Respuesta a Rosario Espinal
Vinicio A. Castillo Semán
viniciocastilloseman@gmail.com/Tomado de Listin Diario
El miércoles pasado la distinguida politóloga Rosario Espinal asumió posiciones públicas muy variadas. En declaraciones dadas al Diario Libre, acusó a Miguel Vargas Maldonado de tener secuestrado el PRD, expresando que es el presidente legal pero no “legítimo” de ese partido, con lo cual se descubrió ante la opinión pública como lo que realmente fue en este proceso electoral, una activista pepehachista que opinaba desde la “sociedad civil” con el objetivo de llevar a la presidencia al hombre que descuartizó este país desde el gobierno en el período 2000-2004.
La desesperación que ha llevado a la politóloga Espinal a asumir públicamente su adherencia pepehachista, no es más que el reflejo del cambio sustancial que se ha operado a lo interno del PRD luego de la derrota del 20 de mayo, cuya manifestación más evidente es la victoria obtenida en la Cámara de Diputados, con la votación mayoritaria en el bloque del PRD en favor de Vargas Maldonado y su delfín, el Diputado Ruddy González.
La respuesta de quien esto escribe, sin embargo, no tiene por objeto el tema interno del PRD, que finalmente es un tema de los perredeistas, sino su artículo aparecido en el periódico Hoy, en el que aborda la actual Constitución de la República, a la que ella denomina “de Leonel Fernández”, haciendo un esfuerzo absurdo de restarle méritos en base a la diferenciación ideológica entre “conservadores” y “liberales”, de la que ella pretende ser una gran exponente.
Con respecto al tema de la reelección presidencial, que ha sido un eje histórico de la lucha entre conservadores y liberales, paradójicamente la Dra. Espinal no reconoce ningún mérito a Leonel Fernández y a Miguel Vargas Maldonado (los conservadores), al aprobar la no reelección en la actual Constitución, al tiempo que calla el enjuiciamiento sobre el “liberal” Hipólito Mejía, quien en el año 2002, valiéndose de malas artes, logró restaurar la reelección consecutiva, abolida en la reforma del año 1994.
En su artículo del periódico Hoy reafirmando su defensa del aborto, la politóloga Espinal trata de manipular a la opinión pública satanizando el artículo 30 de la Constitución, citando el caso de “Esperancita” como exponente del falso debate o dilema entre la vida de la madre y la de su hijo en gestación.
Es un falso debate, fomentado por los que promueven el aborto como una bandera de los “liberales” porque nadie en su sano juicio sostiene que no se pueda salvar la vida de la madre, si para ello médicamente es imprescindible que se pierda la de su hijo en gestación.
El artículo 30 de la Constitución en modo alguno castiga o limita a los médicos que son los que tendrían, desde el punto de vista científico, la última palabra de qué hacer en casos como el de Esperancita. Y para eso nadie tiene que ponerse etiqueta de liberal o conservador; simplemente amar y respetar la vida como un derecho fundamental, tanto de la madre como del hijo que está en su vientre.
La politóloga Espinal, para completar su dossier de cuáles son las posiciones “liberales” y cuáles las “conservadoras”, asume la defensa de la haitianización del país fustigando la “Constitución de Leonel” en su artículo 18, expresando: “El Art. 18 sobre la nacionalidad representa para la República Dominicana un gran reto nacional e internacional. Niega la nacionalidad a los hijos de emigrantes indocumentados nacidos en el territorio dominicano. Pero resulta que República Dominicana ha permitido por décadas una migración masiva de haitianos para el trabajo por bajo salario en la agricultura y la construcción. Muchos de esos inmigrantes que quedan en el país y procrean, pero sus hijos, nietos, biznietos y tataranietos nacidos en la República nunca tendrán derecho de ser dominicanos, según la Constitución del 2010. ¿Qué harán con ellos las huestes conservadoras, los lincharán?”
El intento de manipulación de la politóloga Espinal no puede ser más evidente y falsa. Esos inmigrantes a que se refiere, según la Constitución de Haití, son ciudadanos haitianos; por lo tanto, no son apátridas. Conforme a la jurisprudencia constante de la anterior Suprema Corte de Justicia con la anterior Constitución, los hijos de ilegales no adquirían la nacionalidad dominicana por el hecho de nacer en nuestro territorio.
Es absolutamente falso que esos inmigrantes no puedan adquirir la residencia o nacionalidad dominicana, conforme a nuestras leyes. Lo pueden hacer y solicitar por las vías institucionales, como se hace en todos los países del mundo cuando se tiene mucho tiempo de residencia y a través de un proceso de regularización, que es lo que está pretendiendo hacer la actual Dirección de Migración.
Obviamente, lo que quieren las potencias y los dominicanos como la Dra. Espinal, que defienden el proceso de haitianización de República, es simple y llanamente que se le dé la nacionalidad dominicana, con nombres y apellidos falsos, al más del millón de haitianos ilegales que tenemos en el país.
Si estar en contra de eso, defender la nacionalidad dominicana, estar contra el aborto y en contra del “liberal” Hipólito Mejía y su grupo PPH, es pertenecer a las huestes “conservadoras”, vivan los conservadores.