A BAÑARSE EN LA PLAYA SALADILLAS: Verdades y mentiras sobre playa Saladillas
Por David Ramírez.
Durante la segunda guerra
mundial, Joseph Goebbels, uno de los principales oradores nazis, que por
su mesiánica retórica fue llamado por los aliados como “el evangelista
del nazismo”, dijo una vez que una mentira mil veces repetida….se
transforma en verdad.
La mentira, como herramienta de
comunicación, ha sido utilizada a lo largo de los años para manipular a
las masas. En medio de esta situación, los comunicadores nos encontramos
siempre tratando de dilucidar donde comienza la verdad y termina la
mentira.
Recientemente escuché, en un
programa de radio vespertino de la ciudad, a un supuesto analista
político y abogado (un individuo al que puedo apostar que nunca ha leído
una obra de Maquiavelo, Engel o Marx), afirmando sin rubor, que la
playa Saladillas estaba contaminada y que puede representar riesgos para
la salud de los bañistas, debido a que las aguas están contaminadas con
excretas humanas; las cuales pueden contener agentes patógenos, según
él, causantes de infección y enfermedades que pueden llevar al bañista a
la muerte.
Para apoyarse en su tesis, este
comentarista radial puso como evidencia las afirmaciones de una bióloga
marina que supuestamente analizó las aguas de la playa y cuyos
resultados arrojó que las aguas residuales de la abandonada planta de
tratamiento estaban contaminando Saladillas con microorganismos
patógenos (contaminación fecal humana), y que la presencia masiva de
erizos era un indicador claro de su alto nivel de contaminación.
Semejante revelación desde el
principio la tomé con mucha incredulidad y escepticismo, sin embargo
decidí llamar por teléfono al Viceministro de Medio Ambiente en la
ciudad, ingeniero Américo Livent Espinosa, para indagar si eran cierta o
incierta, lo cual confirmó mis sospechas; ninguna bióloga ha visitado
playa Saladillas para tomar muestra de sus aguas ni existen evidencias
científicas de su contaminación.
La pregunta es ¿De donde salió
semejante mentira? ¿Quién o quienes pagaron a esa bióloga para que
tomara muestra del agua de la playa? Luego que la playa fuera rescatada
por el pueblo ¿por qué apareció ahora y no ante? ¿ A qué intereses
económicos representa la supuesta bióloga? ¿Donde están los resultados
de sus análisis que indican la supuesta contaminación de la playa
Saladillas con materia fecal? Reto a cualquiera para que me las
presente.
La única verdad que conozco es
que los inversionistas criollos y extranjeros que querían robarse la
playa tenían la esperanza de abrir en enero de este año un hotel de
lujo. ¿Entonces, para que se molestarían esos inversionistas invertir
millones de dólares en construir una infraestructura hotelera en una
playa seriamente contaminada con materia fecal?
Si las aguas de Saladillas se
encuentran llena de microbios y es un peligro para la salud humana ¿Por
qué existen grandes empresarios y familia de Barahona como los Hazoury,
Lagares y Khoury, buscando apoderarse de esta playa?
Cuán equivocados están al pensar
que Barahona vive todavía en los tiempos de la oscuridad y la
ignorancia, en la época que todos los ciudadanos creían en cada una de
las mentiras que se esparcían para manipularlo. Olvidan que las mentiras
sobre playa Saladillas es el equivalente hoy en día a las mentiras de
“La mujer del algodón” y la del “viejito con un saco al hombro para
convertir los niños en velas”.
Esos ciudadanos, en vez de
propagar mentiras y especulaciones, deberían integrarse a la lucha para
que Barahona tenga una nueva planta de tratamiento de aguas residuales,
(porque la vieja y abandonada está obsoleta), para evitar que la materia
fecal y las aguas negras dejen de correr por las cunetas en muchos
barrios de la ciudad.
Exhorto a todo el quiera bañarse
en la playa Saladillas que lo haga sin temor alguno, disfruten sus
aguas cristalina y arena blanca. Pero también invito a todas aquellas
personas, que dicen tener pruebas científicas que dicha playa está
contaminada, (no especulativas ni basada en suposición personal), que
las presenten publicamente.
Si no las tienen, entonces saber callar es una prueba de sabiduría.