales.
Los
perredeístas reciben un susto y deciden retomar las calles para relanzar a su candidato
y revertir la tendencia negativa que venían acarreando, pero no se dieron cuenta
que ya era muy tarde, pues la estrategia de “trabajo inteligente” del PLD
habían posicionado a su candidato presidencial en una pirámide ascendente que
ni por gravedad ya podrán bajar.
El
PRD y su candidato nunca entendieron cómo subieron. Ahora se les hace difícil
comprender porqué han bajado en las preferencias electorales de las principales
encuestas de prestigio que se están realizando en la República Dominicana.