LA DIVINA COMEDIA
El libro más extraordinario, después de
La Biblia. "La Divina Comedia", de Dante Alighieri, obra escrita entre
los años 1304 al 1314. Poema épico que describe el infierno, el
purgatorio y el paraíso, narrados de forma magistral por el genio del
poeta italiano de Florencia.
Divina Comedia/Tomado de Wikipedia
La Divina Comedia (en italiano: Divina Commedia) es un poema épico escrito por Dante Alighieri. Se desconoce la fecha exacta en que fue escrito aunque las opiniones más reconocidas aseguran que el Infierno pudo ser compuesto entre 1304 y 1307 o 1308, el Purgatorio de 1307 o 1308 a 1313 o 1314 y por último, el Paraíso de 1313 o 1314 a 1321,
fecha del fallecimiento del poeta. Se considera por tanto que la
redacción de la primera parte habría sido alternada con la redacción del
Convivium y De Vulgari Eloquentia, mientras que De Monarchia
pertenecería a la época de la segunda o tercera etapa, a la última de
las cuales hay que atribuir sin duda la de dos obras de menor empeño: la
Cuestión del agua y la tierra y las dos églogas escritas en respuesta a sendos poemas de Giovanni del Virgilio.
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Características
Dante Alighieri llamó sencillamente Commedia a su libro, pues, de acuerdo con el esquema clásico, no podía ser una tragedia, ya que su final es feliz. Se ha añadido el adjetivo "divina" en publicaciones sucesivas, después del año 1500.
El libro suele presentarse actualmente con un gran cuerpo de notas
que ayudan a entender quiénes eran los personajes mencionados. Estos
comentarios incluyen interpretaciones de las alegorías o significados místicos que contendría el texto, que otros prefieren leer como un relato literal. Esta tendencia se acentuó en el siglo XX entre los exégetas y críticos de la Divina comedia,
muchos de los cuales sostienen que Dante narró una historia en el mundo
material de ultratumba tal como se lo concebía en su tiempo.[cita requerida]
Miguel Asín Palacios, por otra parte, destacó la importancia de la escatología musulmana en la estructura del Infierno dantesco.1
La Divina Comedia se considera una de las obras maestras de la literatura italiana y universal. Numerosos artistas de todos los tiempos crearon ilustraciones sobre ella; destacan entre ellas las de Botticelli, Gustave Doré, Dalí, William Adolphe Bouguereau y recientemente Miquel Barceló. Dante Alighieri la escribió en dialecto toscano, matriz del italiano actual el cual se usó entre los siglos XI y XII.
Estructura
Cada una de sus partes, o cánticas (Infierno, Purgatorio y Paraíso), está dividida en cantos, a su vez compuestos de tercetos.
El poema se ordena en función del simbolismo del número tres, que evoca la trinidad sagrada, el Padre, el Hijo y Espíritu Santo, el equilibrio y la estabilidad, y el triángulo. El poema cuenta con tres personajes principales, Dante, que personifica a la humanidad, Beatriz, que personifica la fe, y Virgilio, que hace otro tanto con la razón. La estrofa por su parte está compuesta por tres versos, y cada una de las cánticas cuenta con treinta y tres cantos, excepto el Infierno que tiene treinta y cuatro, de manera que la obra completa se compone de cien cantos. Se usa un tipo de rima original, la "terza rima":
- Nel mezzo del cammin di nostra vita
- mi ritrovai per una selva oscura,
- ché la diritta via era smarrita.
- Ahi quanto a dir qual era è cosa dura
- esta selva selvaggia e aspra e forte
- che nel pensier rinova la paura!
Dante también utiliza el número diez como cabalístico como número pitagórico,
que vemos en los cien cantos de la comedia, compuestos por los treinta y
tres de cada reino, más el de introducción. También se puede apreciar
la importancia decimal en los diez niveles del infierno, que son nueve
círculos más el anteinfierno, donde se encuentran los ignavi, es decir, los indiferentes.
La estructura matemática de la Divina comedia, por otra parte,
es mucho más compleja de lo que aquí se esboza. El poema puede leerse
según los cuatro significados que se atribuyen a los textos sagrados: literal, moral, alegórico y anagógico. En este poema, Dante hace gala además de un gran poder de síntesis que es característico de los grandes poetas.
La estructura también afecta a los registros lingüísticos: en el
infierno se utiliza un lenguaje vulgar, el texto del "Purgatorio" está
lleno de citas bíblicas y el del "Paraíso", de himnos y cantos
litúrgicos.
Infierno
La primera parte narra el descenso del autor al Infierno, acompañado por el poeta latino Virgilio, autor de la Eneida, a quien Dante admiraba. Acompañado por su maestro y guía, describe al infierno
que tenía una forma de un cono con la punta hacia abajo y los nueve
círculos que poseía en los que son sometidos a castigo los condenados,
según la gravedad de los pecados cometidos en vida, en el último círculo
"judesco", Dante describe que había una especie de palacio en el cual
se hallaban los que traicionaban a sus bienhechores y allí se encontraba
Lucifer, él lo describe como un demonio de tres cabezas y dentro de la boca de la principal se hallaba Judas, al cual mordía con sus filosos colmillos como un juguete, mientras este gritaba de dolor.
Dante encuentra en el Infierno a muchos personajes antiguos, pero
también de su época, y cada uno de ellos narra su historia brevemente a
cambio de que Dante prometa mantener vivo su recuerdo en el mundo; cada
castigo se ajusta a la naturaleza de su falta y se repite eternamente.
Es particularmente recordada la historia de Paolo y Francesca, amantes adúlteros que se conocieron al leer en el libro de Lanzarote, los amores de la reina Ginebra
y esta persona, que fue motivo de inspiración y homenaje por poetas
románticos y contemporáneos, así como la historia del conde Ugolino da Pisa, el último viaje de Ulises,
tránsito por el bosque de los suicidas, la travesía del desierto donde
llueve el fuego y la llanura de hielo de los traidores, estos últimos,
considerados los peores pecadores entre todos.
Purgatorio
En esta segunda parte, Dante y Virgilio atraviesan el Purgatorio,
una montaña de cumbre plana y laderas escalonadas y redondas,
simétricamente al Infierno. En cada escalón se redime un pecado, pero
los que lo redimen están contentos porque poseen esperanza. Dante se va
purificando de sus pecados en cada nivel porque un ángel en cada uno le
va borrando una letra de una escritura que le han puesto encima. Allí
encuentra a famosos poetas, entre ellos a Publio Papinio Estacio, autor de la Tebaida.
Esta parte comienza propiamente con la salida Infierno a través de la natural burella. Dante y Virgilio llegan así al hemisferio sur
terrestre (que se creía por completo bajo las aguas), donde en medio de
las aguas se halla la montaña del Purgatorio, creada con la tierra
utilizada para crear el abismo del Infierno, cuando Lucifer fue expulsado del Paraíso tras rebelarse contra Dios. Tras salir del túnel llegan a una playa, donde encuentran a Catón el Joven,
que se desempeña como guardián del Purgatorio. Teniendo que emprender
el ascenso de la empinada montaña, que resulta imposible escalar, es tan
empinada que Dante tiene que preguntar a algunas almas cuál es el
pasaje más cercano; pertenecen al grupo de los negligentes, los muertos
en estado de excomunión, que viven en el Ante-purgatorio. Un personaje notable de este lugar es Manfredo de Sicilia.
Junto a los que por pereza tardaron en arrepentirse, los muertos
violentamente y a los principios negligentes, de hecho, esperan el
tiempo de purificación necesario para poder acceder al Purgatorio
propiamente dicho. En la entrada del valle donde se encuentran los
principios negligentes, Dante, siguiendo las indicaciones de Virgilio,
pide indicaciones a un alma que resulta ser el guardián del valle, un
compatriota de Virgilio, Sordello, que será su guía hasta la puerta del Purgatorio.
Tras llegar al final del Antepurgatorio,
tras un valle florecido, los dos cruzan la puerta del Purgatorio, que
custodia un ángel con una espada de fuego, que parece tener vida propia.
Está precedido por tres jardines, el primero de mármol blanco, el segundo de una piedra oscura y el tercero y último de pórfido rojo. El ángel, sentado en el solio de diamante y apoyando los pies en el escalón rojo, marca siete "p" en la frente de Dante y abre la puerta con dos llaves, una de plata y otra de oro, que San Pedro le dio, y los dos poetas se adentran en el segundo reino.
El Purgatorio se divide en siete cornisas, donde las almas expían sus
pecados para purificarse antes de entrar al Paraíso. Al contrario del
Infierno, donde los pecados se agravan a medida que se avanza en los
círculos, en el Purgatorio la base de la montaña, es decir la cornisa I,
alberga a quienes padecen las culpas más graves, mientras que en la
cumbre, cerca del Edén,
se encuentran los pecadores menos culpables. Las almas no son
castigadas para siempre, ni por una sola culpa, como en el primer reino,
pero expían una pena equivalente a los pecados durante la vida.
En la primera cornisa, Dante y Virgilio encuentran a los orgullosos,
en la segunda a los envidiosos, en la tercera a los iracundos, en la
cuarta a los perezosos, en la quinta a los avaros y a los pródigos. En
esta encuentran el alma de Cecilio Estacio tras un terremoto y un canto Gloria in excelsis Deo.
En vida este personaje fue en exceso pródigo. Tras años de expiación
siente el deseo de guiarlos hasta la cumbre, a través de la sexta
cornisa, donde expían sus culpas los golosos, que lucen delgadísimos, y
la séptima, donde se encuentran los lujuriosos, envueltos en llamas.
Dante recuerda que Estacio se convirtió gracias a Virgilio y a sus
obras, en particular la Eneida y las Bucólicas,
que le mostraron la importancia de la fe cristiana y el error de su
vicio. En ese sentido, Virgilio lo iluminó permaneciendo él en la
oscuridad. Virgilio fue un profeta sin saberlo, pues llevó a Estacio a
la fe pero él, pudiendo tan solo entreverla, no pudo salvarse, y deberá
habitar hasta la eternidad en el Limbo. En la séptima cornisa, los tres
tienen que atravesar un muro de fuego, tras la cual hay una escalera,
por la que se entra al Paraíso terrestre. Dante se muestra asustado y es
confortado por Virgilio. Allí, donde vivieron Adán y Eva
prima del pecado, Virgilio y Dante tienen que despedirse, porque el
poeta latino no es digno de conducirlo en el Paraíso. Pero Beatriz sí.
Aquí Dante se encuentra con Santa Matilde, la personificación de la felicidad perfecta, precedente al pecado original, que le muestra los dos ríos, Lete, que hace olvidar los pecados, y Eunoe,
que devuelve la memoria del bien realizado, y se ofrece a reunirlo con
Beatriz, que pronto llegará. Beatriz le llama severamente la atención a
Dante y después le propone verla sin el velo. El poeta, por su parte,
busca a su maestro Virgilio, que ya no se encuentra con él. Tras beber
las aguas del Lete y del Eunoe, que hacen olvidar las cosas malas y
recordar las buenas, el poeta sigue a Beatriz hacia el tercer y último
reino, el del Paraíso.
Paraíso
Libre de todo pecado, Dante puede ascender al Paraíso, lo que hace
junto a Beatriz en condiciones que desafían las leyes físicas,
encadenando milagros,
lo cual es más bien natural dado el lugar en el cual se desarrolla el
poema. Dentro del recorrido será de hecho de gran importancia que el
nombre de Beatriz signifique "dadora de felicidad" y "beatificadora",
pues en esta sección de la Comedia ella releva a Virgilio en la función
de guía. En efecto, a través de este personaje, el autor expresa en los
treinta y tres cantos de la sección varios razonamientos teológicos y filosóficos de gran sutileza.
Sin embargo, el poeta expresa desde un principio la gran dificultad que significa transmitir el recorrido emocional y físico de trashumanar, es decir ir más allá de las condiciones de la vida terrena. Sin embargo, confía en el apoyo del Espíritu Santo (el buen Apolo)
y en el hecho de que pese a sus falencias, su esfuerzo descriptivo será
emulado y continuado por otros (canto I, 34). En la introducción del
canto II, el autor reitera que para entender las alegorías de la obra es indispensable tener de antemano muy amplios conocimientos en las materias que se van a tratar (II, 1-15).
El Paraíso está compuesto por nueve círculos concéntricos, en cuyo centro se encuentra la tierra. En cada uno de estos cielos,
en donde se encuentra cada uno de los planetas, se encuentran los
beatos, más cercanos a Dios en función de su grado de beatitud. Pero las
almas del Paraíso no están mejor unas que otras, y ninguna desea
encontrarse en mejores condiciones que las que le corresponden, pues la
caridad no permite desear más que lo que se tiene (II, 70-87). De hecho,
a cada alma al nacer Dios le dio cierta cantidad de gracia según
criterios insondables, en función de los cuales gozan aquellas de los
diferentes grados de beatitud. Antes de llegar al primer cielo el poeta y
Beatriz atraviesan la Esfera de fuego.
En el primer cielo, que es el de la Luna, se encuentran quienes no cumplieron con sus promesas (Angeli), como la madre de Federico II, Constanza I de Sicilia. En el segundo, el de Mercurio,
residen quienes hicieron el bien para obtener gloria y fama, pero no
dirigiéndose al bien divino (Arcangeli). En el tercero, de Venus, se encuentran las almas de los "espíritus amantes" (Principati). En el cuarto, del Sol, los "espíritus sabios" (Potestà). En el quinto, de Marte, los "espíritus militantes" de los combatientes por la fe (Virtù). En el sexto, de Júpiter, los "espíritus gobernantes justos" (Dominazioni).
En el séptimo cielo, de Saturno, de los "espíritus contemplativos" (Troni),
Beatriz deja de sonreír, como lo había hecho hasta entonces. Desde ese
punto en adelante su sonrisa desaparece, pues por la cercanía de Dios su
luminosidad resultaría imposible de contemplar. En este último cielo
residen los "espíritus contemplativos". Desde allí Beatriz eleva a Dante
hasta el cielo del las estrellas fijas,
donde no están más repartidos los beatos, sino las "almas triunfantes",
que cantan en honor a Cristo y María, a quien Dante alcanza a ver.
Desde ese cielo, además, el poeta observa el mondo debajo de sí, los
siete planetas, sus movimientos, y la Tierra, muy pequeña e
insignificante en comparación con la grandeza de Dios (Cherubini).
Antes de continuar Dante debe sostener una especie de "examen" de Fe,
Esperanza, Caridad, por parte de tres profesores particulares: San Pedro, Santiago y San Juan. Por lo tanto, después de un último vistazo al planeta, Dante y Beatriz ascendieron al cielo, el Primo Mobile o Cristallino, el cielo más externo, origen del movimiento y del tiempo universal (Serafini).
En este lugar, tras levantar la mirada, Dante ve un punto muy
luminoso, rodeado por nueve círculos de fuego, girando alrededor de
ella; el punto, explica Beatriz, es Dios, y a su alrededor se mueven los
nueve coros angelicales, divididos por cantidad de virtud. Superado el
último cielo, los dos ascienden a el Empíreo, donde se encuentra la "rosa de los beatos", una estructura en forma de anfiteatro, en el cual, sobre la grada más alta está la Virgen María. Aquí, en la inmensa multitud de los beatos, están los más grandes de los santos y las figuras más importantes de la Biblia, como San Agustín, San Benito de Nursia, San Francisco, y también Eva, Raquel, Sara y Rebeca.
Desde aquí Dante observa finalmente la luz de Dios, gracias a la intervención de María a la cual San Bernardo
(guía de Dante de la última parte del viaje) había pedido ayuda para
que Dante pudiese ver a Dios y sostener la visión de lo divino,
penetrándola con la mirada hasta que se une con él, y viendo así la
perfecta unión de toda la realidad, la explicación de toda la grandeza.
En el punto más central de esa gran luz Dante ve tres círculos, las tres
personas de la Trinidad,
el segundo del cual tiene imagen humana, signo de la naturaleza humana,
y divina al mismo tiempo, de Cristo. Cuando trata de penetrar aún más
el misterio su intelecto flaquea, pero en un excessus mentis3
su alma es tomada por la iluminación, la armonía que se da la visión de
Dios, en el canto XXXIII (145), del amor que mueve el sol y las otras
estrellas (L'amor che move el sole e l'altre stelle).
Véase también: Anexo:Personajes del Paraíso.
Traducciones
La Divina Comedia ha tenido múltiples traducciones en varias épocas a múltiples lenguas. Cabe destacar:
- Antoine de Rivarol (1753-1801) y Lamennais (1782-1854) hicieron sus respectivas traducciones al francés.4 5
- Henry Wadsworth Longfellow (1807-1882) fue el primer estadounidense en traducirla al inglés, completando su obra en 1867.6
- Giovanni Peterlongo (1856–1941) la ha traducido al esperanto.7
- Mons. Pádraig de Brún (1889-1960) logró una versión en gaélico irlandés, publicada póstumamente.8
- La primera traducción al latín fue la de Giovanni Bertoldi da Serravalle, obispo de Fermo y de Fano, durante el Concilio de Constanza. La traducción se culminó en 1417 y su primera impresión recién en 1891.9
- Mihály Babits (1883-1941) hizo la primera traducción al húngaro entre 1913 y 1923.
- El estadista argentino Bartolomé Mitre (1821-1906) hizo una traducción al castellano.10
Referencias
- ↑ Asín Palacios, Miguel, La escatología musulmana en la "Divina Comedia". Seguida de Historia y crítica de una polémica, Madrid, Ediciones Hiperión, 1984 (1ª ed. RAE, 1919), ISBN 84-7517-131-1.
- ↑ «The Museeums of Florence: Mosaico que representa el Juicio Final» (en inglés). Baptistery. Consultado el 18 de septiembre de 2011. «Detail of the ceiling - Mosaic XIIth century, Image 2 of 14».
- ↑ "...éxtasis que viene a la mente y se llega a una auto-mejora" (T. Di Salvo, Paradiso, Zanichelli, 1988, p. 622)
- ↑ Dante Alighieri (traducción de Lamennais). La Divine Comédie.
- ↑ Dante Alighieri (traducción de Antoine Rivaroli). Wikisource. ed. La Divine Comédie.
- ↑ Dante Alighieri (traducción de Henry Wadsworth Longfellow). Wikisource. ed. The Divine Comedy.
- ↑ Dante Alighieri, La Divina Commedia-La dia komedio. Testo esperanto a fronte (traducción di Giovanni Peterlongo), SIEI, 1980.
- ↑ Dainté Ailígiéiri (trad. de Pádraig de Brún) (1997). An Clóchomhar. ed. An Choiméide Dhiaga. pp. 380 p..
- ↑ Fratris Johannis de Serravalle translatio et comentum totius libri Dantis Aldigherii cum textu italico fratris Bartholomæi a Colle eiusdem ordinis nunc primum edita, a cura di Marcellino da Civezza M.O. e Teofilo Domenichelli M.O., Prato, Giachetti, 1891, 3 volumi.
- ↑ La Divina Comedia traducida por Mitre